Temporada de Setas

El plato culinario estrella de estos días sin duda alguna son las setas u hongos comestibles, los otros son preciosos, pero pasa como con todo, detrás de una bonita figura puede haber veneno del bueno. Para poder paladear de manera segura tan codiciado manjar basta con ir a los mejores restaurantes o asistir a una jornada campestre acompañado de un auténtico experto, de los de verdad, de los que te cuentan en qué lugar del pino piñonero vive papá pitufo de lunes a jueves.

Los vastos bosques de otoño nos ofrecen estos días un lugar de sosiego, paz y aventura, y si a eso le sumamos la neblina temprana o la vespertina tenemos a nuestro alcance una auténtica aventura digna de la realidad virtual más puntera.

Todo tipo de flora y fauna propia de estas épocas puede evocarnos grandes títulos de la literatura y del cine y las setas no son ajenas a ello contribuyendo a que sea aún más una experiencia enriquecida: Pedos de lobo, trompetas de la muerte, oreja de judas o el chipirón del monte son algunos de los más variopintos nombres fúngicos que hacen más atractiva la aventura del conocimiento otoñal.

Y cuando las cosas van bien regadas las circunstancias aparecen como setas y dan lugar a inestabilidades políticas, subidas económicas, profundas guerras o terroríficas enfermedades.

El pan bien hecho, humeante y con un olor extraordinario siempre atrae a las moscas más cojoneras, las setitas aparecen de la nada, han estado ahí, con su micelio subterráneo maquinando la oportunidad favorable de humedad y oscuridad, y no hablo precisamente de las simpáticas setas del Super Mario Bros.

En la era del “todo va mal, pero puede ir peor así que no te quejes”, cuando las cosas salen bien los antiguos y olvidados personajes secundarios llaman a tu puerta para recordarte lo buenos amigos que sois y lo mucho que de verdad te quieren para así indexar su ADN en tu cerebelo y hacerte pensar que en el fondo son necesarios para tu mindfulness personal.

Mi abuela siempre decía un refrán: Manos que no dais, que esperáis. Y es que es una de las frases más duras, pero más certeras para poder identificar a los moscones o a los parásitos que sólo estarán allí cuando brilles en tu día a día, y ojo, no hace falta llegar a Hollywood para ello basta con que seas feliz en tu mundo y que portes una sonrisa de metro y medio todos los días.

Hay que decidir en nuestra vida que tipo de seta queremos que salga cuando las circunstancias sean favorables, porque hongos y parásitos siempre va a haber, eso es una realidad innegable, pero está en nuestra mano que sean beneficiosos para nuestro propio ser y que contribuyan en una buena sinergia a que evolucionemos siempre a una mejor versión de nosotros mismos.

Dejémonos querer por el Kéfir de la vida, las otras, aunque bellas, siempre a distancia.

No sea que pienses que te estés comiendo unos Níscalos y sean en realidad un buen Pedo de lobo.