Cultura
Martín Gaite quería que "Caperucita en Manhattan" fuese un cómic y hoy su deseo se cumple
La editorial Siruela, coincidiendo con el centenario del nacimiento de la escritorsa salmantina, publica la primera novela gráfica que reinterpreta una de sus obras

La escritora Carmen Martín Gaite publicó la novela 'Caperucita en Manhattan' en 1990, aunque su propósito inicial era hacer un cómic. Este mes, la editorial Siruela, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Martín Gaite, cumple el deseo de la autora y publica la primera novela gráfica que reinterpreta una de sus obras.
Y esa idea original, que le rondó a Martín Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000), de que 'Caperucita en Manhattan' fuese un cómic la recoge la novela gráfica en una decena de bocetos que publica al final y que la autora dejó inconclusos. En ellos se ve a la protagonista (la niña Sara Allen de 10 años) mirando por la ventana de su piso en Brooklyn, en plena aventura en limusina por las calles de Manhattan y paseando por Central Park.
La guionista Catalina González (Alicante, 1976) y la ilustradora Helena Bonastre (Barcelona, 1991) revelan que el propósito de la Fundación Martín Gaite y la editorial Siruela era hacer algo especial para el aniversario.
Caperucita encarna a Marta, la hija de Martín Gaite
Y qué mejor homenaje que reinterpretar en formato cómic 'Caperucita en Manhattan', una de las novelas más queridas de la autora, escrita tras la pérdida de su hija Marta a los 29 años, víctima del sida, y donde explora el deseo de Sara Allen de buscar la identidad y la autonomía.
La guionista afirma que la adaptación es "muy fiel" a la novela y, por ello, en el cómic muchos fragmentos son literales al libro o se hacen pequeños ajustes, pero siempre intentando respetar el original y con la intención de "atrapar al máximo la voz de la escritora".
A la hora de documentarse, González admite que la novela original es autosuficiente, si bien cuando se trabaja en un proyecto de esta envergadura "la curiosidad lleva a investigar más allá".
Bonastre coincide en que el libro en sí y el personaje de Sara Allen (una niña curiosa que vive en Brooklyn, pero decide ir sola a Manhattan para llevar una tarta de fresa a su abuela) "tiene vida propia, y muchísima fuerza".
No obstante, ambas bucearon en libros como 'Carmen Martín Gaite: Una biografía' de José Teruel, que este año recibió el 37 Premio Comillas 2025, y muestra a la escritora en todas sus facetas.
La ciudad de Nueva York, otro personaje
Bonastre también acudió a Visión de Nueva York', 'un diario inédito de Martín Gaite, elaborado a modo de 'collage' durante su estancia en esta ciudad entre 1980 y 1981, y donde la dibujante vio una "conexión más directa" a nivel visual.
"Lo que más me ayudó fue esa percepción tan intensa de la ciudad de Nueva York, que la convierte en otro personaje del cómic", afirma.
Bonastre se dispuso a buscar cómo eran las calles de Nueva York donde transcurría su vida, los sitios emblemáticos, el tipo de familia que tenía Sara, su casa, sus muebles, sus lámparas o su sofá.
González comenta que al final Martín Gaite está en todos los personajes: está en la madre de Sara, en la abuela y en Miss Lunatic, una anciana que encarna el espíritu de la estatua de la Libertad.
Y es Sara, la niña que ansía ser libre, la que encarna especialmente a la hija.
Un año tardaron la guionista y la ilustradora en dar forma al cómic, un tiempo en el que han estado en comunicación constante.
La ilustradora admite que para la paleta de colores quería algo muy 'vintage', de la época de los noventa del pasado siglo.
Bonastre revela que su dibujo combina la técnica digital y a mano. Y si bien hace los esbozos en ordenador, la línea final es el boli de tinta y el coloreado digital.
Caperucita y la catarsis de Martín Gaite
La dibujante considera que todos los personajes de la novela gráfica absorben el conflicto personal de la escritora.
Por un lado el sentimiento de culpa por pensar que la educación de su hija en total libertad, casi sin normas, pudo ser contraproducente y llevarla al mundo de las drogas. Marta murió en 1985 de sida, enfermedad que contrajo a través del consumo de heroína con agujas infectadas.
González opina que esta versión gráfica de 'Caperucita en Manhattan' es una catarsis de toda esa ambivalencia y las preguntas que la obsesionaban: "¿Hasta qué punto hice bien en darle tanta libertad? ¿Hubiera sido mejor haberla protegido más o la libertad es sagrada?".
Y al final de la historia la niña protagonista salta a ese agujero, que no sabe donde va, y que no queda claro si es esperanzador o inquietante