Okupas

Viaja desde Francia a Canarias para recuperar su vivienda de los okupas y un giro inesperado sorprende a todo el vecindario

El hombre pensó que la pesadilla había terminado, pero aún le faltaba vivir la escena más absurda que dejó hasta a la policía sin saber qué hacer

Imagen de una vivienda okupada
Imagen de una vivienda okupadaLa Razón

La tranquilidad habitual de la costa de Vargas, en Gran Canaria, se vio interrumpida días atrás, cuando un residente, ausente por un tiempo del país, optó por recuperar lo que le pertenecía. Aprovechó la ausencia temporal de los okupas de la casa familiar para ingresar nuevamente y reclamar su hogar. Lo que siguió fue un día marcado por intimidaciones, crispación entre los vecinos y presencia policial, manteniendo a toda la calle en tensión. La historia, recogida por el diario La Provincia, ha resaltado nuevamente un problema cada vez más común en las islas.

El retorno del propietario

La casa, con una historia familiar de más de cuarenta años, había sido ocupada hace poco más de una semana. Un residente notificó al dueño, que se había ido a Francia, que su propiedad había sido tomada. El hombre no dudó. Cogió un vuelo y, al llegar, aguardó el momento en que la casa estuviera desocupada para entrar de nuevo. Al abrir la puerta, volvió a pisar el suelo donde creció, pero apenas tuvo tiempo de asimilarlo. Poco después, los ocupantes volvieron y comenzaron los insultos. Según varios presentes, lo amenazaron con matarlo si no dejaba la vivienda. Sin embargo, no hubo amenza que lo amedrentara y se quedó.

Los gritos alertaron a los residentes cercanos. Muchos salieron a la calle, por temor a que la situación empeorara. “Le aconsejamos que no saliera, que se quedara dentro”, narró una vecina claramente alterada a La Provincia. En pocos minutos, la Policía Local de Agüimes llegó al lugar. Identificaron a los involucrados y solicitaron los documentos de la propiedad. El dueño mostró las escrituras y explicó que esa casa fue primero de sus abuelos y luego de su padre, hasta que él la heredó.

Sin embargo, lejos de mejorar, la situación se agravó. Los individuos que habían ocupado la casa acudieron a la Guardia Civil para denunciar al dueño por presunta invasión de la propiedad. A su retorno, según los testimonios recogidos por La Provincia, también amenazaron a los vecinos por haber llamado a la policía. “Nos dijeron que nos harían la vida imposible por apoyarlo”, comentaba otro residente.

Después de las dos de la tarde, los okupas volvieron a la casa y empezaron a gritar desde la calle con amenazas. El dueño, encerrado, seguía con un miedo atroz. No se animaba a abrir ni cuando llegaron los guardias civiles, que tuvieron que hablarle desde una ventana. Lo que parecía una simple gestión para recuperar su hogar se había convertido en un momento de pánico y lucha, dejando a todos los vecinos con el corazón en un puño.

Una sorpresa inesperada

La cosa se puso aún más rara cuando apareció un técnico de alarmas. Resulta que los okupas, durante la semana que estuvieron allí, contrataron una alarma para "cuidar" la vivienda. El técnico llegó para revisar todo, sin saber que los que le llamaron ya no tenían nada que ver con la casa Nadie sabía qué hacer, y la confusión fue total entre vecinos, policías y los que pasaban por allí.

El dueño, según fuentes próximas, sigue dentro de la vivienda y a la espera de que el procedimiento judicial confirme su posesión legal, aunque para sus vecinos no hay duda alguna de a quién pertenece esa casa.