Economía
Y si el precio del barril de petróleo baja, ¿por qué sigue subiendo la gasolina?
Castilla y León registra el mayor incremento del gasóleo en España y el litro de varios combustibles ya supera los dos euros en varias gasolineras
Echar gasolina, ya no llenar el depósito del vehículo, se ha convertido en una auténtica pesadilla para miles de castellanos y leoneses, y por ende, de todos los españoles. El litro marca día tras día precios históricos y son varias las gasolineras en todo el país con el precio de alguno de sus combustibles por encima de los dos euros. Hace unos días, un informe desvelaba que Castilla y León había sido la comunidad española donde más se había incrementado el precio del gasóleo en el último año, y eso sin tener en cuenta el conflicto entre Rusia y Ucrania, que lejos de acabar puede encarecer en mayor medida el precio de los combustibles la próxima semanasemana.
Pero, la pregunta está en el aire. Si el precio del barril de petróleo se encuentra a la baja, ¿por qué sube la la gasolina? Como introducción, en plena crisis, allá el año 2008 el precio del barril se encontraba a 140 dólares mientras el gasoil llegó a alcanzar los 1,43 euros (el precio más alto por entonces). Tomando como referencia el pasado 5 de marzo, cuando el precio del barril se hallaba a 118,15, el litro (ayer había bajado hasta los 117,04), el precio del diésel llegaba a los 1.95 euros.
Desde el pasado 9 de marzo se ha producido una contracción en los precios del petróleo, que no ha tenido incidencia alguna en el precio de la gasolina y del diésel. Es más, se ha seguido incrementando, para desesperación, no solo de los ciudadanos de a pie, sino para miles de empresas, que se han visto como se han disparado sus costes, y se a ello añadimos el precio de la luz...
¿Y por qué razón las bajadas del petróleo no se refleja proporcionalmente en la gasolina? Desde el Blog de Economía y Finanzas de Bankinter nos dan las principales claves que son:
En primer lugar, el precio que paga el consumidor a la hora de repostar. Más de la mitad de los que le toca apoquinar corresponden a impuestos. Es decir siempre va a existir un tope, un coste que el contribuyente debe soportar y ello implica que no se produzca la bajada del precio similar al de la materia prima.
A todo ello, existen otros costes y márgenes que incrementan el precio de la gasolina. Aquí entra en juego todo el proceso de trasformación y comercialización, a los que se debe sumar el transporte y las gasolineras. El precio del petróleo apenas representa el 40 por ciento del coste de la gasolina.
Saltamos al tema del aprovisionamiento. Desde el momento que se extra el petróleo hasta que llega el surtidor pasa un tiempo. Las empresas tienen sus reservas de gasolina, por lo que si se produce una caída drástica en el precio no va a contar con beneficios.
Y por último, no hay que olvidar el tema de las divisas. El precio del barril de petróleo lo determinan los dólares, y dependiendo de la fortaleza del euro, puede encarecer o abaratar más el precio de los combustibles.
Como se recuerda desde Bankinter, “además de impuestos hay costes fijos que en la práctica hacen que aunque el precio del barril de petróleo fuera 0 euros, un litro de gasolina nunca se vendería a cero euros”, y aunque una bajada de los precios de petróleo debería repercutir de manera favorable en los bolsillos de los consumidores, “matemáticamente no pueden ir en paralelo”.
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