Medio Ambiente
¿En qué provincia se encuentran los bosques más mágicos de España?
Naturaleza, senderismo y gastronomía se mezclan en un paraje único
España es uno de los territorios de la Europa de la Unión, concretamente el segundo país, con un total de 26,27 millones de hectáreas, lo que supone el 57 por ciento del territorio. Entornos que enriquecen la zona en los que se encuentran, y que además sirven como referente turístico y como motor de desarrollo.
Son muchos los tipos de bosques que existen en nuestro país son de dos tipos. Se encuentran los de Región Eurosiberiana, que representa la zona atlántica, desde el norte de Portugal, pasando por Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, País Vasco, y Pirineos occidentales y centrales. El clima aquí es húmedo, suavizado por la influencia oceánica, con inviernos templados a fríos durante los cuales se registran heladas importantes (hasta los -18ºC). No existen periodos de sequía, por lo que el paisaje se ve siempre verde, excepto en otoño, que es cuando los árboles caducos cambian de color para quedarse totalmente desprovistos de hojas para poder superar el invierno.
Los tipos de bosque que existen son:
- Hayedos: las hayas (Fagus sylvatica), son los árboles caducos más representativos del norte de España. Crecen entre los 800 y los 1500m de altitud, en suelos frescos, ligeramente ácidos.
- Robledales: los robles, sobretodo los carballo (Quercus robur), crecen en la zona atlántica, hasta unos 600m de altitud.
- Abedulares: los abedules forman pequeños bosques en los claros de los hayedos, en suelos ácidos.
- Abetales: el abeto blanco (Abies alba) se sitúa en las faldas de los Pirineos, desde Navarra hasta el Montseny, en altitudes que van desde los 700 hasta los 1700m.
Región Mediterránea, que representa la otra mitad de la península, así como las Islas Baleares. Aquí la estación seca se deja notar mucho, pudiendo durar de dos a cuatro meses. Las precipitaciones pueden ser desde lo 1500mm hasta menos de 350mm, y con las heladas ocurre lo mismo: dependiendo de la zona, se pueden registrar temperaturas de hasta -15ºC o más, o por el contrario puede no haber heladas en absoluto durante varios años, y luego haber una de hasta -4ºC. Por otra parte, las temperaturas máximas pueden ser de 30ºC o más, pudiendo llegar a los 42ºC.
Los tipos de bosque que existen son:
- Melojares: donde crecen los Quercus pyrenaica (o melojos). Tienen un carácter subatlántico, y se extienden desde los 700 hasta los 1600m de altitud.
- Bosques de ribera: son aquellos en los que crecen los árboles de hoja caduca, manteniéndose gracias a la permanente humedad del suelo.
- Pinsapares: en este tipo de bosque es donde vive el abeto mediterráneo (Abies pinsapo), en las sierras de Málaga y Cádiz. Es un bosque denso y oscuro, con precipitaciones muy abundantes (en torno a los 2000-3000mm), situándose a altitudes superiores a los 1000m.
- Encinares: las encinas (Quercus ilex) son los árboles unos de los árboles más adaptables y resistentes. Crecen desde el nivel del mar hasta los 1400m, por lo que forman bosques incluso en las costas.
- Alcornocales: estos bosques ocupan un millón de hectáreas de la Península Ibérica. Crecen en suelos arenosos, con clima suaves con precipitaciones regulares.
- Quejigares: los quejigares son propios de Andalucía, pero también los puedes encontrar en Cataluña.
- Pinares: los pinos crecen desde el nivel del mar hasta los 2400m. En España encontramos sobretodo el pino negro (Pinus uncinata) y pino albar (Pinus sylvestris).
- Sabinares: las sabinas crecen en las mesetas de interior, normalmente por encima de los 900m de altitud. Están adaptadas al clima continental, con inviernos fríos y veranos muy cálidos.
- Matorrales de alta montaña mediterránea: en las altas montañas mediterráneas, por encima de los 1700m de altitud, los inviernos son muy duros y prolongados. Cuando la nieve desaparece, el suelo se reseca rápido por la fuerte insolación y las altas temperaturas veraniegas.
Pero dentro de esta variedad de bosques hay una provincia española que cuenta con los bosques más mágicos, y no es otra que la de Ávila, en la zona del Valle de Iruelas, hasta tal punto que cuenta con una ruta, que consta de cuatro etapas y una longitud total de 95 kilómetros, que pueden realizarse a pie, en mountain bike e incluso a caballo.
La primera etapa puede recorrerse en dos variantes, la primera discurre desde El Tiemblo hasta la Casa del Parque de la Reserva Natural del Valle de Iruelas
Se toma la calle cementada que desciende hasta la presa del Embalse del Charco del Cura, una senda por la margen izquierda del embalse y finalmente se enlaza con el sendero GR10.
Por la antigua carretera N-403 se atraviesa la presa del Burguillo, y se vuelve a la pista GR10 que lleva hasta Las Cruceras (Casa del Parque de la Reserva Natural del Valle de Iruelas).
Unos 9 kilómetros, que pueden recorrerse en dos horas y media, de baja dificultad
La segunda variante de esta primera etapa es mucho más exigente. De gran longitud y desnivel, recomendada solamente para senderistas habituados a la montaña y en forma. Desde la localidad de El Tiemblo la etapa discurre por la pista asfaltada en dirección a El Castañar (3,5 km). Se toma la Senda de San Gregorio (PR-AV 52) hasta el área recreativa El Regajo. Posteriormente, por la senda de El Castañar (PR-AV 54) se enlaza con el área recreativa Las Barrancas y en fuerte pendiente se alcanza el Pozo de la Nieve y Puerto Casillas (PR-AV 21), mirador privilegiado de la Reserva Natural del Valle de Iruelas. Por último, se desciende por la pista forestal principal del fondo de la Garganta, bien hasta la Casa del Parque (Las Cruceras) o bien hasta el camping Valle de Iruelas.
La segunda etapa va desde la Casa del Parque, donde se atraviesan las casas rurales y se toma una senda a la derecha que discurre entre la pista asfaltada y el Embalse del Burguillo.
En la Garganta de Iruelas se enlaza de nuevo con la vía asfaltada. Se atraviesa el área recreativa Siempre Verde y el camping, hasta alcanzar el núcleo rural de La Rinconada. El recorrido continúa por el sendero GR10, alternando tramos de senda y pistas de tierra.
Una vez sobrepasada la cola del embalse, la ruta pasa cerca de El Rincón y la colonia Venero Claro. El final de etapa se realiza junto al puente romano de Navaluenga.
Son unos 17 kilómetros de baja dificultad que pueden recorrerse en unas cinco horas
La tercera etapa se inicia en Navaluenga Se inicia en Navaluenga por la calle El Sestil. El primer tramo corresponde a una pista de tierra en buen estado que discurre entre muros de piedra seca, Camino de El Barraco a Navaluenga.
Existen dos posibilidades, la primera lleva al senderista hasta San Juan de la Nava por el llamado Camino del Chorro y luego a El Barraco por el sendero GR10.3. La segunda opción atraviesa el Monte El Encinar, enlazando con el Cerro Morrueco (PR-AV 34), hasta la localidad de El Barraco, final de la etapa.
Tiene una longitud de 17 kilómetros (21 Km si escogemos la variante) con una duración de entre cinco y seis horas.
Para la cuarta y última etapa se vuelve por el mismo camino que la anterior y se toma el sendero PR-AV 33 que atraviesa el Monte El Encinar.
Más adelante se cruza la carretera N-403 y se enlaza con el sendero GR 10.3, Camino de Valdelatas y Camino del Macho. Se desciende hasta cruzar el Puente de Remajarina, sobre el río Gaznata.
A continuación, se bordea la margen izquierda del Embalse del Burguillo, hasta que se toma una pista de tierra que asciende hasta la Urbanización Arroyo de la Parra. A continuación se enlaza con el Mirador de la Gaznata y desciende hasta el camino de la cantera.
Por último, la ruta conecta con la antigua carretera N-403 y sigue, por el Embalse del Charco del Cura, el mismo trazado de la etapa 1 hasta la localidad de El Tiemblo.
Rica gastronomía
Tras contemplar la belleza paisajística, la zona también cuenta con una rica gastronomía protagonizada por la sopa castellana, las patatas revolconas y las setasprocedentes de sus bosques.
Tampoco pueden faltar las jugosas y sabrosas carnes de ternera, cordero o cabrito hechas al horno de leña, así como las riquísimas morcillas de arroz y el chorizo resultado de la matanza. Todo ello regado con unos ricos vinos de la zona.
Por último, los postres más típicos de la zona son las perrunillas, las rosquillas o los mantecados.
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