Viajar Otoño
El destino español que casi nadie visita y que en otoño es un sueño de arena y mar
No hace falta volar lejos para sentir que el verano sigue muy vivo
Fuerteventura pide ser explorada tranquilamente cuando llega el otoño. La más antigua del Archipiélago revela en estas fechas un panorama de lavas, playas y aldeas donde todavía se oye el viento que la popularizó entre los surfistas. Esa personalidad siempre sobria, junto con su clima, transforman a la isla en una escapada ideal para quienes desean sol, tranquilidad y cultra lejos de la multitud veraniega.
En la costa del oeste de la isla, Aguas Verdes ofrece una de esas experiencias que realmente hacen que valga la pena el viaje. Entre las losas de lava, se forman charcas que, con la marea y el momento adecuado, crean un recorrido natural donde nadar se convierte en placer. Es aconsejable llegar con tiempo, ya que el oleaje puede inundar la zona durante la pleamar, y la seguridad siempre debe ser lo primero. A solo unos kilómetros, Ajuy revela otra faceta del territorio insular, con acantilados de basalto y un sendero que conduce a cuevas protegidas, reconocidas como Monumento Natural desde los años ochenta.
Al norte, las lagunas de El Cotillo ofrecen una imagen más agradable. Las mareas crean piscinas naturales de agua turquesa sobre arena muy blanca y los visitantes han construido pequeños refugios de piedra que alivian el viento. Quien opte por caminar puede seguir la orilla hasta calas casi desiertas en esta temporada, con un compás de jornada que invita a leer, bucear con gafas o simplemente observar.
Si el mapa se deslpaza hacia el sur, el Parque Natural de Jandía se revela como un desierto que se encuentra con el océano. La imagen más emblemática es Cofete, con kilómetros de playa salvaje roedeada de montañas que se precipitan al mar. La península está casi completamente protregida, lo que se refleja en la escasez de construcciones, la sensación de estar en un límite y en los cielos depejados que, al caer la noche, nos regalan constelaciones que se pueden ver a simple vista.
Pero es que además, la temporada de otoño trae consigo una ventaja extra, y ees que las temperaturas rondan los veinte grados durante el día, el viento suele ser más sueave y el agua mantiene una temperatura agradable. Esta suavidad hace que no sea necesario planificar demasiado y permite disfrutar de paseos, terrazas y rutas.
Fuerteventura desde el interior
Betancuria, la antigua capital fundada a principios del siglo XV, conserva un casco histórico pequeño pero muy bien cuidado en un valle que en su día ofrecía refugio contra las incursiones de los corsarios. La iglesia de Santa María recuerda la importancia religiosa de la localidad y sirve como punto de partida para descubrir ermitas, conventos y museos que narran la vida en la isla antes del turismo.
La gastronomía es otro de los fuertes que tiene la Isla, con el queso hecho con leche de cabra como principal sello de indentidad y ganador de premios nacionales e internacionales. También encontramos recetas que cruzan territorios y memorias, como las papas arrugadas con mojo o el cabrito guisado. Aquellos que disfrutan de los productos de kilómetro cero pueden visitar granjas y queserías donde explican el proceso y, de paso, llenar la mochila con un trozo que los acompañe de regreso.
En Puerto del Rosario, te espera la Casa Museo de Unamuno, el lugar donde el escritor vivió su destierro en 1924 y desde donde plasmó en artículos y versos su conexión con la isla. Visitar este espacio te ayuda a comprender esa definición de territorio austero y luminoso que muchos viajeros sienten al pisar Fuerteventura. El eco del también filósofo ha vuelto a resonar en las noticias con el descubrimiento de un telegrama de apoyo firmado por Albert Einstein, un documento que se presentó en la misma institución y que vuelve a poner en el centro de atención aquel episodio histórico.
Agenda de actividades en el mar
Sotavento mantiene su fama como un estadio natural para el windsurf y el wingfoil, un litoral que ha sido sede de competiciones internacionales y que en otoño se convierte en un espacio más tranquilo para la práctica libre o simplemente para disfrutar del espectáculo desde la orilla. Si buscas alternativas, puedes navegar hacia el Islote de Lobos, pedalear por caminos de arena o unirte a excursiones para avistar cetáceos. La isla ofrece mucho más que solo bronceado.
Cómo llegar y moverse en Fuerteventura
Desplazarse es muy fácil porque hay ferris que conectan Corralejo con Playa Blanca en Lanzarote en aproximadamente media hora, con servicios regulares durante todo el año. Esta conexión hace que las escapadas de un día sean sencillas y amplía las opciones de rutas sin necesidad de vuelos internos. En carretera, la red insular permite acceder a calas, miradores y pueblos, de modo que un mismo día puede incluir baños, senderismo y patrimonio.