Sociedad

Un funcionario de prisiones de Albacete de baja tras ser agredido por un preso que intentaba abusar sexualmente de su compañera

Este hombre nacido en Albacete lleva de baja desde noviembre por la agresión de un interno: "Le grité, fue a por mí y me tiró por la escalera"

Entrevista del diario ENCLM a Miguel Ángel Carcelén Gandía, funcionario de prisiones
Entrevista del diario ENCLM a Miguel Ángel Carcelén Gandía, funcionario de prisionesYoutube

Este hombre, originario de Albacete aunque actualmente vive en el municipio toledano de Nambroca, es un funcionario del centro penitenciario Madrid VI situado en Aranjuez.

Miguel Ángel Carcelén Gandía es licenciado en antropología y fue docente, pero desde hace más de 25 años ejerce de funcionario de prisiones y ha trabajado en cárceles de toda España como la de Ocaña, Jerez de la Frontera, Castellón e Ibiza.

Desde el pasado mes de noviembre permanece de baja laboral tras ser agredido por un preso que intentaba abusar sexualmente de su compañera.

En una entrevista con el diario ENCLM ha compartido los hechos ocurridos que le produjeron esa baja laboral. El 12 de noviembre de 2023, "trabajábamos una compañera y yo en uno de los módulos más conflictivos cuando un interno, pensando que la compañera ya se había quedado sola, la esperó escondido en la escalera y cuando bajamos de la galería salió, se abalanzó sobre ella, la inmovilizó y empezó a toquetearla", explica Miguel Ángel.

"Entonces se dio cuenta de que estaba yo. Le grité. Fue a por mí. Nos enzarzamos en una pelea. Caímos por el primer tramo de escalera. La compañera aprovechó para ir a pedir refuerzos. El preso, más joven y fuerte, me tiró por el segundo tramo de escalera", detalla este funcionario de prisiones.

Como resultado de este enfrentamiento con el interno, Miguel Ángel argumenta que se rompió tres costillas, el dedo de la mano izquierda y le fisuró dos vértebras y tres costillas. Por si fuera poco, además se fracturó gravemente el hueso calcáneo de uno de sus pies tras el fuerte golpe por lo que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Aún permanece en reposo y a la espera de otra operación porque no puede apoyar el pie debido al dolor.

"El interno había preparado el escenario perfecto: había tapizado el descansillo de la escalera con revistas pornográficas y había puesto una especie de almohada. Tras mi segunda caída me intenté levantar pero volví a caer, mientras que él la agarraba justo cuando otros compañeros vinieron y la pudieron ayudar, reduciéndole antes de llevarlo a aislamiento", señala el funcionario.

Afortunadamente, la compañera de Miguel, víctima de una agresión sexual, solo sufrió unas magulladuras y rasguños en el cuello.

Los mandos trataron de silenciar el abuso sexual

"En el caso de la agresión a mi compañera hubo agresión sexual, los mandos no querían que apareciese nada de agresión sexual ni que en los partes de hechos apareciesen nada de revistas pornográficas, ni que el interno se abalanzó sobre la compañera, ni que le realizó tocamientos. Los mandos, los subdirectores, intentaron echar tierra sobre el asunto", denuncia el funcionario.

"La directora y la subdirectora no fueron a ver a mi compañera que estaba en la enfermería, pasando varias veces por delante de la misma, pero fueron a ver a los compañeros que custodiaban al interno. Le dijo que les hacía responsables de cualquier cosa que le pudiese pasar a este; esto es una humillación para la plantilla", explica en la entrevista.

"A los compañeros que fueron a auxiliarnos les volvieron a llamar individualmente, pretendiendo que se olvidasen de todo lo que tenía que ver con el aspecto de agresión sexual. Y desde el primer momento consideraron la agresión de grave, cuando fue muy grave", destaca.

Malas condiciones y precariedad laboral de los funcionarios

"Tuve la suerte de que había un médico un domingo, pero tanto el cirujano que me operó como en urgencias se sorprendieron de las condiciones en que me sacaron del centro penitenciario; desde el mismo hasta el hospital del Tajo iba sin un triste collarín, sin el pie inmovilizado, atendido en una ambulancia no medicalizada por voluntarios de la Cruz Roja, sin sanitarios, y con un solo nolotil de calmante", declara Miguel Ángel.

"Cosas muy básicas como el reconocimiento de la figura de agente de autoridad, el establecimiento de protocolos adecuados y efectivos en situaciones de lesiones, la equiparación salarial (cobramos la mitad o menos que en Cataluña y el País Vasco haciendo muchas más funciones), que se cubran las RPT (hay 4.000 puestos sin cubrir en toda España) y un aumento de las inversiones en seguridad (que en Madrid VI ahora es ridícula)", son algunas de las medidas que reivindica este funcionario de prisiones que permanece de baja laboral tras una agresión.

En el Hospital no le querían atender

"No lo podían hacer al no pertenecer yo a la Seguridad Social; tenía que llamar a mi mutua para que me llevaran adonde yo dijese", asegura. Finalmente, una ambulancia desde Toledo lo trasladó hasta su casa domicilio Nambroca, desde donde su esposa lo llevó al centro médico de Quirón Salud en Toledo donde lo atendieron, cubierto por su seguro.

Tanto Miguel Ángel Carcelén como su compañera han denunciado los hechos ante el juzgado de Aranjuez y permanecen a la espera de que el juez dictamine sentencia en el asunto.