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Aragonès da un portazo al reto de la ANC y su vía unilateral

El Govern desdeña la secesión en 2023 como plantea ahora la entidad en una cumbre tras la Diada. Junts se distancia de nuevo del president

El president Aragonès junto a los responsables de la ANC, Òmnium y la AMI
El president Aragonès junto a los responsables de la ANC, Òmnium y la AMIDavid ZorrakinoEuropa Press

Cumbre en el Palau de la Generalitat 48 horas después de la Diada más convulsa, con el independentismo mostrando sus profundas costuras en la calle. Ante las críticas recibidas por parte de los sectores más beligerantes, el president Pere Aragonès ha movido ficha con rapidez y ha decidido convocar una reunión de urgencia con las entidades para intercambiar visiones sobre el momento actual del «procés» y escuchar sus propuestas.

Un encuentro cara a cara que el president ha usado a su favor para dar carpetazo a la vía unilateral de la ANC y al último órdago de la organización planteado justo esta tarde: apostar por otra DUI y declarar la independencia el segundo semestre de 2023 aprovechando que la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea será de España. «Hay que plantear propuestas serias», ha desdeñado la consejera de Presidència, Laura Vilagrà. Junts, por su parte, se ha distanciado de la negativa del president con el argumento de que este tipo de propuestas hay que discutirlas.

«No se dan los requisitos para sacar adelante una propuesta como la que ha hecho la ANC antes de esta reunión», ha abundado la republicana, quien también ha rechazado de plano nuevas elecciones y ha apostado por la vía de la negociación. «Hoy por hoy solo hay una estrategia para alcanzar la independencia. Es una vía que se basa en la democracia y el diálogo, que nos permite sumar personas a la causa y seguir confrontando con el Estado».

La «número dos» de Aragonès ha blindado la vía pactista de ERC y se ha escudado en varias ocasiones en el resultado cosechado en las urnas para avalar su estrategia en el Govern, ante el independentismo unilateral y frente a la negociación con el Gobierno Sánchez. «Ha habido elecciones hace poco más de un año. Tenemos que seguir trabajando con el apoyo actual. Seguimos trabajando por la República Catalana y no nos planteamos ningún otro escenario», ha zanjado Vilagrà en una breve comparecencia ante los medios.

Para tratar de apaciguar los ánimos en el seno del independentismo, el Govern sí se abre a mantener reuniones periódicas con las organizaciones y partidos e incluso a rehacer el llamado «Estado mayor» del «procés», una especie de sanedrín de coordinación previsto en el pacto de legislatura en el que deberían estar Junts, Esquerra, la CUP, el Consell per la República de Carles Puigdemont y entidades independentistas como la mencionada Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural.

Pese a este acuerdo de mínimos, la cumbre de ayer en el Palau evidenció de nuevo las profundas discrepancias en el seno de un movimiento roto. Si Aragonès dio carpetazo a la vía unilateral de la ANC con Junts completamente al margen -Puigneró ya se ha distanciado del portazo- la entidad ha aprovechado para reivindicar su desafío y dice no mover «ni una coma» del discurso del 11-S. La manifestación de la Assemblea Nacional Catalana terminó el domingo con miles de manifestantes al grito de «Govern dimisión» y con la organización exigiendo «independencia o elecciones», un reto en toda regla en pleno inicio del curso político.

Y la organización, otrora motor del «procés» en la calle de la mano de Carme Forcadell, reivindicó que su apuesta pasa por articular una lista cívica que opte a las elecciones para competir contra los partidos. Por tanto, la cumbre no hizo otra cosa que poner sobre la mesa la profunda ruptura estratégica que hay en el seno del movimiento y a las puertas del quinto aniversario del 1-O.

En la cita han estado, además de Vilagrà y el propio Aragonès, el presidente de Òmnium, Xavier Antich, la de la ANC, Dolors Feliu, y el de la Associació de Municipis per la Independència (AMI), Jordi Gaseni.

ERC, señalada por casi todos en el transcurso de la Diada, rechaza de plano disolver el Govern –«sería profundamente irresponsable», repiten los republicanos–, insiste en no fijar plazos, lo fía todo a la mesa de diálogo y se abre a convocar el nuevo comité de sabios en las próximas semanas. Eso sí, los republicanos buscan ampliarlo e incorporar nuevos movimientos y sindicatos.

Junts, por su parte, vive inmerso en su particular galimatías interno. Si el lunes Laura Borràs amagó con romper el Govern de la Generalitat –«es perfectamente posible»– ayer el consejero de Economía, Jaume Giró, apostó sin tapujos por la continuidad de los posconvergentes en el gabinete. De hecho, el dirigente recordó que la Ejecutiva de Junts acordó por unanimidad «dar un tiempo para negociar con ERC» para resolver las divergencias. El partido de Borràs y Turull exige a los republicanos un cambio en sus planes para el debate de política general a finales de este mes.

Junts, por libre

En la reunión del president Aragonès y su «número dos», laura Vilagrà, con las entidades no hubo ni un miembro de Junts pese a ocupar la mitad de los asientos del gabinete. De hecho, el vicepresidente Jordi Puigneró, principal cargo posconvergente, se reunió luego y en privado con la ANC en la sede de su consejería, y tras haber mantenido el encuentro en la Generalitat con Aragonès. Un episodio más de las divergencias existentes dentro de un mismo Ejecutivo, con Junts distanciándose del portazo de ERC a la DUI en 2023.