
Historia
"Roma no paga traidores", la famosa frase que nació en esta ciudad española y que fue el fin de Viriato
El líder lusitano fue asesinado por Audax, Ditalco y Minuro, hombres de su confianza

Viriato fue un líder lusitano que nació en la zona que que hoy sería Portugal y el oeste de España durante el siglo II a.C. Este personaje pasó a la historia debido a muchos factores, pero el principal fue que se rebeló contra Roma cuando el imperio trataba de conquistar la Península Ibérica y someter a los pueblos lusitanos y celtíberos. Básicamente, fue el principal líder de la resistencia. Otras características por las que también se le conoce es por sus técnicas de guerra.
Era todo un estratega que no luchaba como un ejército convencional, sino que empleaba ataques rápidos, emboscadas y retiradas estratégicas para así tratar de debilitar al ejército romano. De hecho, llegó a lograr sobreponerse en alguna ocasión a las filas de la Antigua Roma, razón por la que se le veía como una de las principales amenazas. A su vez, cabe destacar que era un hombre muy respetado debido a su honor y su justicia; no había ninguno de sus hombres que no le fuera leal, hasta que todo cambió.
Era tan complicado para los romanos vencer a Viriato que desde el imperio se tuvo una idea para terminar con él: pagar por su asesinato. Roma no era capaz de ganarle en ninguna batalla, por lo que se decidió sobornar a tres hombres cercanos al propio Viriato. Quinto Servilio Cepión, procónsul romano, fue el principal artífice de esta misión, aunque no la ejecutó él como tal. Entre el 141 y el 140 a. C., el caudillo lusitano trató de negociar la paz con los romanos, pero su plan no salió como el pensaba.
Los asesinos de Viriato: Audax, Ditalco y Minuro, hombres de su confianza
Envió a negociar a Audax, Ditalco y Minuro con el cónsul, y este compró la traición de los tres. Nacieron en Osuna (Sevilla) y, a día de hoy, no hay ningún informe ni ninguna otra información registrada de ellos, lo único que se sabe es que viajaron de vuelta a la Península Ibérica y durante una noche, mientras Viriato dormía, le apuñalaron por la espalda.
Tras todo lo acontecido, Quinto Servilio Cepión exigió que los romanos y el Senado le aplaudiesen, pero no obtuvo ningún resultado. Desde el Imperio, se vio todo esto como un hecho deleznable que no definía la filosofía de este gobierno autócrata. Según los historiadores, los senadores habrían dicho que la victoria del procónsul sobre Viriato no fue cosa de armas, sino de una traición. Los íberos y los lusitanos habían sido derrotados por tres hombres de su confianza y encima por dinero, acontecimiento percibido como un deshonor por la Antigua Roma.
"La famosa frase 'Roma no paga traidores' nació en lo que hoy es la ciudad española de Zamora"
Fue entonces cuando nació la frase "¡Roma no paga a traidores!", dedicada a los asesinos de Viriato. La cuenta de TikTok de 'Mitos y mentes' ha tratado este mismo tema. "La famosa frase 'Roma no paga traidores' nació en lo que hoy es la ciudad española de Zamora", afirman. Como ya ha sido mencionado en párrafos anteriores, han hecho mención al talento del héroe de la resistencia.
Viriato nació y vivió prácticamente toda su vida en la región del territorio lusitano, lo que en la actualidad es el noroeste de la Península Ibérica. Abarca la zona centro y norte de Portugal y el oeste de España, teniendo principal relevancia las provincias de Cáceres, Salamanca y la propia Zamora. Por eso se dice que ahí nació la frase aunque no hay ningún informe como tal que lo corrobore; hay diversas teorías.
El Imperio Romano tenía sus propias reglas de honor
Normalmente, estaba situado muy cerca de zonas montañosas debido a que eran ideales para las guerrillas. La Sierra de la Estrella, los montes de Tras-os-Montes y las colinas del Alentejo fueron los lugares que más frecuentó. Allí hizo sus ataques contra el imperio y, a su vez, se refugiaba allí junto a sus aliados. El valle del Tajo y el río Duero también fueron lugares de su interés debido a que eran ubicaciones estratégicas y escondites perfectos.
"Humilló a las legiones romanas con emboscadas y estrategias imposibles. Era el orgullo de Hispania y la pesadilla de Roma", manifiestan. La historia tiene un fin muy claro. Los os traidores fueron a buscar su recompensa tras haber realizado el 'trabajo sucio', pero los romanos "tenían sus propias reglas de honor. En lugar de oro, recibieron una sentencia que pasó a la historia: 'Roma no paga traidores'", concluyen.
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