Minería
La central térmica de Anllares dice adiós a su corazón con la voladura de la caldera
Las más de 8.000 toneladas de peso de la estructura se vinieron abajo este mediodía
La empresa vasca Lezama Demoliciones llevó a cabo la voladura controlada de la caldera de la central térmica de Anllares, situada en el municipio berciano de Páramo del Sil. Con esta explosión, la central pierde el que fuera su corazón durante casi 40 años y avanza en el proceso de desmantelamiento que arrancó en el verano del 2019. Las más de 8.000 toneladas de peso de la estructura colapsaron sobre las 15 horas, de acuerdo con el programa previsto, en una nueva imagen que simboliza el fin de la etapa minera de la comarca del Bierzo.
Se trata de la tercera de las cinco voladuras previstas en el proyecto de desmantelamiento de esta instalación industrial, tras las que derribaron los silos de almacenamiento, el pasado mes de junio, y la esbelta chimenea de 150 metros de altura, en noviembre.
Según fuentes de la empresa vasca, los trabajos ya están ejecutados casi al 80 por ciento, después de completar más de 138.000 horas de trabajo. Actualmente están ocupados en labores de desmantelamiento alrededor de 60 personas, sin que se hayan registrado accidentes ni incidentes relevantes.
Antes de proceder a la voladura, la empresa llevó a cabo labores de preparación y de debilitamiento de la estructura para dotar a la operación de las máximas medidas de seguridad y mínimo impacto ambiental. Tras la explosión, la gigantesca estructura en forma de prisma de base rectangular vio como sus más de 60 metros de alto se venían al suelo, dejando tras de sí más de 8.000 toneladas de estructura metálica. Los responsables del desmantelamiento estiman que la práctica totalidad de este podrá recuperarse, junto a más de 140 toneladas de material de aislamiento.
La central térmica de Anllares entró en parada definitiva y se desconectó de la red en el mes de diciembre de 2018. Antes, las instalaciones propiedad de Naturgy y Endesa habían acumulado 36 años de operación desde su apertura en 1982.
El pasado mes de noviembre se demolía la primera chimenea, de 150 metros de altura de la central térmica de Anllares (León) gracias los 50 kilos de dinamita utilizados. Una gran infraestructura que estuvo operativa 40 años en el pueblo de Páramo del Sil.
Una voladura controlada por la Guardia Civil, en la que en apenas unos segundos quedó reducida a polvo y escombros en una caída lateral para no afectar al interior de la instalación.
El pedáneo de la localidad, Borja Martínez, recalcaba por aquellas fechas que “ahora queda mirar al frente porque el pueblo de Anllares esperaba ya este paso. Ahora hay que ver el futuro con nuevos proyectos de transición justa, sostenibles y verdes”.
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