
Naturaleza
Ven, acércate y admírame: el mirador del 'dragón' en España que no puedes perderte
El lugar perfecto para entender por qué la costa sigue siendo uno de los paisajes más puros del país

"Tenerife tiene seguro de sol". Esa letra tan pegadiza de Los Mismos a finales de los setenta no solo hace referencia a la isla, sino también a todo el Archipiélago, porque este territorio en medio del océano siempre ha sido considerado uno de los destinos más atractivos del mundo por su clima, sus playas, sus montañas y la variedad de paisajes que ofrece.
En esa amalgama de lugares y espacios hay miradores con vistas "hasta el infinito y más allá", como también decía Buzz Lightyear; y uno de ellos es el conocido como mirador del Balcón o mirador El Paso Marinero, situado en Gran Canaria, cerca del municipio de La Aldea de San Nicolás y dentro del Parque Natural de Tamadaba.
Un balcón suspendido literalmente sobre la roca
Suspendido literalmente sobre la roca, este espectacular mirador se asoma desde un acantilado que cae en vertical hasta el inmenso azul del océano y regala una panorámica que impresiona incluso a quienes están acostumbrados a los paisajes costeros de Canarias, porque la plataforma de cristal produce la sensación de flotar sobre el vacío mientras el mar golpea los riscos muchos metros más abajo.

Desde este saliente se contempla la conocida cola de dragón, una sucesión de acantilados que avanza en zigzag hacia el horizonte y cuya silueta recuerda al lomo de una criatura mitológica, una imagen que se ha convertido en una de las fotografías más reconocibles de la franja occidental de Gran Canaria y que resume la fuerza del relieve volcánico de la isla.
La imagen se completa con el barranco de La Arena y el amplio valle de La Aldea de San Nicolás, un mosaico de cultivos, laderas y pequeñas casas que rompe la continuidad de la escarpada costa y muestra el contraste entre la vertiente abrupta y las zonas agrícolas del municipio, donde el clima permite cosechas durante buena parte del año.
Mirador astronómico y puestas de sol
Con la caída de la tarde el mirador del Balcón cambia por completo y se convierte en un pequeño graderío natural orientado al ocaso, ya que el sol se esconde frente a la plataforma y tiñe de naranjas y violetas tanto el mar como los riscos, un espectáculo que muchos turistas aprovechan para inmortalizar en fotografías.
La experiencia continúa cuando el cielo se oscurece, porque Gran Canaria cuenta con la certificación de Destino Starlight desde 2018 y el espacio del Andén Verde reúne condiciones muy favorables para la observación de estrellas, con baja contaminación lumínica y una atmósfera habitualmente limpia, lo que facilita la contemplación de la Vía Láctea en las noches más despejadas.
Además, la ubicación del mirador dentro del Parque Natural de Tamadaba permite combinar la contemplación del firmamento con rutas por uno de los pinares mejor conservados del Archipiélago, donde habitan numerosas especies de aves y una flora adaptada a las laderas de las Islas que descienden hasta el mar.

En el Parque Natural de Tamadaba
El entorno del mirador del Balcón forma parte de una de las áreas protegidas más importantes de Gran Canaria, un espacio que conserva riscos, barrancos y bosques, y que ha sido señalado por los geólogos como ejemplo de la evolución volcánica de la isla, ya que cada pared del acantilado muestra capas de lava superpuestas que narran una historia de millones de años.
Cómo llegar al mirador del Balcón
El mirador se sitúa en la antigua carretera que unía La Aldea de San Nicolás con Agaete, en el tramo conocido como Andén Verde, por lo que el acceso se realiza en vehículo privado a través de la vía que enlaza con la GC-2 desde la capital o desde otros puntos de la isla.
Una vez en la zona, el trayecto final se hace por una carretera estrecha pero asfaltada que conduce hasta un pequeño aparcamiento junto a la pasarela, desde donde solo hay que caminar unos metros para alcanzar la plataforma de cristal.
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