Sociedad

Solo dos de los seis toros finalizan el cuarto encierro de Cuéllar

Los astados dejan heridos sin gravedad a dos caballos

La villa de Cuéllar celebra el cuarto encierro, declarados Fiesta de Interés Turístico Internacional, con toros de la ganadería de Valdemoro
La villa de Cuéllar celebra el cuarto encierro, declarados Fiesta de Interés Turístico Internacional, con toros de la ganadería de ValdemoroNacho ValverdeIcal

El cuarto encierro de las fiestas de Cuéllar (Segovia), celebrado este miércoles 30 de agosto, ha resultado ser el más difícil y peligroso de los vividos hasta el momento, además de finalizar incompleto debido a que han tenido que sedar a cuatro de los seis toros antes de entrar en la ciudad, si bien no se ha registrado ningún herido de gravedad.

El encierro, cuya duración ha superado los 20 minuto por la desintegración de la manada, ha dejado heridos pero sin gravedad dos caballos, que han sufrido embestidas por parte de los toros, han explicado fuentes de la organización, si bien uno de los caballos ha protagonizado un episodio de peligro al rodar a la entrada en la ciudad sin caballistas y muy alterado.

Sin embargo, pese a la peligrosidad del recorrido, fuentes del Ayuntamiento han afirmado que no se ha producido ningún herido en el recorrido, a diferencia de lo ocurrido este martes, cuando un joven tuvo que ser intervenido en la enfermería de la plaza de toros, y posteriormente trasladado al hospital por una cornada leve.

El encierro con los toros de la ganadería Valdemoro comenzó con dificultad ya desde la salida, a las 8:30 de la mañana, en los corrales, y a las 9:19, adelantados a lo previsto, hacían entrada por el conocido ‘embudo’ el conjunto de caballistas con los cabestros y el resto de toros separados de manera individual, lo que ha complicado el encierro por la ciudad.

En su entrada a la plaza de toros, los cabestros únicamente han podido guiar a uno de los astados hasta el recinto.

El resto del grupo ha hecho peligrar el recorrido del encierro al crear irregularidades con las infraestructuras de la zona del ‘embudo’ y, finalmente, se ha tenido que sacar en varias ocasiones a los cabestros para guiar al único toro que quedaba por las calles de Cuéllar.