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La próxima amenaza: ¿Y si Estados Unidos y Rusia no renuevan su tratado nuclear?
Ronald Reagan y Mijhail Gorbachov frenaban en seco la carrera armamentística en 1991, pero 20 años después las dos potencias no se ponen de acuerdo para su continuidad, lo que pone en alerta a la comunidad internacional
En febrero de 2011 se cumple el plazo de cumplimiento del denominado “START”, Strategic Arms Reduction Treaty o el tratado estratégico de reducción armamentística. Esto quiere decir que en menos de un año vista las dos potencias podrían actuar sin control alguno en la construcción de cabezas nucleares, una posibilidad que nos devolvería en un visto y no visto a los años de la Guerra Fría. El estallido de la gravísima crisis provocada por la pandemia del coronavirus ha dejado en segundo plano un tema de extrema urgencia y que podría recordarnos que el mayor peligro para el hombre no es ningún virus, sino el propio hombre.
El primer tratado se firmó en 1991 por MIjhail Gorbachov y Ronald Reagan y fue aplaudido como un gran triunfo para toda la humanidad. El tratado limitaba el número de cabezas nucleares y plataformas de lanzamiento que podían poseer cada una de las superpotencias, que en los años precedentes parecían correr desesperados para ganar la carrera armamentística. El pacto también establecía verificaciones mutuas y un régimen común de inspecciones, así como una red de comunicación directa informando del estado de las cabezas almacenadas.
El tratado fue renovado en 2003 bajo el nombre de SORT, Strategic Offensive Reduction Treaty o tratado estratégico de reducción ofensiva. Ocho años después, en 2011, se renovaba por última vez como New START. Y ahora ha empezado la cuenta atrás para sentar las bases de un nuevo acuerdo. Sin embargo, ambos países no disimulan su empeño en construir plataformas más sofisticadas para su lanzamiento, así como nuevas estrategias en el ciberespacio, lo que cada vez acorta la capacidad de respuesta del adversario.
Desde su última reunión para discutir sobre estos términos, Estados Unidos tenía 668 misiles balísticos intercontinentales, lanzadores submarinos y bombas pesadas, mientras Rusia tenía 513 de un máximo de 700. El límite total de cabezas nucleares que puede reunir cualquier de los dos países es de 1.550, con Estados Unidos almacenando 1.376 y Rusia 1.426.
Las elecciones estadounidenses de noviembre pone otro interrogante en este juego de ajedrez al que toda la humanidad debería estar atenta. Trump ya ha sicho públicamente que no está de acuerdo con el tratado en su estado actual, mientras que Rusia sí que ha dado pasos para encontrar una solución. La opinión de la administración de Trump es que en el nuevo tratado también debería incluirse a China, un país con el mismo número de cabezas nucleares que Inglaterra o Francia. En estos momentos, Francia posee 300, China 270 e Inglaterra 220. Por su parte, China se ha negado a entrar en un tratado al ver como los dos países siguen su propia carrera en encontrar nuevas formas tecnológicas de rápida destrucción masiva. Los rusos, por ejemplo, presentaron en 2017 un misil ultrasónico capaz de alcanzar la increíble velocidad de un match 27.
El año pasado ya se revocó el tratado sobre misiles de corto alcance y ahora parece que todo acuerdo de control armamentístico es cosa del pasado. Trump, desde luego, no está por la labor de aceptar la petición rusa de volver a sentarse a la mesa de negociaciones, pero sí que tanto republicanos como demócratas buscan vías de acuerdo para poder tener un canal de control de los arsenales rusos. Veremos cómo acaba esta nueva partida de los “Juegos de Guerra”.
Aumenta el gasto militar
El gasto militar a nivel mundial alcanzó los 1,91 billones de dólares en 2019, lo que supone un aumento del 3,6% con respecto a la cifra del año anterior, el mayor incremento en la partida militar en la última década, según el anuario elaborado por el Instituto de Investigación Internacional para la Paz de Estocolmo (SIPRI). El informe apunta que el aumento en el gasto global se ha acelerado en los últimos años y desde 2010 ha experimentado un crecimiento del 7,2 por ciento. En términos totales la inversión en Defensa el pasado año representa el 2,2 por ciento del PIB mundial, aproximadamente 249 dólares por persona. Una de las partidas más importantes es la renovación y modernización de las armas nucleares por parte de Estados Unidos y Rusia. Estados Unidos contabiliza el 38 por ciento del gasto mundial con 732.000 millones, con un aumento del 5,3 por ciento reespecto a 2018. España se situó en el puesto 17 del ranking con 17.200 millones, un 0,8 del PIB, lejos del 2 por ciento que exige Esstados Unidos a todos sus socios de la OTAN. "Mientras haya armas nucleares no habrá garantías de seguridad, resumía Setsuko Thurlow, superviviente de la bomba de Hiroshima, el pasado mes de agosto.
El año pasado, el Ejército de Estados Unidos desplegó ay una nueva arma nuclear que, según afirmó el Pentágono, “ayudará a protegerse de los adversarios extranjeros”. El arma nuclear lanzada por el submarino es una ojiva W76-2 y la describen como “bajo rendimiento”. A pesar de ser calificado por los funcionarios estadounidenses como menos destructible, tiene más poder explosivo que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima en 1945. “Esta capacidad fortalece la disuasión y proporciona a Estados Unidos un arma estratégica de bajo rendimiento más rápida y con mayor capacidad de supervivencia”, aseguró John Rood, subsecretario de defensa.
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