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Trapero,#BuenoPuesMoltBéPuesAdiós

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Forn y Trapero tienen que dimitir o ser cesados de inmediato. No porque haya habido un atentado en Barcelona, cuya gestión ahora debe ser analizada minuciosamente para evitar el error que llevó al atentado. Y decimos error, porque cuando se llega a cometer, es porque ha habido algún fallo. Sin más. Pero los únicos responsables del atentado son quienes lo perpetraron. Nosotros no vamos a acusar a ningún gobierno, cosa que no sucedió un 11 de marzo en España, pero que tampoco ha sucedido en Cataluña, en donde desde el separatismo se ha llegado a acusar al Estado.

Forn (recientemente nombrado consejero de Interior porque Jané dimitió ante la deriva sediciosa del gobierno) y Trapero (el Mayor de los Mozos, que toca la guitarra en las fiestas de Rahola en Cadaqués y cobra más que el presidente del gobierno) tienen que dimitir por dos motivos que hacen incompatible su presencia en un gobierno democrático:

Primero, mintieron desde el principio. Cuando en las redacciones sabíamos que había diez muertos al menos, el señor Forn compareció y dijo que había uno. Querían rebajar la importancia de lo que acababa de suceder. Pero es que además Trapero, en rueda de prensa que tuvo lugar a las 11 de la noche del 17 de agosto, descartaba que pudiera haber otro “atentado inminente”. Minutos después sucedía lo de Cambrils: “No prevemos que pueda haber otro ataque de forma inminente”, señaló. Mintió también cuando negó que se había impedido el paso a la Guardia Civil a las ruinas de Alcanar, como confesó el portavoz de los Mossos, Alberto Oliva, en entrevista concedida a RAC1 el 25 de agosto. Después llegaría la gran mentira: la del informe de la CIA que han negado y que fue real.

No nos vamos a extender en eso, porque ya saben todos ustedes de qué se trata: la CIA alertó el 25 de mayo de 2017 a los Mossos de un posible atentado en Las Ramblas en verano. Trapero y Forn lo negaron. Puigdemont, también. Tres veces. Finalmente, cuando El Periódico, en un magnífico ejercicio periodístico, publica la noticia de la nota de la CIA, convocaron una bochornosa rueda de prensa para no desmentirlo y confesar que era cierto.

Segundo. Forn y Trapero, y esto ha pasado más desapercibido, son quienes se deberían de ocupar de velar por el cumplimiento del orden y de la Ley y los derechos de las personas en Cataluña. Por eso mismo mandan sobre los que, legalmente y para defender a los ciudadanos, portan armas. De ahí que sea de una especial gravedad que hayan sido estos dos los que han señalado al director de El Periódico, Enric Hernández. Es más, han señalado lo mal que les ha venido la publicación, pero no su falsedad. De hecho, no se han querellado. Que es lo que haría un cargo público consecuente con sus palabras. A raíz del señalamiento de estos dos, se ha abierto una campaña de desprestigio contra un medio de comunicación y sus profesionales, absolutamente impresentable. Hay alcaldes que han retirado la suscripción del diario, y han sido objeto de una persecución e incluso amenazas de muerte en las redes.

Sólo por esto deberían estar en su casa.