
Playa
Una de las playas vírgenes más impresionantes de España está en esta isla poco conocida
Con más de 100 metros de longitud, arena blanca que parece sacada del Caribe y aguas tan claras como la conciencia de un ermitaño, este refugio natural es perfecto para quienes buscan desconectar

En el sur de la isla de La Graciosa, donde la cobertura móvil se despide cordialmente, se esconde una joya natural que sigue siendo, afortunadamente, desconocida para muchos. La Playa de la Cocina, también llamada Playa de Montaña Amarilla. ¿Nombre raro para una zona de costa Tal vez. ¿Merece la caminata? Definitivamente.
Este lugar escondido, rodeado por el cono volcánico de la Montaña Amarilla, ofrece un espectáculo visual para los ojos de cualquiera. Tierras teñidas de tonos ocres, amarillos azufrados y metálicos que contrastan como una postal surrealista con el azul turquesa y verde esmeralda del océano Atlántico. No hace falta ser fotógrafo profesional para sacar la mejor imagen que guardar en tu galería.
Un refugio alejado del turismo
Con más de 100 metros de longitud, arena blanca que parece sacada del Caribe y aguas tan claras como la conciencia de un ermitaño, este refugio natural es perfecto para quienes buscan desconectar, practicar snorkel o simplemente dejar que el tiempo pase.
Eso sí, si eres de los que va con silla plegable, nevera portátil, sombrilla y altavoz Bluetooth... quizá este no sea tu sitio ideal. Aquí la consigna es “menos es más”. No hay chiringuitos, ni socorristas, ni WiFi. Pero lo que falta en comodidades se compensa con creces en belleza, calma y autenticidad.
Entre peces y atardeceres de postal
Si el senderismo no es lo tuyo, el fondo marino de la zona te espera con los brazos abiertos. Peces de colores, formaciones rocosas y aguas tranquilas convierten la Playa de la Cocina en un lugar ideal para bucear o simplemente flotar y dejarse llevar.
Y cuando llega el ocaso, el espectáculo se traslada al cielo. El sol se esconde detrás de la costa norte de Lanzarote, tiñendo el horizonte de naranjas, púrpuras y rojos. Un auténtico regalo visual que difícilmente olvidarás (y que probablemente subirás a Instagram, si consigues señal).
¿Cómo llegar? Sólo para valientes
Llegar a este paraíso tiene su mérito. No es posible hacerlo ni en coche ni en bicicleta. Las opciones son claras: a pie o en barco. Desde la capital insular, Caleta de Sebo, son unos 6 kilómetros a pie, lo que equivale a una caminata de unos 90 minutos bajo el sol graciosero. Otra opción más corta y popular es partir desde la playa de La Francesa y caminar unos 15 minutos guiándose por la silueta de Montaña Amarilla, que actúa como faro natural.
Para los más aventureros, existe también la posibilidad de ascender a la cima de la montaña. El premio: unas vistas espectaculares del archipiélago Chinijo, pero eso sí, el reto no es apto para principiantes: más de 130 metros de desnivel en menos de un kilómetro, sobre un terreno áspero que pone a prueba hasta al más montañero.
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