
Turismo
La embriagadora ruta mudéjar por castillos a una hora de Madrid y que no te puedes perder
Nos adentramos por tierras de Segovia, con mucho encanto y también con una gastronomía sobresaliente

Cerca de Madrid, a una hora escasa se encuentra Segovia. Ciudad Patrimonio de la Humanidad, con tres encantos monumentales que uno no debe perderse como son el Acueducto, la catedral y el Alcázar. Además, cuna del mejor cochinillo que se puede degustar en España.
Pero es que su provincia atesora unos pueblos con bastante encanto y sobre todo con imponentes castillos. Estamos refiriéndonos a la Ruta de los Castillos, también conocida como del Mudéjar, y que arranca en Turégano, donde nos topamos con su Plaza Mayor, con aspecto aún medieval. Pero allí, imponente se alza su castillo, una fortaleza que fue levantada alrededor de una iglesia románica. Un gran bloque cúbico que cuenta con una muralla exterior almenada y con torreones.

Son numerosos los personajes que han pasado por estos muros, desde Alfonso I el Batallador y Doña Urraca, pasando por Juan II, Don Álvaro de Luna o Fernando el Católico o el secretario de Felipe II, Antonio Pérez, que estuvo en esta fortaleza prisionero por dos años.
Seguimos nuestra ruta por los castillos segovianos llegando hasta Pedraza, que tiene la peculiaridad de contar con una única entrada a su caserío. Casas solariegas que nos transportan a otra época y subiendo por sus calles acabamos en una gran explanada donde se alza un castillo, comprado recientemente. Se conservan los altos muros y la Torre del Homenaje y en el recinto estuvieron prisioneros los hijos de Francisco I de Francia.
Muy cercana a esta villa se encuentra el castillo de Castilnovo, con un gran amplio patio central, restaurado y que fue erigido por los Reyes de Aragón para posteriormente pertenecer a Don Álvaro de Luna y a los Reyes Católicos.

Continuamos nuestro itinerario para llegar hasta Sepúlveda, aunque aquí solo quedan unos restos del antiguo castillo, sobre todo de su muralla, pero vale detenerse en este lugar emblemático de la provincia segoviana, junto a las Hoces de Río Duratón.

Llegamos a Cuéllar, y allí destaca el Castillo-Palacio de los Duques de Alburquerque, el edificio más emblemático de la villa. Sobresalen en él sus potentes torreones, y un amplio Patio de Armas con una galería en la fachada sur, ambos renacentistas. El castillo forma parte de las murallas, siendo declarados ambos Monumento Artístico Nacional en 1931.

A lo largo de su historia, la fortificación ha tenido diferentes usos. Fue cuartel general de Lord Wellington y refugio del general Hugo durante la Guerra de la Independencia, sufriendo el saqueo de las tropas napoleónicas y durante la dictadura fue primero prisión política, cárcel común y sanatorio para enfermos tuberculosos. Además, según cuentan, en estas paredes se inspiró José de Espronceda, desterrado en Cuéllar en 1833, para escribir su novela romántica “Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar”.
Y finalizamos nuestro periplo por Coca, que fue edificado por al arzobispo Alonso de Fonseca a principios del siglo XV y al que se le considera como el ejemplo más destacado de la arquitectura militar mudéjar. Un espectacular castillo, todo él de ladrillo y rodeado de un ancho y profundo foso.
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