
Iglesia Católica
"El cristiano tiene motivos muy profundos para vivir en la esperanza y construir la felicidad de los demás desde la suya"
Gonzalo Silió Pardo, religioso del Opus Dei recién ordenado sacerdote a los 56 años, oficia la Misa de Presentación en la Santa Catedral de Valladolid

El pasado 24 de mayo, el cardenal inglés Arthur Roche, Prefecto del Dicasterio para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, confería en Roma la ordenación sacerdotal a 20 diáconos de la prelatura del Opus Dei procedentes de once países, entre ellos varios españoles, como el vallisoletano de 56 años Gonzalo Silió Pardo, en un acto con alrededor de 1.500 personas en la impresionante Basílica de San Eugenio de la capital italiana, entre ellos muchos familiares y amigos de los nuevos sacerdotes.
Una jornada intensa y muy emocional en la que "lloró mucha gente", según desvela LA RAZÓN este sacerdote de Valladolid, que disfrutó al máximo de ese día. "Fue muy bonito pero, sobre todo, mágico, y ya no solo por el escenario y el ambiente internacional que había, sino también por los momentos tan especiales que se vivieron durante la ceremonia, como la imposición de las manos del cardenal sobre la cabeza o la unción de las manos de cada uno", recuerda el religioso, quien destaca también lo "cuidado" que estuvo todo el ceremonial, con un coro muy bueno.
Una vez ordenado presbítero, es el momento de servir a la iglesia, en este caso de la mano de la prelatura del Opus Dei donde ella considere oportuno que hay que incidir.
En el caso de Gonzalo Silió -vallisoletano de pro, la ciudad que le vio nacer, aunque ha vivido también nueve años en Asturias y los últimos cuatro en Roma preparándose para ser sacerdote-, su misión estará de momento en España, y más en concreto en Sevilla, algo que para el nuevo presbítero supone un reto y una ilusión.
Un reto, porque porque la mentalidad de la capital andaluza es distinta a la vallisoletana a pesar de que las une la Semana Santa, y una ilusión -prosigue-, porque la capital hispalense es una ciudad "preciosa, alegre e impresionante".
Y aunque no tiene muy seguro del todo cuál va a ser su misión en Sevilla, ya que aún quedan aspectos por definir, sí que sabe y lo avanza a este periódico, que estará unos días en una parroquia que atienden sacerdotes del Opus Dei. Y también que probablemente será capellán de dos colegios y atenderá a jóvenes profesionales. "Esas son un poco las tareas que me han encomendado en un principio pero aún falta por definirse", apunta el presbítero, que el 17 de junio, o lo que es lo mismo, en apenas once días, ya estará trabajando en la capital andaluza en sus nuevas tareas, según desvela, aunque depende un poco de las necesidades.
"Ahora estoy disfrutando unos días con la familia y los amigos que llevo tiempo sin ver después de haber estado cuatro años en la capital italiana, por lo que es un momento tranquilo para estar con ellos y recordar y disfrutar la ordenación", señala.
De hecho, esta tarde a las seis ha dado comienzo en la Santa Catedral de Valladolid una misa muy especial para Gonzalo, la de su presentación en sociedad como sacerdote y en su ciudad. Es la primera misa oficial en función de la costumbre existente en la prelatura de "debutar" por así decirlo en casa, pero técnicamente no es la primera eucaristía, ya que según cuenta el religioso, desde que se ordenó el 24 de mayo he celebrado misa todos los días. "Lo cual -dice- no me pilla tan inexperto aunque sigo siendo muy inexperto".
Cuenta Gonzalo en esta entrevista a LA RAZÓN, apenas unas horas antes de este momento tan importante en su vida, que el de hoy es un día muy bonito también por regresar a la Seo vallisoletana. "Es un lugar muy familiar para mi, al que he ido muchas veces desde pequeño, como por ejemplo a la novena de la Inmaculada y a otras muchas ceremonias de cada año, por lo que de alguna manera es volver a mis raíces y al hogar", afirma.
Durante la homilía, Gonzalo Silió ha lanzado a los fieles un mensaje de esperanza, al hilo de lo que solía transmitir el Papa Francisco, recientemente fallecido. "Este 2025 es un Año Santo orientado hacia la esperanza", recuerda el religioso, mientras advierte de lo que está ocurriendo en el mundo de hoy.
"Vivimos en una sociedad con muchos problemas, que está como muy enfadada y crispada y por eso quiero trasladar esperanza porque el cristiano tiene motivos muy profundos para vivir en la esperanza y construir desde su felicidad la de los demás mediante este deseo y estas vivencias", señala.
Momentos históricos en Roma
Como decíamos unas líneas atrás, Gonzalo Silió ha pasado los últimos cuatro años de su vida en Roma preparándose para el sacerdocio. Cuenta que este tiempo ha sido muy intenso, pero, sobre todo, muy bonito, y que lo ha disfrutado a tope, aunque ha tenido que estudiar bastante. Al respecto, el presbítero vallisoletano ha estudiado la licenciatura en Teología Moral con su correspondiente tesis doctoral y reconoce que le ha costado un poco.
Además, ya no es un niño, y ha tenido que convivir con gente mucho más joven que él y con otro ritmo de vida, aunque señala que la experiencia ha sido "maravillosa", entre otras cosas, por estar en el centro de la Cristiandad, en el corazón de la iglesia, y además en una de las ciudades más bonitas del mundo. "Y para una persona como yo, a la que le gusta tanto la historia del arte, pues ha sido un privilegio", apunta.
El hecho de haber estado en Roma los últimos cuatro años le ha permitido vivir los últimos días del Papa Francisco y la nueva elección de León XIV. Cuenta el religioso que cuando Bergoglio estuvo malo, iba todos los días desde el colegio romano donde vivía hasta el Hospital Gemelli donde estaba ingresado el Santo Padre luchando por su vida para rezar por el. "En esos días se notaba la unidad de la Iglesia Católica, todos rezando por Francisco" recuerda.
También ha vivido con intensidad su funeral y la elección del nuevo sucesor de Pedro, el estadounidense con raíces españolas y peruanas, Robert Francis Prevost, que eligió el nombre de León XIV para su papado.
"El día de la fumata blanca fue increíble y en cuanto salió el humo salimos corriendo hacia el Vaticano. Yo vivía más o menos a dos horas de la Plaza de San Pedro pero conseguimos un coche y llegamos a tiempo", recuerda Gonzalo, quien asegura que vivió una experiencia mágica que siempre tendrá grabada en su memoria.
El sacerdote se refiere al nuevo portador del Anillo del Pescador como una persona, ante todo, muy preparada. "En sus palabras del primer día ya dijo que quiere mantener una continuidad con Francisco en cuestiones sociales además de abordar los retos de la Iglesia que son fuertes e importantes", señala.
Y aunque reconoce que los cristianos siempre están unidos al Papa, porque es la cabeza visible de la Iglesia, señala que León XIV, en concreto, reúne unas condiciones muy especiales, "o especialmente buenas".
En este sentido, destaca que nació en EEUU y entiende basante de su cultura. También que es agustino, lo que en su opinión le da un bagaje universal muy grande, y que igualmente ha estado en muchos sitios del mundo pero especialmente treinta años en las misiones en Perú.
"Es una persona con cualidades muy completas a las que hay que añadir sus cerca de tres años en el dicasterio de obispos que le aporta experiencia en la curia vaticana, por lo que creo que es un papa muy preparado", asegura.
Tarea educativa y jurídica
Durante la ordenación, Gonzalo compartió la ceremonia con otra veintena de diáconos de todo el mundo de la prelatura del Opus Dei, en los que había un poco de todo, desde expertos en vinos hasta un astrofísico que ha estudiado en la Universidad de Harvard.
En el caso del religioso vallisoletano, estudió Derecho y durante algunos años se dedicó a la educación como profesor. También inició la tesis doctoral en la Universidad pero la mayor parte de su trabajo la ha dedicado a ejercer labores de asesoramento sobre cuestiones educativas y jurídicas en fundaciones y entidades de ayuda al desarrollo.
Y aunque puede sorprender la edad en la que ha sido ordenado sacerdote, lo cierto es que al pertenecer a la prelatura del Opus Dei, las cosas se hacen de otra manera que en un seminario. Gonzalo, al ser numerario del Opus Dei, ha vivido en celibato, o lo que es lo mismo, no se ha casado y, además, se ha dedicado a tareas de formación de personas del Opus Dei, también compatibles muchas veces con un trabajo profesional.
Cuenta el vallisoletano que desde hace mucho tiempo ya tenía una entrega a Dios, y que el planteamiento de que su vida estaba dedicada a Él. Todos los numeroarios estudian la carrera de Teología para tener una buena formación y estar abiertos al posibilidad de ser ordenado sacerdote, algo que le ha llegado a Gonzalo quizás cuando menos lo esperaba.
"Hace años dije que no tenía problema en ordenarme pero por distintas circunstancias me pidieron otras tareas vinculadas a la Educación ya las fundaciones de ayuda al desarrollo. Luego, durante los últimos años antes de irme a Roma mis padres estaban muy mayores y necesitaban de una atención, pero cuando fallecieron, dije que estaba disponible", señala el presbítero de Valladolid, quien asegura que, para su sorpresa, ya que pensaba que a estas alturas ya no le iban a decir nada, en la prelatura le propusieron ir a Roma a estudiar cuatro años para poder ordenarse sacerdote.
"Y aquí estoy", finaliza.
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