Memoria histórica

600 años de la comunidad gitana en Cataluña

Una exposición en el Museu d'Història recorre el destino de esta comunidad

GRAFCAT2661. BARCELONA, 01/10/2025.- Aspecto de una de las salas del Museo de Historia de Cataluña que evoca a partir de este miércoles la historia y la cultura del pueblo gitano de Cataluña en una exposición que conmemora los 600 años de la llegada de los gitanos a la península Ibérica. EFE/Toni Albir
El Museo de Historia de Cataluña evoca la historia y la cultura del pueblo gitano en CataluñaToni AlbirAgencia EFE

En una época como esta, en la que algunos tienden a mirar con malos ojos a quienes son diferentes, se agradecen iniciativas como la que acaba de abrir sus puertas en el Museu d’Història de Catalunya (MHC). Lo que se encontrará el visitante de la exposición es un recorrido por la historia del pueblo gitano, especialmente en Cataluña. Es muy oportuna la muestra porque coincide con los 600 años de la llegada de esta comunidad a la Península Ibérica, además de contar con el comisariado de Mercedes Porras, activista gitana y que ha buceado en la historia de los suyos rescatando documentos, imágenes y objetos que nos ayudan a tener una mirada completa y didáctica.

Todo tiene como punto de partida una palabra, Bharat, el nombre original de la India y que fue el enclave original de los gitanos, concretamente en el noroeste, lo que se conoce como el Panjab, la llamada «tierra de los cinco ríos». La petición de músicos por parte del sha de Persia, aunque cada vez se cuestiona más esta teoría, y las invasiones islámicas son vistas como las principales causas para que este pueblo decidiera emprender un largo camino que lo llevó hasta Europa, aunque sí es cierto que apenas se ha conservado documentación al respecto.

Los gitanos empezaron a llegar a la Península Ibérica hacia 1425, concretamente a Zaragoza, como indica un salvoconducto concedido por el rey Alfonso V el Magnánimo, también conde de Barcelona y monarca de la corona aragonesa, al conde Juan de Egipto Menor. Se considera que aquella tribu, de entre doce y cien personas, que el conde Juan de Egipto Menor capitaneaba, formando parte de la considerada como primera ola migratoria romaní en los inicios del siglo XV y proveniente de Europa central.

Respecto a Cataluña, tal y como se expone en en MHC, la primera constancia documental nos lleva hasta Montblanc en 1434 cuando Tomás de Egipto Menor se presentó en esta localidad acompañado de doce personas, como así pudo levantar acta el notario Pere Sabater. De esta forma los recién llegados querían hacer valer legalmente sus privilegios de paso. Poco más tarde, en 1447, el llamado «Manual des novells ardits» apunta la primera referencia documental gitana en Barcelona: «Lo dia present entraren en la present ciutat un Duch e un Comte ab gran multitud d’egipcians o boemians, gent trista e de mala fraga e methiense molt en devinar ventures de les gents».

No lo tuvieron nada fácil en Cataluña, especialmente en el siglo XV como lo demuestran las disposiciones que se dictaron en su contra por parte de las Cortes Generales Catalanas. Estas mismas Cortes, en 1512, pidió la expulsión de los gitanos del suelo catalán, algo que se reiteró en 1533.

Las cosas empezaron a cambiar con la llegada al poder de Carlos III que se tradujo en cierto reconocimiento para este pueblo de manera legal, aunque se les seguía pidiendo que renunciaran a su lengua y fijaran su residencia. La Constitución de 1812 les concedió la nacionalidad española siempre que estuvieran en una comunidad fija.

La exposición tampoco se olvida de presentar cómo han sido representados los gitanos en Cataluña, con ejemplos tan significativos como la pintura de Isidre Nonell. Igualmente hay un espacio para recordar el papel tan importante que ha tenido la música en el pueblo gitano, de la mano del flamenco, además de la rumba catalana que surge en los 50 y que nos dio a Peret o el Pescaílla.