Cargando...

Local

Otro plan para Ciutat Vella en Barcelona: menos souvenirs, menos marihuana y más cultura

El Ayuntamiento impulsa una normativa para diversificar la actividad económica del centro histórico y proteger la convivencia vecinal

Aspecto de las Ramblas de Barcelona. Enric FontcubertaEFE

El Ayuntamiento de Barcelona impulsa este mes de junio la tramitación de un nuevo plan de usos para el distrito de Ciutat Vella, con el objetivo de ordenar la actividad económica y preservar la convivencia en una de las zonas más densamente pobladas y turísticas de la ciudad. La propuesta, que se llevará en las próximas semanas a la Comisión de Gobierno, plantea la sustitución de los dos planes de usos actuales -el del conjunto del distrito y el específico de la Rambla- por una única normativa aplicable a todo el territorio, aunque con una regulación singular para dos ejes estratégicos: la Rambla y la Via Laietana.

La voluntad del consistorio es clara: diversificar los usos, evitar la concentración de comercios de escaso valor añadido y fomentar actividades culturales y económicas vinculadas al tejido local. El plan propone regular un total de 180 epígrafes de actividades, en función de su impacto en la vida cotidiana, desde el ruido y la limpieza hasta la saturación del espacio público. Con esta nueva regulación, se pretende frenar el avance del “monocultivo comercial” que ha caracterizado a algunos sectores del distrito en los últimos años, marcado por la proliferación de tiendas de souvenirs, growshops, locales de manicura o comercios de carcasas de móviles.

Densidad

Uno de los grandes cambios del nuevo plan es la introducción de criterios como la densidad de actividades en un área concreta, el ancho de las calles donde se pretenden instalar, o las dimensiones mínimas y máximas de los establecimientos. Estas condiciones permitirán a la administración limitar la implantación de negocios en función de su impacto real sobre la convivencia, más allá de su horario de apertura.

Especial atención recibe la Rambla, donde se mantiene la suspensión de nuevas licencias, excepto para aquellas vinculadas a la cultura. Con la nueva normativa, se podrán autorizar cafés-teatro, salas de conciertos, espectáculos musicales, galerías de arte, librerías o museos, entre otras actividades culturales. En cambio, se refuerza la prohibición de nuevas actividades consideradas “especiales”, como bingos, casinos, bares musicales con reservados para servicios sexuales o espectáculos eróticos.

El distrito cuenta actualmente con más de 3.100 actividades económicas censadas, de las cuales casi la mitad están vinculadas a la restauración y el comercio alimentario. Por barrios, el Raval es el que concentra más actividad, con 1.104 establecimientos, seguido del Gòtic, con 856. Esta realidad, sumada a las tensiones derivadas del turismo masivo, ha llevado al Ayuntamiento a reforzar su estrategia para garantizar una mayor calidad de vida a los residentes.

Limitar venta encubierta

El nuevo plan también incluye disposiciones específicas para limitar la venta encubierta de souvenirs. Aunque ya está prohibida como epígrafe principal, se incorporará una cláusula que impedirá que hasta un 20% del nuevo establecimiento pueda destinarse a productos vinculados a actividades no admitidas. Además, se endurecen los criterios para la apertura de nuevas asociaciones cannábicas, que habitualmente se registran como clubes privados.

En cuanto a los establecimientos emblemáticos, el plan reserva un apartado para proteger su continuidad. Hasta ahora, muchos de estos locales se encontraban en una situación delicada al tener que solicitar nuevas licencias difíciles de obtener. Con el nuevo marco, se facilitarán mecanismos para que puedan adaptarse a las normativas sin perder su esencia ni tener que cerrar.

El documento, que será sometido a exposición pública este verano, podría aprobarse de forma definitiva a finales de 2025 o principios de 2026. El Ayuntamiento subraya que esta iniciativa, liderada por los servicios técnicos del distrito junto con las áreas de Urbanismo y Promoción Económica, nace del consenso con asociaciones vecinales y representantes del tejido comercial. El objetivo: preservar la identidad de Ciutat Vella, impulsar la actividad cultural y garantizar la convivencia en uno de los barrios más singulares de Barcelona.