Arresto mediático
Detenido en Barcelona el multimillonario “señor de la guerra” Conrad Dadak
Está acusado de tráfico de armas para dictaduras africanas y diversas estafas
Los Mossos d’Esquadra han detenido este domingo en Barcelona a Pierre Conrad Dadak, multimillonario francés famoso por ser un “señor de la guerra”.
La detención se produjo en Ciutat Vella, en Barcelona, y pesaban sobre él dos órdenes de detención. Y es que recaen sobre él acusaciones tan graves como el tráfico de armas que habría servido a algunas dictaduras africanas, motivo por el que cuenta con antecedentes.
Una de las órdenes de detención por la que saltó la alerta contra él fue emitida por el juez de Instrucción número 5 de Marbella por un delito de estafa. Además, el Juzgado Central de Instrucció 1 de la Audiencia Nacional lo reclama por blanqueo de capitales. Un caso que se extiende hasta Alemania, que reclama su extradición.
Detenido ya en 2016 en su residencia de Ibiza, aquella vez ingresó en prisión por la venta de 200.000 armas como AK47 y tanques a Sudán del Sur. También tiene vínculos con la mafia italiana.
Investigado en Francia, Polonia (país del que tiene doble nacionalidad), EE.UU., Bélgica, Alemania, Suiza y España, Dadak se habría lucrado con las guerras africanas.
Tras su detención en 2016, pasó un año y medio entre rejas. En 2018 quedó el libertad y volvió a ser arrestado por una orden internacional contra él, aunque quedó en libertad con cargos en pocas horas. Hasta noviembre de 2021, cuando ha sido detenido de nuevo, esta vez en Barcelona.
En 2016, los agentes tenían contra él alertas de medio mundo; Francia, Suiza, Alemania, Bélgica, Polonia, Reino Unido y hasta el FBI estadounidense andaba detrás de este ‘señor de la guerra’ polaco que se ocultaba en Ibiza. Desde la isla, Dadak mantenía su negocio de con líderes africanos corruptos, con ex agentes de los servicios secretos, con la mafia marsellesa que lidera el tráfico de drogas en el sur de Europa o con la Solntsevskaya, una de las organizaciones mafiosas más peligrosas de Rusia. Y eso es decir mucho.
El sumario del caso demuestra que Dadak controlaba desde España un entramado de venta de armamento y blanqueo de capitales capaz de mover “entre 27 y 30 millones de euros al mes”, según sus propias palabras. Desde una mansión de lujo ubicada en Sat Josep De Sa Talaia, al sur de la isla, Dadak movía fondos en Dubai, Tailandia, Vietnam, Estados Unidos, Gambia o Sudán y vendía armamento a Omán, Polonia, Colombia, Bulgaria, República Checa, Túnez, Nigeria, Angola, India o Brasil. “No voy a hablar por aquí de misiles”, decía en otra de las escuchas. De cara a la galería, Dadak era un hombre de éxito. Un empresario capaz de gastar 7.295 euros en un establecimiento de alta costura de la calle Serrano o 27.000 euros en un jet privado para volar a Montecarlo.
Para dificultar el rastreo de sus cuentas, Dadak -detenido el pasado mes de julio por orden de la Audiencia Nacional- utilizaba en Ibiza una tarjeta de crédito contratada en realidad a miles de kilómetros de allí; en Rietumu Banka 7 de Letonia. En su garaje descansaban tres Bentley, dos Porsche, otros dos Ferrari, un Lamborgini Gallardo y un Aston Martin. Un equipo de escoltas con formación militar vigilaba la vivienda - uno de ellos era subcampeón de artes marciales mixtas- junto a dos perros adiestrados.
Para moverse por el mundo, el empresario nacido en Francia en 1976 (y por ello con doble nacionalidad franco-polaca) utilizaba un pasaporte diplomático de Guinea Bissau, un país señalado por EEUU al ofrecer este tipo de servicio a los capos de la droga. El 10 de noviembre de 2014 fue la policía belga la que detectó una transferencia de 60.000 euros desde una de las empresas de Dadak a Gabriel Plaza Herrera, cónsul honorario de Guinea Bissau, por gastos de consultoría.
Los investigadores mantienen que Dadak pudo utilizar también sus negocios en el país africano para camuflar operaciones de venta de armas coordinadas desde España. El 23 de diciembre de 2013, un colaborador de Dadak apodado Lorrain le llama para proponerle un negocio de venta de armas para el Sultanato de Omán. El intermediario para la operación es un americano de origen latino llamado Marco Rossini. Los informes policiales españoles identifican a Rossini como “un agente del FBI norteamericano que en la actualidad se encuentra retirado”.
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