Campo

UCCL advierte de que los bajos precios están llevando a la debacle al sector lácteo

El sindicato agrario afirma que el pasado año han desaparecido más de 250 granjas de ovino (156), vacuno (81) y caprino de leche (22)

Crisis del sector lácteo
Vacas lecheras de la explotación de Vazaeco, en la localidad vallisoletana de TordehumosEduardo MargaretoAgencia ICAL

"La falta de rentabilidad por los bajos precios que paga la industria a los productores de leche está llevando al sector lácteo a una debacle".

Así lo creen y así lo advierten desde la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), que apuran los últimos momentos de la campaña electoral por las elecciones agrarias de este domingo para denunciar que Castilla y León fue la autonomía española que más ganaderos de ovino de leche perdió en 2022, un total de 156, con una merma porcentual del 9,4 por ciento.

La organización asegura que actualmente quedan sólo 1.502 productores de leche de ovino.

En cuanto al caprino, el sindicato apunta que Castilla y León sufrió el cierre de 22 explotaciones, con una pérdida del 8,3 por ciento, mientras que en el vacuno, desaparecieron 81 productores, el 9,4 por ciento de sus granjas.

Estos datos revelan, según UCCL la crisis que vive este sector en Castilla y León, donde ha mermado la producción en 7.450 toneladas de leche de vacuno, 6.365 de ovino, y 287 de caprino, con bajadas porcentuales del 0,8, 2,2 y 8,2 por ciento, respectivamente, informa Ical.

Todo esto viene provocado según la organización que lidera Jesús Manuel González Palacín, por el aumento de los costes de producción, principalmente de los piensos, de entorno al 30-40 por ciento respecto de 2021, cifra que se eleva hasta un 50 por ciento si se compara con 2020.

"A esto habría que añadir también los aumentos en costes de electricidad, mano de obra, gasóleo o productos veterinarios", lamentan.

Por todo ello, la organización critica que la industria sólo ha considerado subidas “razonables” de precio “demasiado tarde, cuando la leche comenzaba a escasear, lo que no sólo ha provocado los cierres, sino que a las pocas explotaciones que siguen no les salgan los números”.

“Detrás de las campañas que se hacen para vender las bondades del campo se esconde esta realidad, la de un sector que en muchos casos no logra rentabilidad, y que en los pocos casos en los que lo hace, no es suficiente para tener una vida digna para que haya un relevo suficiente en el sector”, finalizan.