
Sociedad
El Papa reconoce a Lydia Jiménez su servicio a la Iglesia
La presidenta del Consejo Directivo de la UCAV recibe con humildad y entusiasmo la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice

El Obispado de Ávila ha acogido este viernes uno de esos días especiales y marcados en rojo en el calendario por su importancia y repercusión: el acto de entrega de la Cruz Pro Eclessia et Pontifice.
Una condecoración papal que se otorga a aquellos quienes hayan demostrado un largo y excepcional servicio a la Iglesia Católica o al Santo Padre. Una distinción que fue instituida por León XIII en el siglo XIX, concretamente en el año 1888, como premio a la fidelidad a la Iglesia y el servicio distinguido a la Comunidad eclesial por parte de clérigos y laicos.
Y un reconocimiento que en este caso se ha dado a Lydia Jiménez, presidenta del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Ávila (UCAV), además de directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, que recibía con orgullo, entusiasmo y muy agradecida de manos de Bernardito Cleopas Auza, el Nuncio del Papa en España.
Una condecoración que el Papa Francisco decidía otorgar a Lydia Jiménez el pasado 10 de diciembre, entre otras cosas, como reconocimiento a su trayectoria en las Cruzadas de Santa María, instituto secular titular de la Universidad Católica de Ávila.
Sus primeras palabras tras recibir esta distinción eran para reiterar su gratitud al señor nuncio, quien representa al Santo Padre, y al que, según decía, ama de forma entrañable y porque siempre la ha distinguido con una gran deferencia paternal.
«Es un reconocimiento que no considero merecido ya que simplemente se me ha concedido como un impulso a seguir dedicando mi vida por la Iglesia y por la evangelización» aseguraba con humildad la presidenta del Consejo Directivo de la UCAV, para quien esta es su forma de emplearse a fondo en la educación.
Asimismo, durante su intervención, Jiménez hacía especial hincapié en lo que considera que ha de ser la labor de Universidad, en general, y de la Católica de Ávila, en particular, y especialmente en estos tiempos tan convulsos que corren: un faro de pensamiento.
«La UCAV tiene que aspirar a ser eso, y no solamente para Castilla y León, sino para muchas ciudades de Europa y del mundo», apuntaba la directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María. Algo que, como dejaba claro también en sus palabras, es posible de conseguir gracias a la labor que lleva a cabo en esta entidad.
Bernardito Auza, por su parte, tras entregar la bula papal y colocarle la cruz a Lydia Jiménez, ponía en valor el significado de este acto y de este reconocimiento que, según decía, «se concede a muy pocas personas».
Si bien, aseguraba que en el caso de la presidenta del Consejo Directivo de la UCAV, se trata de un reconocimiento «más que merecido», entre otras cuestiones, por haber llevado una vida más que ejemplar, especialmente para la Iglesia Católica.
El nuncio del Papa Francisco, que sigue mejorando de sus dolencias y ya está trabajando y firmando decretos, según desvelaba Bernardito Auza, recordaba también que el Santo Padre conoce bien a Lydia y por eso ha querido otorgarle este homenaje y reconocimiento hacia sus actos en toda una vida, «especialmente a los últimos cuarenta o cincuenta años».
Además, ponía en valor su labor en favor de toda la sociedad abulense y castellano y leonesa a través de la UCAV.
Misión educativa
En este sencillo pero emotivo acto entrega de la Cruz Pro Eclessia et Pontifice, también participaba el obispo de Ávila, Jesús Rico García, quien llevaba a cabo la lectura de la solicitud cursada al Papa para esta concesión.
De la misma forma, defendía la labor educativa y evangelizadora de las Cruzadas de Santa María por diferentes partes del mundo y, en concreto, la trayectoria de Lydia Jiménez, de quien decía que conoció al Padre Morales, fundador del Instituto Secular, en los inicios de su etapa universitaria en Madrid y, desde entonces, su trabajo y entrega ha hecho posible la expansión de la institución hasta convertirla en lo que es hoy.
Francisco Trullén, secretario general de la Universidad Católica de Ávila, era el encargado de conducir este acto en el que actuaba el coro musical de la UCAV, y al que asistían más de doscientas personas, entre personalidades eclesiásticas y autoridades como el alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera; el presidente de la Diputación abulense, Carlos García; o el delegado de la Junta, José Francisco Hernández; además de representantes de la sociedad civil, familiares y amigos que quisieron acompañarla a Lydia Jiménez en este día tan importante para ella.
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