Curiosidades
El santo con fama de taumaturgo al que se honra hoy
Fue canonizado en 1746 por el Papa Benedicto XIV
Los vallisoletanos, pero también los que viven en el municipio de Laguna de Duero, en el alfoz de la capital, o los de La Aguilera, pedanía de la localidad burgalesa de Aranda de Duero donde está enterrado -lugares donde fundó conventos- están de fiesta hoy, 13 de mayo, porque honran su patrón y al de su diócesis desde el año 1746: San Pedro Regalado.
Unfraile franciscano, pobre y humilde, conocido por su rigor en la penitencia pero también por su atención y cuidado de los pobres, Un sacerdote que predica en los pueblos de alrededor con sencillez y persuasión, que propicia numerosas conversiones y provoca algo que atrae a la gente.
San Pedro Regalado es también el patrón de los toreros, pero, sobre todo, es popularmente conocido porque se le atribuyen episodios de bilocación, o lo que es lo mismo, paranormales, divinos o sobrenaturales.
De hecho, se cuenta que a Pedro Regalado, hijo de Pedro Regalado y María de la Costanilla, se le veía a menudo elevado por encima de la tierra con llamas irradiando de su cuerpo . También que poseía la agilidad y facilidad de los cuerpos glorificados, y que tenía el don de la ubicuidad, por cuanto se decía que se encontraba a la misma hora en monasterios distantes entre sí, haciendo negocios para la Orden.
Cuentan también que más de una noche se le podía ver por el cerro del Aguila, próximo al retiro, siguiendo los pasos de la Pasión del Señor con una soga al cuello, cruz de madera pesada en los hombros y una corona de espinas en su frente.
E incluso se le conocen hechos milagrosos, que han quedado recogidos en el proceso de canonización que concluyó en el año 1746 a cargo del Papa Benedicto XIV tras lo cual fue nombrado patrón de Valladolid .
Como por ejemplo el que ocurrió un 25 de marzo de 1450, fiesta de la Anunciación de la Virgen María. Ese día, estando el fraile Pedro Regalado rezando maitines tan absorto en la contemplación dentro del convento de El Abrojo, sintió añoranza por honrar a María en el convento de La Aguilera consagrado por él a la Virgen bajo esa advocación. Entonces en ese momento fue transportado por los ángeles por los aires durante los ochenta kilómetros que separan las casas para regresar de nuevo a El Abrojo, cumplido su deseo.
El sencillo y santo patrono de Valladolid murió con fama de taumaturgo en 1456, a los 66 años.
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