Tradiciones
Así son los cantos para rondar a las mozas que quieren ser Bien de Interés Cultural
Se trata de una tradición ancestral que preludia la primavera y exalta el amor y la fecundidad, que está muy arraigada en muchos pueblos del norte de España
España es un país muy rico y variado en tradiciones ancestrales, que han ido pasando de padres a hijos de forma oral a lo largo de los siglos y que a día de hoy se mantienen gracias, sobre todo, al esfuerzo y perseverancia de los habitantes de muchos pueblos de la España de interior, que se resignan a perder parte de lo que ha sido históricamente su modo de vida y razón de ser.
Las mascaradas de invierno, los carnavales, las hogueras de Año Nuevo o de San Juan y su fuego purificador, el rito de la matanza...son algunas de estas tradiciones milenarias del medio rural que siguen ahí enraizadas y que forman parte de esa herencia histórica de la que puede presumir Castilla y León.
La llegada de la primavera es también un momento en el que la tradición popular ha sacado o mejor de sí para exaltarla como algo alegre y sagrado, por cuanto la naturaleza recupera su esplendor y la madre tierra despierta a los vegetales y animales, algo que siempre se ha enaltecido cunado no bailado e incluso cantado para pedir y lograr la fecundidad de las cosechas y los ganados.
Y una de estas tradiciones es el canto de Las Marzas, que se festeja en muchos pueblos de la España de interior, sobre todo del norte de España, como es el caso de la provincia de Burgos, donde está muy arraigada, la noche del último día de febrero, como ha sido esta pasada, que además ha coincidido con un año bisiesto, al tener este mes de febrero 29 días.
Un rito este que hunde sus raíces en la conocida fiesta romana de las "matronales" que se llevaba a cabo al final del invierno, que anuncia el inicio del tercer mes del año y, sobre todo, que preludia la inminente llegada de la primavera, la estación de la floración exuberante y fecunda por antonomasia.
Una tradición popular antiquísima y ritual de origen pagano, que nació para invocar a los dioses de la fecundidad, que poco a poco pasaron a anunciar la buena nueva de la naturaleza. Si bien, también es un folclore que recibe el nombre de unos cantos petitorios que entonan los mozos solteros del pueblo con las que rondan a las mozas e intentan conquistarlas.
Algunas de estas coplas son como estas que siguen:
"A nadie he robado yo/ solo he robado una niña/ que llevo en el corazón"
"Los diez mandamientos santos, / niñs, se encierran en dos:/ que me quieras y te quiera/ y nos casemos los dos"
Unas canciones que, además, exaltan la feminidad de las mujeres, que también un carácter sagrado y que en muchos lugares han quedado reducidas a hacer postulación por las casas para que los vecinos correspondan como puedan, ya sean con obsequios o aguinaldos cada uno en función de sus posibilidades.
De hecho, se cuenta en la tradición que uno de los mozos que ronda, al que se le denomina "burro", se encarga de llevar un cesto en el que se recogen estos aguinaldos, entre los que abundaban las viandas de chorizo, morcilla o tocino, además de los huevos y las patatas. Alimentos que servían después para juntarse junto a una hoguera a dar cuenta de ellos regados con buen vino de la cosecha del año.
"Traemos un burro/ cargado de arvejas,/ lleno de gorgojos/ hasta las orejas"
Los mozos, además, y para defenderse los ataques de posibles perros que por las noches solían estar sueltos para defender las casas, llevaban palos o garrotes.
Las letras de estas Marzas están escritas habitualmente en hesaxílabos u octosílabos formando estrofas de cuatro versos. repitiéndose siempre los versos segundo y cuarto de cada etsrofa para acentuar la monotonía.
La provincia de Burgos es una de las zonas donde esta tradición antiquísima, que se hace a viva voz, sin instrumentos que acompañen a los mozos, sigue muy viva. En pueblos como Bezana, Baños de Valdearados, Villanueva de Gumiel, Lerma, Roa de Duero o Tordómar las Marzas están muy arraigadas y se celebran cada año con entusiasmo y devoción.
También en la propia capital, Burgos, donde es costumbre cantarle al amor y a la primavera en la Plaza Mayor en la última noche de febrero. De ello se encarga el Grupo Tradicional Gavilla, que en torno a una hoguera lleva a esta ceremonia en el ágora burgalés en la que un grupo de hombres que se alternan en el canto entonan un total de setenta estrofas, según reza la tradición.
En la ciudad burgalesa Las Marzas están muy enraizadas y, domingo de marzo -este año será el día 10- se organiza un Festival que congrega cada año a cientos de músicos y bailarines integrantes de diversos grupos folclóricos de la capital. En esta ocasión, y con el objetivo de conocer tradiciones similares en otros lugares de España o de Castilla y León, se ha invitado a un grupo de León, la Asociación Cultural Aguzo, que interpretará la Ronda de las Marzas.
Asimismo, el Ayuntamiento de Burgos, consciente de la importancia de esta tradición, está trabajando para que pueda ser declarada como Bien de Interés Cultural. De momento, ya se está preparada la documentación necesaria para solicitarlo
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