
Patrimonio
La bella ciudad que destaca por sus Casas Colgadas, y no es Cuenca
Se asientan sobre "La Muela", una gran roca situada en la parte alta de la localidad

Muchos son los rincones espectaculares en España. La riqueza patrimonial de nuestro país es tran impresionante que los amantes de los viajes pueden disfrutar de experiencias únicas todos los días del año. Y es que la importancia que adquirió España, sobre todo en la Edad Media, permitió que existan villas medievales que deslumbran a toda aquel que las visita.
Y es que la gran apuesta de las administraciones por la recuperación de estos territorios, permite a los turistas retroceder muchos siglos en el tiempo y disfrutar de algunos de los mejores momentos que vivió nuestro país, ya que el grado de conservación de estas villas es impresionante. En esta ocasión nos vamos a centrar en la peculiaridad de la construcción de edificios en estos municipios, y más concretamente en las Casas Colgadas, que ofrecen una imagen visual muy espectacular. Las Casas Colgadas se llaman así porque están construidas sobre una cornisa rocosa, creando la apariencia de que están colgando del acantilado de un río. Este diseño único les permite aprovechar al máximo el espacio limitado de la ladera y ofrecer vistas panorámicas de la ciudad. Todo el mundo cuando escucha Casas Colgadas se van a Cuenca. Pero en España no son el único caso.
Las de Cuenca pueden ser las más visitadas, ya que son una de las edificaciones más inéditas de la historia de España. Los únicos tres ejemplos de este tipo de edificaciones que aún perduran en Cuenca son la Casa de la Sirena y las dos Casas de los Reyes, construidas entre los siglos XIII y XV. Estas edificaciones, junto a su catedral gótica, contribuyeron a que la ciudad amurallada de Cuenca fuera nombrada en 1996 Patrimonio de la Humanidad. El 25 de octubre de 2016 fueron declaradas Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. En ellas está ubicado el Museo de Arte Abstracto Español.
Pero además de las de Cuenca, en España hay otros ejemplos de Casas Colgadas, como son los casos de Albarracín (Teruel), Cantavieja (Teruel), Castellfullit de la Roca (Girona), Frías (Burgos), las casas del Oñar en Girona, sobre el Tajo de Ronda (Málaga), Viver (Castellón), Zafra de Záncara (Cuenca) o Tarazona (Zaragoza). En algunas de estas edificaciones, no solo son los balcones los que quedan sobre el vacío, sino parte del interior de los hogares, junto a las ventanas. En la ciudad italiana de Florencia, son destacadas las casas colgantes del Ponte Vecchio.
Frías
Pero de todos estos ejemplos, unas de las más peculiares son las que se pueden observar en la “ciudad más pequeña del mundo”, la localidad burgalesa de Frías. Las Casas Colgadas son el principal emblema del municipio burgalés. Todas son de dos o tres alturas, y la mayoría de ellas conservan la bodega ya que Frías ha tenido una gran actividad vinícola a lo largo de su historia. Las casas cuelgan desde la roca y su fachada tiene entramados de madera. La calle Antonio Carpintero y la calle San Mayor de San Vítores son las mejores para observarlas en todo su esplendor. En la antigüedad estaban rodeadas por una muralla, de la que actualmente sólo quedan algunos restos y dos de las puertas, la de Medina y la del Postigo.
Las casas, de toba y madera, han aprovechado el reducido espacio que le brinda “La Muela”, gran roca sobre la que se asienta la parte alta de la Ciudad, de tal manera que están construidas en los mismos extremos de la roca, pareciendo que forman parte del precipicio.
Es el ejemplo de un urbanismo y una arquitectura que se adapta al escaso terreno con el que cuenta la parte alta de Frías, lo que obliga a desarrollar la casa tanto hacia arriba como hacia abajo, excavando en la roca de toba, superando el número habitual de dos plantas.
Otros atractivos monumentales
Pero Frías es mucho más que sus Casas Colgadas. La localidad burgalesa se ubica en un estratégico emplazamiento para cruzar el río Ebro que se ha venido utilizando al menos desde la época romana. La primera referencia histórica se remonta al año 867, en plena repoblación de estas tierras después de su conquista a los musulmanes. En el siglo XI el conde Sancho García, conocido por el sobrenombre de "el de los buenos fueros", adquiere la ciudad. A su muerte Frías se integra en el reino de Pamplona Nájera (predecesor del reino de Navarra) bajo el reinado de Sancho Garcés III el Mayor.
En 1202, el rey Alfonso VIII le otorga el Fuero de Logroño para darle mayor bienestar e independencia, favoreciendo el desarrollo económico de la población, que llegó a contar con una judería. Pasa a depender de Castilla y extiende su influencia por todo el Valle de Tobalina. En el siglo XIV se construye sobre el puente una torre con el objetivo de cobrar más eficientemente el pontazgo.
En 1435, el rey Juan II de Castilla otorgó a la villa el título de ciudad con el objetivo de intercambiársela a Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro, por Peñafiel. La población de Frías se negó a aceptar al conde de Haro como su señor, lo que llevó al enfrentamiento y asedio de la plaza, que tuvo que rendirse tras un largo tiempo, y acatar las normas del nuevo señor. En 1492 los Reyes Católicos crean el Ducado de Frías, que otorgan a los Velasco. Hasta nuestros días, el municipio ha estado vinculado a la provincia de Burgos.
Además, como todo pueblo de bien, cuenta con una Leyenda que se narra acerca del Cristo de los Remedios que da nombre a una pequeña ermita de la ciudad. Según parece, un correo de la reina castellana que pasaba por el camino de este templo sufrió una caída de su caballo que se encabritó al sorprenderle una serpiente. Si bien el mensajero resultó ileso después de encomendarse al Santo Cristo de los Remedios. De ahí el origen de esta pequeña ermita.
Su sorprendente silueta sobre un peñasco, se encuentra enmarcada por el imponente pico Humión, el más alto del Parque Natural Montes Obarenes. Entre sus atractivos destacan su casco urbano, que está declarado Conjunto Histórico Artístico y alberga algunos edificios y monumentos que bien merecen una visita, por los numerosos atractivos, entre los que destacan, además de sus Casas Colgadas:
Castillo de los Duques de Frías
La principal visita en Frías es el Castillo de los Duques de Frías o de los Velasco. Está situado en lo alto del cerro de la Muela y se puede ver desde cualquier punto de la localidad. Su construcción data del siglo IX como fortaleza defensiva aunque la estructura que se observa en la actualidad es de finales del siglo XII y principios del XIII, durante el reinado de Alfonso VIII.
Se puede acceder a su interior cruzando un puente levadizo sobre un foso. Alrededor del patio de armas se conservan restos de las antiguas dependencias, como estancias de servicios, graneros y bodegas. Desde la parte superior de la torre del homenaje las vistas de Frías y de sus alrededores son impresionantes.
Puente Medieval
El puente medieval del pueblo tiene nueve arcos y 143 metros de longitud. A pesar de su nombre, su origen es románico. Fue en el siglo XIV cuando se le añadió una torre defensiva en la parte central. Quienes quisieran cruzar el puente tenían que pagar el derecho de pontazgo en función de su lugar de residencia y los bienes que portaran.
Calzada Romana
Por Frías pasa una de las calzadas romanas más importantes de la Península Ibérica, que comunica el norte del país con la meseta castellana.
Palacio de los Salazar
Situado en la plaza de Alfonso VIII, en la actualidad acoge la Oficina de Turismo de Frías. Conserva el escudo con las 13 estrellas de los Salazar.
Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir y San Sebastián
Es el principal templo religioso de la localidad, y está ubicado en el casco antiguo. De la construcción primitiva románica apenas quedan algunos restos. La torre se cayó a principios del siglo XX y tuvo que ser levantada de nuevo. En los siglos XIV y XVI se añadieron la capilla del Santo Cristo de las Tentaciones y la capilla de la Visitación a la nave central.
Ermita de Nuestra Señora de la Hoz
La ermita de Nuestra Señora de la Hoz parece que está tallada en la misma concha de piedra que la cobija. El edificio es también de toba, organizada al gusto de los arquitectos góticos. En el medievo esta iglesia balconada sirvió además de hospedería a los peregrinos que iban a Santiago. En la Edad Media, muchos peregrinos descendían el Portillo de Busto, buscando el camino principal a Santiago de Compostela. Algunos hacían noche en la iglesia de Nuestra Señora de la Hoz.
✕
Accede a tu cuenta para comentar