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Ni Pedraza ni Santillana del Mar: Estos son los cinco pueblos medievales más bonitos para visitar en otoño

Una visita por estas joyas patrimoniales hacen revivir el pasado

Calles de la localidad salmantina de La Alberca
Calles de la localidad salmantina de La AlbercaJcylJcyl

España es una auténtica joya arquitectónica en general. Pero en particular cuenta con numerosos pueblos que hacen que nuestro país sea un referente cultural en el mundo. Cada español tiene su rincón preferido, seguro, pero los internautas se han puesto de acuerdo y han elegido las cinco villas medievales más bonitas. Seguro que a todo el mundo le vienen dos nombres a la cabeza, la segoviana de Pedraza, el pueblo mejor conservado del mundo, y la cántabra de Santillana del Mar. Pero lejos de la realidad en la última lista para disfrutar del mejor otoño no se encuentran estas localidades.

Lo que si tiene en común la lista es que todos los pueblos elegidos son medievales. Y es que pasear por sus calles hacen al visitante regresar al pasado. Un pueblo medieval es un lugar cerrado dentro del paisaje agrícola y forestal, sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de los habitantes y campesinos del entorno, a la vez que constituye el mercado del área de influencia.

A estos centros acudían los campesinos a vender sus excedentes (cereales, frutas, carne, etc), a la vez que compraban artículos de uso cotidiano elaborados por los artesanos (herramientas, cerámica, o ropa…). Por ello el comercio ha sido caracterizado como su función principal, y por ese motivo se requirió que hubiera disposición de plazas o espacios públicos para poder realizar tareas de mercado.

Las ciudades medievales estaban rodeadas de altas murallas para su protección y algunas contaban con una fortaleza construida dentro del recinto de la ciudad conocida como ciudadela. En sus puertas se cobraban los impuestos sobre las mercancías que entraban en la ciudad. Las puertas se cerraban por la noche pero por el día permanecían abiertas.

Los edificios más destacados eran la catedral, la casa consistorial, la universidad, la lonja, las Iglesias y conventos, las hospederías, los hospitales y los palacios de algunos nobles y burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. Disponían de un gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos instalaban sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales acontecimientos de la ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones festivas y los ajusticiamientos.

Pues los cinco pueblos medievales más bonitos para disfrutar en otoño en España son:

La Alberca (Salamanca)

Erigido en la Sierra salmantina de Francia, La Alberca es el primer pueblo de España declarado conjunto histórico-artístico. Sus calles empedradas, balcones de madera llenos de flores y la Plaza Mayor animada son el escenario perfecto para una escapada con sabor a autenticidad, destacan por encima de todo.

Entre sus principales lugares que visitar se encuentran la Plaza Mayor, que se trata del gran símbolo de La Alberca. Fortificada y con un crucero de granito del siglo XVIII presidiéndola, es el centro de la vida en el pueblo y sus habitantes lo saben puesto que se esmeran en cuidar cada detalle de las fachadas balconadas y los comercios que en ella se encuentran. Y, entre todos los edificios y escudos de bella factura, destacan el Ayuntamiento y la Casa Ducal.

La arquitectura serrana de La Alberca es de una belleza hipnótica. Y es que, sus callejuelas empedradas están repletas de casas construidas a base de piedra y entramados geométricos de madera. No te dejes engañar por su pequeño tamaño, te recomiendo dedicar varias horas para disfrutar de su arquitectura popular.

Urueña (Valladolid)

La localidad vallisoletana de Urueña, considerada como la “Villa del Libro”, cuenta con una muralla construida entre los siglos XII y XIII que aun se mantiene intacta, así como su característico castillo. Fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1975. También posee Extramuros, un bonito mirador desde el que observar Tierra de Campos y donde se pueden visitar palomares tradicionales y la ermita santuario de Nuestra Señora de la Anunciada.

Además dispone de uno de los cascos urbanos mejor conservados de la provincia de Valladolid, ofreciendo a su visitante el aspecto de una pequeña ciudad medieval. Sus calles y sus casas restauradas y reformadas ofrecen un aspecto de pequeña ciudad medieval. Conserva gran parte de la muralla con dos de sus puertas, algunos lienzos del castillo, casonas de piedra de cierta calidad y una iglesia parroquial gótico-renacentista. Tiene además cuatro museos muy interesantes.

Fuera del recinto amurallado y a poca distancia está la ermita románica de La Anunciada y las ruinas de un antiguo monasterio. En el término municipal se han encontrado restos prehistóricos. Sus calles son de trazado medieval, con algunas casas de piedra de sillería, reconstruidas y la mayoría de adobe. La casa conocida como de la Mayorazga (o simplemente la Casona) está recuperada y convertida en el museo etnográfico de Joaquín Díaz. Urueña, fue la primera Villa del Libro registrada en España.

Covarrubias (Burgos)

En plena comarca de Arlanza, a orillas del río, se levanta la histórica villa de Covarrubias, uno de los mejores ejemplos de arquitectura tradicional castellana de toda la provincia de Burgos.

Entrar en Covarrubias es sumergirse en la historia más profunda de Castilla. Su ubicación, a orillas del Arlanza y en el valle del mismo nombre, ha facilitado su poblamiento desde época pre-romana, pero es en la Alta Edad Media cuando adquiere las señas de identidad que hoy la distinguen como una de las villas con más carisma de toda España.

Disfruta de un valioso conjunto monumental y recorre sus porticadas calles, llenas de majestuosos torreones como el de Fernán Gonzalez, casas blasonadas como el Archivo del Adelantamiento de Castilla y templos religiosos entre los que sobresale la ex - colegiata de San Cosme y San Damián, que mantienen el aroma del gran esplendor medieval de la villa y todavía conserva muchos de sus tesoros.

Buitrago de Lozoya (Madrid)

Se trata de uno de los municipios más pintorescos de la Comunidad de Madrid. Su casco histórico se encuentra rodeado por una espectacular muralla de origen árabe, envuelta a su vez por las aguas del río Lozoya. Tras sus muros milenarios aguardan el Castillo, la Iglesia de Santa María del Castillo, la Torre del Reloj y hasta un museo con obras de Picasso.

Las murallas de Buitrago se alzan sobre un meandro del Lozoya, a unos 74 kilómetros de Madrid. Antaño importante enclave defensivo, hoy sus muros siguen guardando el casco histórico, al que se accede a través de la Torre del Reloj, una torre albarrana de unos 16 metros de altura.

Al traspasarlas se halla la iglesia de Santa María del Castillo, la única conservada de las cuatro que llegó a tener Buitrago. Levantada durante los siglos XIV-XV y de estilo gótico, fue impulsada por el Marqués de Santillana y ha sido objeto de una cuidada restauración que ha descubierto una necrópolis medieval contigua. La gran torre campanario, de estilo mudéjar, cuenta con planta cuadrada y cinco cuerpos. Aunque gran parte del edificio hubo de ser restaurado tras la Guerra Civil, la torre es totalmente original.

También del siglo XV data el Castillo o Alcázar anexo al recinto amurallado, erigido por orden de la familia Mendoza, y de clara herencia mudéjar resultó seriamente dañado durante la guerra de Independencia. De planta cuadrada cuenta con siete torres que presidieron la estructura, todas diferentes entre sí, que se pueden visitar. El resto del espacio se emplea para distintos actos culturales.

Besalú (Girona)

La villa de Besalú está situada en un importante y tradicional cruce de caminos al este de la Garrotxa. Bisuldunum, su nombre original, era una fortaleza entre dos ríos: el Fluvià, al sur y el Capellades, al norte. Cuenta con un conjunto histórico-artístico medieval considerado como uno de los más bien conservados de Cataluña. Forman parte de este conjunto la antigua iglesia del monasterio de Sant Pere del siglo XII, de la que destaca la originalidad de su deambulatorio; la iglesia de Sant Vicenç del siglo XII, donde se conserva una capilla gótica lateral dedicada a la Vera Cruz; la fachada de la antigua iglesia hospital de Sant Julià del siglo XII; la casa de Cornellà, monumento románico del siglo XII y la sala gótica de la Cúria Real. Destaca toda la judería, y en especial el Miqvé.

El Miqvé o casa de baños rituales de Besalú es, junto con el de Girona, el único rencinto de baños judíos descubierto hasta ahora en la Península Ibérica. Se trata de una casa de piedra con bóveda de cañón, típicamente románica, del siglo XII.

El majestuoso puente románico sobre el río Fluvià es otro de los vestigios del Condado de Besalú, que junto con el de Barcelona, Ripoll y el de Girona, vio el nacimiento de la nación catalana. No sólo por los monumentos se tiene que valorar Besalú, sino también por el aire medieval que ofrecen sus calles llenas de recuerdos.