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Cambio climático

¿Podrá seguir viviendo la gente en Baleares en 250 años?

Las zonas más bajas, como buena parte de los humedales de S’Albufera (Mallorca), Ses Salines (Ibiza y Formentera) o el puerto natural de Mahón, podrían verse anegadas

¿Podrá seguir viviendo la gente en Baleares en 250 años? iStock

¿Qué será de Baleares dentro de 250 años? La pregunta, que puede parecer propia de un relato de ciencia ficción, empieza a abrirse paso entre oceanógrafos, geólogos y climatólogos.

A medio camino entre la proyección científica y la inquietud cultural, el debate se enmarca en el contexto del cambio climático, el ascenso del nivel del mar y la evolución de los ecosistemas insulares del Mediterráneo.

Aunque no hay una única respuesta, algunas hipótesis comienzan a perfilarse. Los datos actuales apuntan a que, de seguir el ritmo de calentamiento global, el mar Mediterráneo podría subir entre 50 centímetros y un metro en los próximos dos siglos y medio.

¿Suficiente para borrar del mapa las islas de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera? No exactamente. Pero sí lo bastante como para transformar radicalmente su geografía.

Las casetas tradicionales de pescadores que plagan el litoral baleariStock

Un archipiélago cambiante

Las Baleares son islas montañosas, lo que significa que su elevación las protege -al menos en parte- de una desaparición total. Sin embargo, las zonas más bajas, como buena parte de los humedales de S’Albufera (Mallorca), Ses Salines (Ibiza y Formentera) o el puerto natural de Mahón, sí podrían verse anegadas.

En Formentera, por ejemplo, una isla con una cota media más baja, los efectos serían especialmente visibles: playas como Illetes o Migjorn podrían desaparecer o reducirse drásticamente.

Además del nivel del mar, la erosión, el agotamiento de los acuíferos, la acidificación marina y el aumento de la temperatura podrían transformar radicalmente la vida en el archipiélago. Especies autóctonas que hoy son iconos -como la posidonia oceánica- podrían desaparecer, lo que conllevaría el colapso de los ecosistemas costeros tal como los conocemos.

Varios peces nadan sobre praderas de posidonia, protegidas en BalearesiStock

¿Y la vida humana?

Más allá de la geografía, también está en juego la habitabilidad de las islas. ¿Podrá seguir viviendo gente aquí dentro de 250 años? Según diversos estudios, todo dependerá de cómo se gestione la sostenibilidad en el corto y medio plazo.

El riesgo no está tanto en la desaparición física del territorio, sino en la inviabilidad de vivir en él si escasea el agua dulce, se dispara el calor extremo o se pierden los recursos básicos.

El turismo de masas, que hoy constituye el principal motor económico, podría no ser viable en un escenario climático extremo. Algunos expertos ya especulan con una posible "desurbanización" de ciertas zonas costeras o con la necesidad de crear infraestructuras flotantes o elevadas para mantener la vida en el litoral.

'Escacs' en es Caló, en la isla de FormenteraiStock

Ciencia, pero también identidad

La cuestión no es solo física. ¿Seguirán existiendo las Baleares como cultura, como lengua, como comunidad? Para muchos menorquines, mallorquines, ibicencos y formenterenses, la isla no es solo territorio, sino identidad.

Si esa identidad se ve desarraigada por fenómenos climáticos, migraciones forzosas o transformaciones económicas radicales, el riesgo es doble: perder la tierra y perder también la historia cultural.

Un futuro aún en disputa

La ciencia no es concluyente. Muchos de los escenarios más extremos se basan en la inacción climática total. Si se toman medidas -y se toman de inmediato-, las islas podrán adaptarse. Pero el interrogante está abierto, y es más actual de lo que parece: ¿cómo se prepara un pueblo insular para un siglo de incertidumbre?