Alerta

La avispa asiática toma el control de Barcelona

Las colonias de este insecto, mucho más agresivo que el autóctono, proliferan por la ciudad

Nido de avispa asiática construido en un árbol
Nido de avispa asiática construido en un árbollarazon

La vespa velutina, popularmente conocida como avispa asiática o avispa asesina, llegó a Europa, según parece, en 2004 a bordo de un carguero chino. Su agresividad y potencial colonizador empezó a sentirse en apenas unos años por la virulencia con la que atacaba a los insectos autóctonos, especialmente a las abejas. Baleares ha conseguido casi erradicarla, pero campa a sus anchas por el País Vasco, Navarra, Cantabria, Asturias, Galicia y Cataluña. De hecho, ya ha llegado a la capital catalana. En apenas tres años, la avispa asiática ha pasado de tener una presencia anecdótica en Barcelona a convertirse en uno de los principales quehaceres de las empresas de exterminación de plagas. Ya que, a diferencia de las avispas autóctonas, tiene pocos problemas para instalarse en núcleos urbanos densamente poblados.

La última colmena que fue en el barrio de la Font d’en Fargues, después de que unos vecinos avisaran de la presencia del nido en un árbol de la calle de Montserrat Casanovas. No obstante, los avisos por la presencia de esta especie invasora han ido en aumento en los últimos años y ya son cientos. Incluso han colonizado edificios icónicos de la ciudad: se han retirado colmenas de la Catedral de Barcelona y del Arco de Triunfo.

La primera colmena de avispa asiática en Barcelona se localizó en julio del 2018 en el jardín interior del Edificio Histórico de la UB. Los Agentes Rurales contaron entre 12 y 17 ejemplares de la especie. Los datos del Ayuntamiento de avisos por avispa en el espacio público desde entonces lo confirman: 279 incidencias en 2020 y 103 en la primera mitad de 2021. En concreto, durante 2019, hubo 18 casos de picaduras de avispas asiáticas en la capital catalana, pero en el 2020 las incidencias se dispararon a 40.

En el mismo año, los gestores de la finca vitivinícola de Can Calopa dieron un nuevo aviso: las avispas asiáticas se estaban comiendo la cosecha de uva. Y a esto se añadía la pérdida en la producción de miel de la veintena de apicultores del Parque Natural de Collserola, al ser las abejas el ágape preferido de estas avispas. Las alertas también llegaron de Vallbona, en Nou Barris, donde los vecinos detectaron una colmena colgada de un árbol a 20 metros de altura. Durante los años 2018, 2019 y 2020 también hubo una retirada en un parking en el Guinardó y en el Parc Central de Poblenou.

La mayoría de actuaciones requieren grúas elevadoras porque los nidos se encuentran a gran altura. Los técnicos actúan con vestidos de apicultor reforzados, con cristal en la cara para evitar que el veneno que escupen las avispas impacte en los ojos, y casco para evitar las picaduras en la cabeza. En otoño se incrementan los avisos, porque la caída de las hojas de los árboles deja al descubierto estructuras de gran tamaño que hasta entonces no eran fáciles de ver a simple vista.

Según los especialistas, no existen mayores diferencias entre el veneno de la avispa asiática y el avispón europeo. El problema está en que la primera es más grande que la segunda. De hecho, la avispa de Asia mide unos dos centímetros más que la especie autóctona. Al ser más grande también inyecta una mayor cantidad de veneno que la europea. Por esta razón, su picadura también tiende a ser más dolorosa. Esto también genera en ocasiones una mayor posibilidad de complicaciones para las personas que son atacadas.

El mayor peligro está cuando la persona afectada es alérgica, ya que los síntomas de una picadura pueden ser variados; desde una reacción leve pero importante hasta provocar una asfixia debido a la inflamación de lengua y garganta. Desde 2019 hasta ahora la cifra de fallecidos por picaduras del insecto asciende a siete en España. La última fue una mujer de 77 años en Asturias. Galicia y Asturias suman el 100% de las muertes, ya que son las autonomías más afectadas por la plaga. Una las principales preocupaciones es que la avispa asesina se alimenta especialmente de abejas, un insecto que es indispensable en el ciclo de la vida, siendo capaces de matar a decenas de abejas al día. Su gran capacidad de reproducción dificulta su eliminación.

Hasta ahora, solo Mallorca la ha conseguido erradicar gracias a que se empezó a actuar sobre las colmenas nada más aparecer los primeros ejemplares allá por 2015. Pero en el resto de España, la vespa velutina se expande a razón de 100 kilómetros al año, desde el norte hacia el Sur. De momento, la frontera de su avanzadilla se sitúa en el extremo sur de Zamora y zonas aisladas de Extremadura. Sin embargo, hay numerosos avistamientos por parte de ciudadanos más allá de estas zonas.