Cultura

El impresionante pueblo medieval que cuenta con una de las principales joyas del arte de repoblación o mozárabe

Se trata de una espectacular Iglesia del siglo X que cuenta con la distinción de Monumento Nacional

Puerta de acceso a la Iglesia de Peñalba de Santiago
Puerta de acceso a la Iglesia de Peñalba de SantiagoAyuntamiento Peñalba de SantiagoAyuntamiento Peñalba de Santiago

Son muchas las joyas arquitectónicas que se esconden en los diferentes rincones de España. La mayoría suelen situarse en pequeños, pero espectáculares pueblos, que se convierten en lugares ideales para disfrutar de unos días de descanso y de paz. En esta ocasión el monumento en cuestión es un impresionante templo, que es uno de los referentes del arte de repoblación. ¿En qué consiste este estilo? Pues son las manifestaciones, fundamentalmente arquitectónicas, que se llevaron a cabo en los reinos cristianos del norte de España entre finales del siglo IX y principios del XI. En la arquitectura peninsular septentrional del siglo X, incluso en la religiosa, se aprecian influencias musulmanas, inevitables por otra parte cuando se estaba en situación de vecindad con el califato de Córdoba, pero el término repoblación pretende hacer hincapié en que aquellas realizaciones monumentales no siempre se debieron a los modestos grupos de emigrados mozárabes que se instalaron en las zonas de repoblación cuando las condiciones de vida en Al-Ándalus se volvieron insoportables.

El término repoblación tampoco se encuentra exento de controversia académica, ya que la arquitectura ecléctica en el momento de la formación del reino de León recibía influencias muy variadas y no exclusivamente de repobladores cristianos. Si bien existen propuestas alternativas, como Arte de fusión o Arte leonés, el término arte mozárabe sigue siendo el más extendido popularmente, y el que otros autores apuestan por mantener.

El Arte de repoblación, denominado tradicionalmente Arte mozárabe, se identifica con la tercera etapa del periodo prerrománico hispano, tras las fases que corresponden al Arte visigodo y al Arte asturiano. Su arquitectura es un compendio de elementos de diversa extracción irregularmente distribuidos, de forma que en ocasiones predominan los de origen paleocristiano, visigodo o asturiano, mientras que otras veces resalta la impronta musulmana.

Señas de identidad:

- Planta basilical o centralizada; a veces con ábsides contrapuestos.

- Capilla principal de planta rectangular al exterior y ultrasemicircular al interior.

- Utilización del arco de herradura de evocación musulmana, algo más cerrado y peraltado que el visigodo.

- Empleo generalizado del alfiz.

- Uso de las ventanas geminadas y triples de tradición asturiana.

- Cubrición mediante bóvedas esquifadas, gallonadas y vaídas, además de las tradicionales de cañón.

- Columnas agrupadas formando pilares compuestos, con capitel corintio y collarino unido a él.

- Muros reforzados por contrafuertes exteriores.

- Evolución de los canecillos hacia grandes modillones lobulados que soportan aleros muy pronunciados.

- Decoración similar a la visigoda basada en roleos, esvásticas y temas vegetales y animales formando franjas impostadas.

El monumento más destacable de este estilo es Iglesia de Santiago de Peñalba, situada en el corazón de El Bierzo leonés, entre las alturas de los Montes Aquilanos. El pueblo tiene la distinción de Bien de Interés Cultural desde 2008 con categoría de Conjunto Etnológico, y desde 2016 también forma parte de la red de Los Pueblos Más Bonitos de España.

El templo perteneció a un monasterio fundado en las primeras décadas del siglo X y finalizada por el abad Salomón. Su existencia, como en tantos otros sitios, favoreció el asentamiento de pobladores y sus respectivas viviendas hasta constituirse en aldea.

Fue declarada Monumento Nacional en junio de 1931. Estaba terminada en el año 937 y se encuentra en la parte alta del Valle del Silencio, cerca de Ponferrada. El material constructivo es bastante modesto, constituido por pizarra y otros materiales de mampostería.

Al exterior, el edificio se muestra como un conjunto armónico de gran severidad pero atractivo por la superposición de diferentes volúmenes cúbicos, que enriquecen la aparente sencillez de la planta, en el que destacan el tejado de amplios aleros.

Santiago de Peñalba es una iglesia también de ábsides contrapuestos. El occidental parece que tiene igualmente un carácter funerario. Tiene una sola nave compartimentada en dos tramos. El más occidental se cubre con bóveda de cañón y en él estaría la entrada. El más oriental está cubierto por una cúpula gallonada y sería el tramo equivalente al transepto.

La puerta de acceso es el elemento más sugerente del exterior. Se encuentra en el lado sur y se constituye como un vano bíforo con sendos arcos de herradura pronunciada, al estilo califal, con recuadro de alfiz. El mainel central y las columnas laterales son de mármol y sus capiteles muestras formas propias mozárabes, es decir, imitando los acantos de los capiteles corintios romanos pero de manera más esquemática y sencilla. A imitación de muchas iglesias visigodas y asturianas, tiene una sacristía en cada extremo del transepto.

La cabecera es de un sólo ábside que está cubierto con cúpula gallonada y que tiene el perfil exterior recto y el interior de herradura. El arco de herradura que da paso al ábside, el arco triunfal, está enmarcado por un alfiz de influencia islámica.

En el interior, la iglesia está recubierta de pinturas murales datadas de la época califal. La pintura cubría originalmente todo el edificio, aunque ahora se conserva especialmente en los arcos de la cúpula gallonada de la nave central y en los dos ábsides.

Las pinturas poseen tres momentos diferentes, siendo el más primitivo coetáneo a la Iglesia, del siglo X, y fueron ejecutadas con la técnica de pintura al fresco sobre un motero de arena y cal; sobre el muro todavía húmedo se trasladó -utilizando el punzón, la regla y el compás-, el esquema compositivo; y posteriormente se aplicaron los pigmentos.

Entre los motivos pictóricos destaca el ladrillo fingido, además de otras pinturas con motivos vegetales y geométricos. El zócalo de almagra (pintura roja hecha a base de óxido de hierro de tipo arcilloso) es sorprendentemente similar al encontrado en Medina Azahara en Córdoba. Se trata de una decoración ejecutada con una excelente técnica y empleando unos pigmentos de gran calidad. Han sido restauradas parcialmente en el año 2004, un proceso que continúa en la actualidad.

En el interior de la iglesia, especialmente sobre las paredes del coro, se conserva una extensa colección de grafitos medievales: distintos grabados en estuco de figuras humanas, geométricas e incluso de animales. Se trata de una colección compleja y diversa, entendida como un reflejo espontáneo de la vida de los distintos moradores del templo. Algunos grafitos corresponderían a pruebas realizadas por los monjes antes de transcribir dichos dibujos al papel, ya que el papel era un bien muy preciado. En otros casos, las obras se atribuyen a dibujos realizados por los monjes para entretenerse o incluso como reafirmación de la identidad personal.

En el conjunto destacan las figuras de dos leones, una escena de caza, la figura de un monje ataviado con espuelas de montar a caballo en posición de bendecir, o varios grafitos epigráficos que repiten el nombre de GĒNADII, en referencia a San Genadio.

Otros templos destacables de este estilo:

- Iglesia de San Cipriano de San Cebrián de Mazote (Valladolid): Datada a comienzos del siglo X en relación con el rey de León Ordoño II y en 916 por documento escrito, año en el que la iglesia fue abandonada a favor de San Martin de Castañeda.

Cuenta con unas dimensiones de 30 metros de largo y 14 de ancho, que llega hasta los 16 en el transepto, y unos 11 de altura en la nave central, es la iglesia mozárabe de mayor tamaño. Basílica de tres naves y tres ábsides, con un cuarto ábside contrapuesto. Magníficamente conservada y construida en mampuesto, con grandes piedras de sillería en las esquinas del edificio, su aspecto exterior es imponente.

- Ermita de San Baudelio de Berlanga, Caltojar (Soria): Fue construida a finales del siglo XI por artesanos, posiblemente, mozárabes. El arabismo es evidente en la linterna y en la tribuna. Su situación en la tierra de nadie fronteriza entre cristianos y musulmanes puede justificar la mezcla de influencias. Las pinturas del interior, seguramente del siglo XII, tienen aún más difícil clasificación.

En el exterior del ábside se encuentra una necrópolis rupestre con más de una veintena de tumbas antropomorfas toscamente talladas, orientadas de este a oeste y estuvieron cubiertas por lajas. Su excavación inicial puede datarse alrededor del siglo X, si bien pudieron ser utilizadas sucesivamente, tal vez, hasta el siglo XVI.

Es un monumento de gran interés tanto por su arquitectura como por sus pinturas románicas, de una singularidad excepcional; además de que es uno de los escasos cenobios que en un momento tan temprano existían en la zona. Casi un milenio después de su construcción y pese a que parte de sus interesantísimas pinturas murales fueron vendidas a un marchante en 1922, y arrancadas de los muros tres años después, se la sigue conociendo hoy día como la «Capilla Sixtina del arte mozárabe».

- Monasterio de San Salvador de Tábara (Zamora): Construido sobre una pequeña loma desde la que se domina una amplia panorámica, en las últimas estribaciones de la Sierra de la Culebra y junto al arroyo del Casal, se debió a la iniciativa de dos monjes, San Froilán y San Atilano, que más tarde serían nombrados obispos de León y Zamora respectivamente. La fundación tuvo lugar a finales del siglo IX, después de la victoria de Alfonso III el Magno en la batalla de Polvoraria. El monasterio pronto alcanzó un notable esplendor. Las crónicas del momento recogen que estaba formado por una comunidad dúplice de más de seiscientos religiosos entre monjes y monjas, por lo que debió ser uno de los monasterios más poblados.

Durante su breve apogeo, el cenobio tabarense se hizo famoso por los libros que se copiaron e iluminaron en su scriptorium. Los ejemplares que se conservan están posiblemente entre los más bellos e impresionantes códices de todos los miniados en la Edad Media, especialmente los Beatos con ilustraciones mozárabes que impactan por su primaria expresividad en los que trabajaron el maestro Magius, su discípulo Emeterio, la miniaturista Ende y el escriba Senior. Destacan los llamados Beato de Tábara, del Archivo Histórico Nacional, y el Beato de Gerona, de la Catedral de Gerona.

La torre original fue sustituida por la torre de la iglesia edificada en el siglo XII en el mismo lugar en estilo románico, con escalera embebida en el muro. Con sus tres pisos de ventanales parece reproducir la obra antigua, ligera y pétrea como ella, alzada con ruda mampostería y algunas piedras talladas.