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Cambia Miami por Santander y a los dos años se vuelve a casa: "España tiene un verdadero problema con los okupas"

No le gustó ni el clima ni la gastronomía ni tampoco la calidad de vida

Imagen de archivo de la ciudad de Santander
Imagen de archivo de la ciudad de SantanderLa Razón

España es un país que, a nivel turístico, llama mucho la atención, y un ejemplo muy claro de ello fue el caso de Cristina Martínez, aunque terminó con un desafortunado final. Aunque ella es cubana de nacimiento, ha vivido gran parte de su vida en Estados Unidos junto a su marido pero, una vez viajó varias veces a nuestro territorio, terminó enamorándose y emprendió una nueva vida aquí.

Optó por abandonar su lugar de residencia, Fort Myers, Florida, para instalarse en España, más concretamente en Santander. "Queríamos estar en Europa y vivir el estilo de vida europeo", confesó la latinoamericana ante CNN Travel. En 2021, este matrimonio vendió su vivienda y, al año siguiente, se instalaron en nuestra nación. No obstante, después de un año de una nueva vida en España, terminó arrepintiéndose y las ganas por volverse a casa le abrumaron su mente. Tras otro año más, 2024, Cristina pudo cumplir su nuevo sueño y regresar a los Estados Unidos de América.

"No pude adaptarme a su estilo de vida. Es totalmente diferente al estilo de vida estadounidense"

La principal razón de esa incomodidad fue muy clara: "No pude adaptarme a su estilo de vida. Es totalmente diferente al estilo de vida estadounidense… Tenía expectativas muy altas, y se desmoronaron por completo", manifestó.

Todo empezó en el 95, cuando viajó por primera vez aquí. Todo debió de ir como la seda, ya que solo con ello se quedó totalmente encantada, y siendo un destino en el que también se habla el idioma que ella controla. A partir de ahí, volvió a ir alguna que otra vez y concluyó que "sería un lugar encantador para vivir". En este sentido, empezó a ver con buenos ojos esa idea de planificar un futuro de vida que tuviese como alojamiento una casa en una ciudad española. Finalmente, "no tuvimos buena información" y se terminaron arrepintiendo.

"Empecé a darme cuenta de que esto no era lo que habíamos imaginado"

Casi 30 años después, consiguieron ese deseo que tanto ansiaban. En mayo del 2022, encontraron una casa en alquiler en la capital de Cantabria y, posteriormente, lograron adquirir un chalet en la misma zona. "Nos enamoramos de la zona. Creo que el primer año fue como una luna de miel. Estaba más en esa etapa de: 'Oh, estamos en Europa. Esto es lo que siempre hemos deseado. Es un sueño hecho realidad'". A pesar de este buen inicio similar al de un cuento de hadas, las emociones de Cristina dieron un vuelco de 180 grados.

"Empecé a darme cuenta de que esto no era lo que habíamos imaginado. O sea, queríamos estar aquí a largo plazo, para siempre, pero la forma en que va el país y la forma en que hacen las cosas definitivamente no es a lo que estoy acostumbrada", explicó.

"El país tiene un gran problema con los okupantes"

A pesar de que el clima español les gusta a muchos, esta cubana aseguró que fue uno de los principales problemas. El norte es un lugar en el que prima el frío, y el matrimonio no estaba preparado para tantos meses repletos de lluvia. "No podía soportar seis o cinco meses de mal tiempo. A veces llueve solo cinco días a la semana. Llueve día y noche…", enfatizó.

Pudo haberse mudado al sur, pero también lo rechazó por completo por el tema de que allí existen muchos casos de personas a los que les ocupan la casa y se apropian de ella. "El país tiene un gran problema con los okupantes. Si compras una propiedad allí (sur), corres el riesgo de que la ocupen", argumentó. Según la CNN Travel, "las leyes españolas en materia de okupación son complicadas debido a la defensa de que todo el mundo tiene derecho a una vivienda adecuada", y eso fue algo que desconocían por completo ambos.

La otra cosa que realmente me molestó de ellos allí fue su forma de vivir y de hacer las cosas

Por otro lado, la calidad de vida también fue un verdadero problema. De hecho, lo calificaron como una molestia. "La otra cosa que realmente me molestó de ellos allí fue su forma de vivir y su forma de hacer las cosas. No puedes ir a comer porque cierran a las cuatro y luego no vuelven a abrir hasta las ocho o nueve de la noche", añadió; parece ser que Cristina y su marido desconocían por completo los horarios europeos a los que están acostumbrados los españoles. Los costes eran diferente que los estadounidenses. En cuanto a los alimentos, los españoles fueron mucho más baratos, pero los servicios públicos eran "casi iguales que en Estados Unidos".

Insistiendo de nuevo en la comida, la colombiana aseguró que para ella era prácticamente asquerosa. "Era frita, grasosa y poco saludable"; cabe destacar que el país en el que vive es aquel que tiene mayor número de personas que padecen obesidad. "Después de un tiempo, me sentí muy cansada y asqueada de la comida española", arrojó. Para leer la entrevista al completo, se recomienda desde este artículo buscar la entrevista realizada por el suplemento de viajes del medio de comunicación estadounidense.