La Virgen de los Dolores de la Vera Cruz vallisoletana estrena corona esta Semana Santa

El fervor de los vallisoletanos y la religiosidad fueron protagonistas el pasado mes de septiembre, al acoger una emotiva coronación canónica de Nuestra Señora de los Dolores de la cofradía de la Santa Vera Cruz, una talla de Gregorio Fernández que ya ha cumplido cuatro siglos. No era para menos, en una ciudad tan devota como la vallisoletana. Una corona que se estrenará esta Semana Santa, con motivo de los diferentes actos procesionales y religiosos que tendrán lugar en los próximos días por las calles e iglesias de la ciudad.

Y el artífice de esta preciosidad, que él mismo define como su mayor logro profesional hasta el momento, el es el joyero Antonio Zúñiga, que en declaraciones a LA RAZÖN, en el mismo taller donde ha elaborado esta majestuosa joya, declara que "para él ha sido como un sueño, como construir una catedral". El vallisoletano forma parte de un negocio familiar, con más de60 años de historia, y cuya joyería se encuentra en pleno centro de la ciudad, y que se ha convertido, sin ninguna duda, en una de las más emblemáticas del lugar. Allí, junto a su padre, Antonio también, y todavía en activo, diseña joyas que se han podido ver en pasarelas nacionales e internacionales, además de restaurar obras que se pueden ver en museos y exposiciones.

Pero su obra magistral, hasta la fecha como él reconoce, y que seguro que habrá más, es la corona realizada para la Coronación Canónica de Nuestra Señora de los Dolores de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz de Valladolid. Una obra hecha en y por un vallisoletano, ya que estas obras, normalmente se mandan realizar en tierras andaluzas. "He querido resaltar en todo momento la espiritualidad y la sobriedad que despierta la talla".

De esta manera, tanto en el diseño como en su posterior realización, se han conseguido armonizar tres objetivos. "Está realizada en nuestra época y sin copiar o reproducir elementos ornamentales propios de los realizados en siglos anteriores; otro es lograr una armonía y coherencia con la imagen de la virgen y por último, la sobriedad de estilo, tan característico de la orfebrería e imaginería castellana", destaca Antonio Zúñiga.

Para ello, el joyero se ha basado en el simbolismo iconográfico de la devoción mariana, así como el propio y representativo de la cofradía de la Vera Cruz, y con algún detalle significativo de la ciudad de Valladolid. El Lignum Crucis, el símbolo más distintivo de la cofradía, toma protagonismo en la configuración de la corona y se ha realizado íntegramente en oro de 18 kilates eligiendo las esmeraldas como las gemas de ornamento. Consta de doce estrellas, cada una de ellas con una piedra en su centro y cuenta también con una docena de resplandores y diez rayos o ráfagas que simbolizan el sol al que se refiere el texto del Apocalipsis.

El escudo de la cofradía aparece en la parte central de la diadema, y a cada lado aparece la figura de un ángel, que sujetan un "jarro de pico" y otros elementos destacados son el lema "Reina de los Dolores de Valladolid", el cordón franciscano y las llamas de la ciudad.

En definitiva, una corona que lucirá más que nunca en una de las tallas más icónicas de la Semana Santa de Valladolid, y que se paseará para deleite de miles de visitantes en los próximos días por las calles de la ciudad.