Cultura
El Monasterio de San Pedro de Arlanza tuvo un claustro románico previo al renacentista
Esta es la principal conclusión extraída de la campaña de excavaciones arqueológicas que, desde principios de junio, realiza el Instituto del Patrimonio Cultural de España
El Monasterio de San Pedro de Arlanza (Hortigüela, Burgos) tuvo un claustro románico de una sola planta que estaría ubicado en el lugar en el que ahora se encuentra el Claustro Mayor herreriano y que fue desmantelado en el siglo XVII y sus piezas románicas reutilizadas para el claustro renacentista.
Esta es la principal conclusión extraída de la campaña de excavaciones arqueológicas que, desde principios de junio, realiza el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), dependiente del Ministerio de Cultura, dentro del proyecto iniciado en 2021 para investigar los orígenes del cenobio burgalés.
El jefe de Arqueología del IPCE, Juan José Gordón, ha presentado en el propio monasterio los resultados de una campaña que ha calificado como "un auténtico éxito", pues ha permitido resolver uno de los interrogantes que rodeaban a la historia constructiva del monasterio.
"Se ha escrito mucho sobre este tema y existen multitud de teorías que, gracias a los resultados de la excavación de este verano, podemos descartar", ha indicado en declaraciones a los periodistas, antes de mostrar los hallazgos y realizar una visita acompañado del subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente.
La excavación ha permitido hallar el banco corrido de cimentación, con los negativos de la primera hilera de sillares conformarían la zona del zócalo del claustro románico, además de piezas románicas que fueron reutilizadas para las zapatas de cimentación del claustro renacentista.
Una prueba de que San Pedro de Arlanza contó con un claustro románico desde el siglo XI, que ocuparía una planta ligeramente superior a la actual del herreriano y que habría sido desmantelado a principios del siglo XVII para la construcción del claustro renacentista.
El segundo de los hallazgos de este año es que se ha completado la excavación de la muralla monástica que se descubrió el pasado año y se ha sacado a la luz "una estructura de gran potencia que cerraba todo el recinto monástico septentrional y que sólo se conocía a través de antiguas fuentes escritas”, según Gordón.
Esta cerca perimetral daba acceso a la iglesia, probablemente en el momento en que el templo adquirió funciones parroquiales.
Está documentado que, al menos hasta el siglo XVI, el monasterio estuvo rodeado por una muralla con cinco torres: la de fray Pelayo en la zona occidental, la de Doña Sancha en el extremo suroeste, la del Tesoro en el norte y las del Capítulo y del Conde en la fachada este. Las sucesivas reformas y el abandono del edificio borraron parcialmente su trazado.
Llenando un vacío histórico
El jefe de Arqueología ha destacado que, a través de las sucesivas campañas de excavaciones acometidas desde el año 2021, han obtenido datos fundamentales que cubren el vacío de información que había sobre el monasterio, pues a finales del siglo XIX un incendio acabó con el archivo.
Campaña a campaña han ido identificando zonas de interés arqueológico, ha recordado. En 2022 actuaron en la hospedería, un edificio nexo que estaría fuera del monasterio en el sector norte, y en el 2023 intervinieron en diferentes zonas del claustro y de la muralla.
Datos cronológicos
Los trabajos de esta nueva fase del proyecto continuarán hasta finales de agosto con el estudio de los materiales recuperados, así como las analíticas y dataciones de los morteros empleados en la construcción tanto del claustro como de la muralla.
Estos resultados permitirán establecer con exactitud, entre otros datos, la cronología de cada uno de los tramos amurallados. “Con eso cerramos un capítulo fundamental de la historia constructiva del monasterio de Arlanza, cuna de Castilla”, ha concluido Gordón.
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