Soria
Escolapios Soria demuestra que la “teleclase” en Primaria y Secundaria es posible
Los alumnos asisten a clases de 9.00 a 14.00 horas e incluso han completado la evaluación con sus exámenes
Son las 8.15 horas de la mañana y los alumnos del Colegio Nuestra Señora del Pilar- Padres Escolapios de Soria se disponen a asistir a clase a las 9.00 horas. Desayunan, se asean y en el confinamiento de su habitación o lugar de estudio acuden a clase virtual o “clases en la nube”. La profesora de Lengua y Literatura española, María Revilla, procede a encargar a un alumno de quinto a pasar lista. Todos conectados a través de videoconferencia hoy tendrán que resolver ejercicios sobre el uso de la "h", los pronombres personales y los gentilicios de España. La docente resuelve las dudas y pregunta a los alumnos uno a uno sobre los contenidos impartidos. No deben quedar lagunas.
Gracias a que a la tecnología no le afecta el Covid-19, este centro soriano, uno de los pioneros por digitalizar a sus alumnos con múltiples herramientas e innovar en materia educativa, puede mantener el ritmo de las clases presenciales, es más, incluso han podido mantener el nivel académico que se marcaron para esta segunda evaluación y completar los exámenes que faltaban de realizar.
El director académico del centro, Óscar Abellón, con cierta afonía por el esfuerzo que requiere impartir clases online, asegura que el centro estaba preparado para la “teleclase”, es más agrega que se encontraba en una situación “privilegiada” pues el afán ha sido siempre que sus alumnos se adaptaran a las exigencias del siglo XXI.
En este centro el pasado año decidieron que los alumnos desde quinto de Primaria hasta segundo de Bachillerato estudiarían con un ordenador (chromebook), en el que está volcado todas las asignaturas que precisan. No han abandonado del todo la escritura porque utilizan cuadernos para realizar determinadas actividades pero tienen una educación “totalmente digital”.
De este modo, desde el pasado lunes, fecha en la que Consejería de Educación decretó la suspensión de las clases por la alerta sanitaria, de 9.00 a 14.00 asisten a clase con normalidad, pero cada uno, incluidos los docentes, están en casa, tal y como requiere el estado de alarma.
Óscar Abellón explica que la propia herramienta de videoconferencia les permite compartir su pantalla como si fuera una pizarra. “Yo doy clases de matemáticas y ellos ven mi pantalla y la explicación exacta de cómo se resuelve los problemas. Yo también puedo ver la de ellos o pedir en un determinado momento a un alumno concreto que resuelva la cuestión para todos”, describe.
Las tareas diarias y el horario, que solo ha variado para los alumnos de quinto y sexto, que tienen jornada partida, no han cambiado. Las actividades a realizar se les comunica a través de ‘google clasrroom’, lo que permite “hacer un seguimiento de las clases”.
“Hemos llegado a no desconvocar los exámenes. Se cuelgan en la plataforma digital, los rellenas y los mandan y el profesor vigila a través de videoconferencia. El trabajo diario es normal y ello facilita que la rutina se mantenga y que ellos estén activos y ocupados. Además, intentamos que no se relajen, puesto que los de segundo de Bachillerato deberán afrontar una EBAU”, destaca.
No vacaciones
Ante la situación que vive España el centro ha pretendido que los alumnos no crean que “están de vacaciones”. El hecho de tener que asistir a clase les hace ajustarse a una rutina y a 'un horario. Ellos mantienen el nivel que se les exige y continúan adquiriendo la cultura que precisan.
“En la hora de educación física hacen media hora de ejercicio de tablas guiados por su profesor y otra media hora en la que abordan otros asuntos como la nutrición o aspectos sobre diferentes deportes”, describe.
Además, el centro contaba, antes de la cuarenta, con múltiples herramientas para afianzar contenidos de Lengua como “Progentis” o “Ranopla” y otras para las Matemáticas e inteligencia artificial como Adimat. “Tenemos previsto incorporar algunas herramientas más como ‘Leo bien’ para trabajar los hábitos lectores en edades tempranas”, avanza.
Los más pequeños, es decir, desde Infantil hasta cuarto de Primaria no cuentan con clases 'on-line', pero los profesores envían los deberes a diario, tal y como hacen la mayoría de centros públicos. Estos contenidos también se refuerzan con las herramientas digitales. Los padres mantienen videoconferencias a diario con los docentes para resolver dudas y asesorarse sobre las materias.
En este sentido, el director académico señala que, a pesar de que la situación requiere un gran esfuerzo por parte de la comunidad educativa y las familias, el contacto cara a cara “se mantiene” , al igual que el control sobre la educación. Además, los tutores de los cursos más avanzados también convocan a los padres por videoconferencia para asesorar y dar ánimos. En Escolapios Soria, el ritmo de la enseñanza se mantiene.
“Ha sido la primera semana y los resultados son de satisfacción. Las clases se desarrollan con normalidad y el nivel de exigencia se mantiene. Su nivel de trabajo, de momento, es, incluso, superior al que tienen en clase presencial”, destaca, para reconocer, que con el paso de los días, y ante la situación de encierro que viven, también acusarán el desgaste.
El director resalta, por último, que en todo momento han tratado de preservar la salud de sus alumnos y cumplir con las directrices sanitarias marcadas, y añade que la situación ha permitido, incluso, aumentar la creatividad de los profesores. “Es cierto que pierdes cercanía pero estamos evitando que las familias se preocupen por la pérdida de formación de sus hijos. Nosotros estábamos preparados para esta situación difícil y nueva y, por eso, creemos que aventajamos a otros colegios que no están suficientemente digitalizados”.
Por su parte, los alumnos “están encantados con sus clases en la nube”, a pesar de que alguna vez la “conexión puede fallar” como relata María Victoria Jiménez de quinto, quien manda “besos virtuales” a diario a sus profes y compañeros.
Mario del Olmo, por su parte, achaca la perdida del recreo y el cara a cara, ese momento de descanso, de compartir y de almorzar en comunidad.
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