Agroalimentación

La industria agroalimentaria es el “alma" de la recuperación del medio rural

Así lo asegura la directora general de Vitartis, Cristina Ramírez, durante un foro organizado por Cartif en Valladolid

Cristina Ramírez, directora general de Vitartis, durante el foro en Cartif
Cristina Ramírez, directora general de Vitartis, durante el foro en CartifVitartisLa Razón

El Parque Tecnológico de Boecillo ha acogido este jueves un interesante foro de innovación organizado por Cartif para repasar las tres décadas de este centro tecnológico en el sector de la agroalimentación y los principales casos de éxito que ha desarrollado.

Allí, la directora de Vitartis, Cristina Ramírez, ha defendido que la industria agroalimentaria en Castilla y León es el “alma de la recuperación del medio rural” y ha destacado que la evolución del ecosistema de innovación abierta y colaborativa que lleva a cabo Vitartis “está transformando la industria alimentaria”.

En ese aspecto, recordaba en su intervención que la asociación alimentaria celebra en 2024 quince años de andadura, precisamente, en el mismo centro en el que hoy se encuentra Cartif. De hecho, recordaba que desde entonces ambos son socios tecnológicos prioritarios.

Asimismo, Ramírez ponía en valor que la agroalimentación de Castilla y León es el primer sector industrial en la Comunidad, con el 30 por ciento de su peso; y ocupa la tercera posición nacional, solo por encima en Cataluña y Aragón, con una facturación que se eleva por encima de los 12.300 millones de euros (la mitad de asociados de Vitartis), con 43.000 empleados y más de 3.000 empresas. En 2022, últimos datos disponibles, se alcanzaron los 3.000 millones de euros en exportaciones, “con tendencia al alza”, decía.

Por todo ello, la directora de Vitartis reivindicaba la fortaleza de un sector que, además, es “difícil de deslocalizar, por la cercanía de las materias primas” y que demostró su trascendencia también durante la pandemia.

De cara al futuro, avanzaba que Vitartis seguirá trabajando por la competitividad y sostenibilidad del sector”, y además se centrará en la innovación de las empresas. “Tenemos tres palabras claves: transferencia, innovación y competitividad”, enumeraba Ramírez, qal tiempo que exponía que una de cada cuatro empresas grandes de la agroalimentación están asociadas a Vitartis, de la que forman en total 145 socios. De ellos, 111 son empresas, 19 son proveedores de servicios al sector y 15 de base tecnológica, entre ellos las universidades, centros tecnológicos. “Todo ello conforma un ecosistema de colaboración para facilitar la transformación”, apuntaba, en declaraciones recogidas por Ical. Además, destacaba que el pasado año se desarrollaron 51 actividades para socios, con la participación de 129 entidades y 1.427 personas.

Binomio alimentación-salud

Por su parte, Belén Blanco, coordinadora del Área de Alimentación de Cartif, hacía hincapié en el trabajo de este centro tecnológico durante estos 30 años. “Somos especialistas en alimentación, para el desarrollo de soluciones tecnológicas que mejoren la calidad de las empresas, con sostenibilidad, seguridad, alimentos saludables y respeto por los desafíos del sector”, apuntaba.

Unos retos que, según decía, se apoyan en cuatro pilares. El primero de ellos, el “binomio” alimentación-salud, en la búsqueda de una “alimentación saludable” y que cuenta ya con proyectos de investigación en microbiota. El segundo, el “déficit de proteínas” y trabajar por encontrar nuevas fuentes de las mismas. Continuaba en tercer lugar con la seguridad alimentaria, “una parte muy importante en el sector de la alimentación”. Y, finalmente, se refería al reto de la sostenibilidad y su aplicación a la agroalimentación.

Foro sobre agroalimentación organizado por Cartif en Valladolid
Foro sobre agroalimentación organizado por Cartif en ValladolidRubén CachoIcal

Blanco desvelaba que Cartif trabaja actualmente en proyectos de desarrollo de la alimentación “funcionable, saludable y sostenible, enfocada a la reducción de grasas, azúcares y sal”. Y que otro de los trabajos se lleva a cabo en la planta de extrusión, a través de la texturización de proteínas; o tecnologías para “mejorar las propiedades tecnofuncionales de las materias primas”.

Finalmente, apuntaba a iniciativas sobre la trazabilidad de las misma mediante tecnología NRS para “el seguimiento y control de la producción” y la transformación de los sistemas de alimentación, en el que Cartif trabaja con 12 ciudades europeas para “un procedimiento justo y sostenible de las actuaciones”.