Opinión

Vuelta al cole en Galerías Preciados

"Septiembre y Paco con la rebaja esperan inquietos y veloces a la vuelta de la esquina para hacer mella con nuevos dilemas y trastornos que nos llevarán a un convulso otoño"

Todo preparado ya para un nuevo inicio del curso escolar en Castilla y León
Primer día de colegio del pasado curso escolarJesús G. FeriaLa Razón

Parece que el torbellino de acontecimientos entre elecciones, ola de calor, incendios y crímenes en Tailandia tiene los días contados, pues no olvidemos que septiembre y Paco con la rebaja esperan inquietos y veloces a la vuelta de la esquina para hacer mella con nuevos dilemas y trastornos que nos llevarán a un convulso otoño donde la buena economía brille por su ausencia y los informativos sigan golpeando nuestras ilusiones y nos recuerden que quietecitos y conformes estamos mejor.

Pero hay algo más traumático que todo esto, algo que atizaba la mente de todos en nuestra más tierna infancia, unas terribles palabras que resonaban en nuestro cerebro: Vuelta al cole.

Todos los grandes almacenes e hipermercados se afanaban en recordar a las pequeñas mentes que lo bueno se acababa, tradición por supuesto que sigue vigente a día de hoy pero que a las anestesiadas mentes de los niños y niñas-tablet parece no hacerles el mismo efecto, ¡caray! ¡Nuestras armas eran sólo una bicicleta y la Super-Nintendo!

La publicidad con el semblante de compañeros con mochila al hombro y una sonrisa de oreja a oreja, volviendo a que sus profesores les dieran con el martillo del conocimiento a las 8 de la mañana, no hacía más que reírse de nosotros en una inverosímil campaña de publicidad más alejada de la realidad que el anuncio de “hay alguien que me hace sonreír más que mi marido: mi dentista”.

Pero bueno, el lado positivo era el de siempre: cuadernos y libros a estrenar con ese adictivo olor a forro nuevo que te hacía pensar que eras un magnate del business, reencontrarte con tus amigos para que presumieran de sus vacaciones de verano y mil cosas más inventadas, volver a ver a la chica que tanto te gustaba y que tanto te ignoraba…y un largo etcétera que hacía la salsilla y argumentaba las comidillas de lo que sería el curso lectivo en los próximos meses.

Pero dentro de esa vorágine de sucesos había un mensaje de fondo en todo el país: cachondéate de las cosas, no es para tanto.

¡Ay, benditos 90! Uno podía no ser linchado por querer tener un coche, una casa en la playa y otra en la ciudad, podías hablar de política con cualquiera y nadie juzgaba a nadie, te tomabas un refresco sin pensar que te podías morir y por supuesto no eras la causa del cambio climático ni de la contaminación por no usar la bicicleta a -2ºC en pleno invierno para ir a trabajar.

¡Qué nostalgia! ¿No? Cuando la música electrónica del Bakalao era lo más malote, no como ahora que el Reggaeton baña nuestros oídos con delicadas letras y tiernas poesías hacia las mujeres, cuando derrochábamos el dinero como capitalistas salvajes comprando ropa nueva y no de segunda mano para ayudar a parar el hambre en el mundo o cuando destruíamos el clima en la tierra por usar el coche y no el transporte público, menos mal que ahora las grandes industrias de países emergentes no contaminan. ¡Ay! si es que éramos unos “Pinkfloyds-intergalácticos”.

Así que es lo que toca, volver a empezar una y otra vez, con el sonido de la política y su blablablá.

Pero hay algo que de nuevo tenemos, un cuaderno en blanco llamado vida, unas páginas en que los únicos autores seamos nosotros, un manuscrito en el que dibujemos y escribamos nuestros mejores capítulos y en el que nos volvamos a reír un poco de todo y relativicemos el día a día, esa es la auténtica y verdadera salud, los mayores lo saben y lo practican, saquemos de la urna su conocimiento y vivámoslo sin miedo.

Porque en definitiva todo esto no es más que un truco.