Coronavirus

Teletrabajo veraniego: se busca casa con piscina, que permita mascotas y buena conexión wifi

Las plataformas digitales revelan que las tendencias de búsqueda han cambiado tras el confinamiento

Tras casi tres meses confinados, las búsquedas online revelan que queremos seguir trabajando pero lejos de casa
Tras casi tres meses confinados, las búsquedas online revelan que queremos seguir trabajando pero lejos de casaEnric FontcubertaAgencia EFE

El 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma debido a la crisis sanitaria por el coronavirus, se prohibió el uso de todos los espacios comunes en las comunidades de vecinos. Las azoteas, patios, jardines e incluso piscinas dejaron de ser zonas de uso y disfrute de los vecinos. Esta medida fue motivo de conflictos y generó diferentes problemas de convivencia en algunas comunidades puesto que enfrentó a aquellos vecinos que consideraban un derecho y un alivio el poder disfrutar de estas zonas en época de confinamiento, de manera que defendían ser más laxos con la norma y buscar acuerdos en el seno de la comunidad para poder disfrutar de ellas, y quienes querían cumplirla a rajatabla.

Con la llegada de la desescalada, los vecinos han ido reconquistando estos espacios. En la fase 1, ya se dio el visto bueno al encuentro de un máximo de diez personas, todas ellas de la comunidad, en estas zonas, siempre manteniendo la distancia de seguridad, y con la entrada en la fase dos se amplió a 15 el número de personas vecinas de la finca que podían reunirse en los espacios comunes. En ese momento, también se autorizó la reapertura de las piscinas comunitarias, pero limitando su aforo al 30%, de manera que las comunidades de vecinos han tenido que organizar turnos o un sistema de reserva para poder disfrutar de esta instalación. Paralelamente, ha sido necesario dotarse de un vigilante o sistema que permita controlar el acceso a la piscina, en la que también hay que mantener la correspondiente distancia de seguridad, para no rebasar nunca el aforo máximo permitido.

Ahora, a las puertas de la fase 3, que en algunas localidades probablemente corresponderá con el fin del estado de alarma, se espera un incremento del número de personas que pueden reunirse en estos espacios compartidos, pero lo cierto es que existe incertidumbre al respecto. Tal y como apunta Lorenzo Viñas, gerente del Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona-Lleida, “cuando concluya el estado de alarma, se transferirán las competencias a las Comunidades Autónomas y serán éstas las que entonces establezcan las normas a seguir, de manera que por ahora no se sabe cómo se gestionarán esos espacios comunes más allá del estado de alarma”. Y ello, como confirma Viñas, “podría condicionar a la gente a la hora de buscar o elegir una vivienda turística de cara a los meses de verano”. Eso y la voluntad de minimizar los contactos con personas ajenas al núcleo familiar para reducir al máximo el riesgo de contagio.

Viviendas enteras y con piscina

“Es posible que la población se esté replanteando el tipo de arrendamiento vacacional porque no se sabe si habrá limitaciones en el uso de las zonas comunes”, constata el gerente del Colegio de Administradores de Fincas. En este sentido, Andreu Castellano, portavoz de Airbnb, concreta que “a finales de mayo se empezó a evidenciar una tendencia clara” en lo que a alquileres de vivienda turística se refiere. Al respecto señala que “todas las búsquedas apuntaban a un perfil muy concreto: casas con privacidad y en un 50% de los casos con piscina, principalmente en destinos domésticos o de proximidad, con estancias más prolongadas”. De hecho, las búsquedas totales diarias en Airbnb de alojamientos enteros, como chalets, villas o casas, se han multiplicado por cuatro, mientras que entre los equipamientos más buscados por los españoles, destacan las piscinas, con el 50% de las búsquedas, probablemente debido a las restricciones que habrá en los accesos y usos de las playas, pero también porque, si bien las localidades costeras siguen siendo el destino más deseado por los españoles, según los datos recogidos por Airbnb, se ha producido un destacado incremento del interés por áreas del ámbito rural y del interior, algo que también ponen de evidencia desde Booking.

Tras la piscina, el segundo atributo principal que demandan los usuarios de esta plataforma a la hora de buscar alojamiento vacacional es que admita mascotas (12%) y el tercero, que éste disponga de WiFi (11%), lo cual apuntaría a otra de las nuevas grandes tendencias que se está poniendo de evidencia este año en lo que se refiere al alquiler de vivienda. “Los españoles buscan una estancia más larga”, asegura Castellano, quien recuerda que “si bien la medida de los meses de julio y agosto estaba en los seis días, ahora la gente alquila por 8 o 9 días y además se han incrementado las búsquedas para estancias cercanas al mes, que antes eran muy escasas”. Sin ir más lejos, en los últimos días del mes de mayo, en Airbnb, las visitas a destinos con estancias de más de cuatro semanas de duración se situaron un 180% por encima de las registradas por las mismas fechas del año anterior.

Trabajar desde el alojamiento vacacional

Si al hecho de priorizar el WiFi unimos este incremento del interés por alquileres de cuatro semanas de duración y a eso sumamos el destacado aumento de las búsquedas de alojamientos cerca de las grandes ciudades, la conclusión es que “este año las familias están buscando alojamientos desde los que poder trabajar”. Ya se conocía que este verano los destinos más solicitados iban a ser los domésticos o de proximidad por las dificultades de movilidad, de hecho, si éstos antes representaban el 40% ahora protagonizan el 76% de las búsquedas, porcentajes muy similares a los que maneja Booking, que ha pasado de un histórico de reservas de alojamientos domésticos del 40% al 70% del mes de abril, pero es que además, los últimos datos recogidos por Airbnb, que se hicieron públicos el pasado jueves y que ya evidencian una reactivación de las reservas, apuntan que el porcentaje de reservas en España en un radio de 300 kilómetros desde el domicilio ha pasado de representar un 17% del total en febrero a casi la mitad (45%) en mayo.

En definitiva, como pone de relieve Andreu Castellano, “si antes la gente buscaba primero la casa y luego ya concretaba sus amenities, este año, en las primeras búsquedas ya filtran según su interés y acorde a este perfil” como consecuencia de las limitaciones y condicionantes que ha generado la crisis sanitaria.