Libros

Beatriz de Moura, una vida editorial en cartas

Carlota Álvarez Maylín publica una rigurosa y extensa investigación sobre una mujer clave en el mundo del libro

Beatriz de Moura
Beatriz de MouraLa Razón

La temporada editorial poco a poco va llegando a su final. La cercanía de las vacaciones veraniegas nos podría hacer pensar que prácticamente no tendremos ninguna novedad importante hasta el todavía lejano septiembre. Eso no es así porque el próximo miércoles llega a las librerías, por ejemplo, un libro fundamental para saber de primera mano cómo funciona este mundo de los libros en nuestro país. Eso se hace dándole voz a un nombre icónico en el sector editorial como es el de Beatriz de Moura. En un mundo marcado por los hombres, ella, con alguna excepción como las de Rosa Regàs o Esther Tusquets, De Moura abrió una puerta que por fortuna sigue abierta y que se llama Tusquets Editores. Es precisamente este sello el encargado de publicar un sello firmado por Carlota Álvarez Maylín y titulado «Una curiosidad sin barreras».

La obra es el resultado de una exigente investigación llevada a cabo por Álvarez Maylín y que se nutre, especialmente, del archivo de la propia editora. De esta manera podemos tener un retrato completo de Beatriz de Moura y su tiempo, con la presencia de aquellos autores que forman parte de uno de los catálogos editoriales más estimulantes para cualquier lector. Porque hablamos del sello que ha dado a conocer obras de creadores como Almudena Grandes, Jorge Edwards, Cristina Fernández Cubas, Fernando Aramburu, Jorge Semprún, Luis Landero, John Irving, Javier Cercas o Gabriel García Márquez.

Y ya que hemos acabado citando al Premio Nobel colombiano empecemos este relato por él porque uno de los grandes éxitos editoriales de Tusquets lo supuso la publicación de «Relato de un náufrago», en 1970, uno de los mejores textos periodísticos del autor de «Cien años de soledad» y que se convirtió en un gran éxito de ventas. Cuando García Márquez publicó la segunda parte de su autobiografía «Vivir para contarla», incluyo un pasaje en el que hablaba de la aventura de ese libro que, según sus palabras, «se vendió como si fuera para comer». Cuando De Moura leyó lo rememorado por el gran escritor, no dudó en enviarle una carta en la que le aseguraba que «agradezco la narración, tan exacta, de la historia del náufrago, que sin ti no habría sido historia, sino simple noticia... y sin mí no sería libro, sino anécdota».

Siguiendo esta línea, la de los autores del llamado «boom» latinoamericano, el recientemente fallecido Mario Vargas Llosa tuvo un papel importante en los inicios de Tusquets, hasta el punto de publicar dos novelas y prologar tres libros. Carlota Álvarez Maylín reproduce algunos pasajes de lo que califica como «una correspondencia extensa» En 1969, Tusquets estaba empezando a arrancar y De Moura le pidió ayuda a Vargas Llosa quien por aquel entonces vivía en Barcelona. La editora le explicaba en una carta que «así como Gabo nos da un reportaje que hizo él en Colombia, en sus tiempos de periodista... así como Carlos Fuentes me sugirió él mismo hacer una selección de textos y escritos fantásticos sudamericanos, y darnos un ensayo suyo sobre Buñuel, pensamos que tú también tendrías este lado insólito y desconocido que podríamos sondear... Tú, ¿qué dices? A mí, en principio, se me ocurrió lo más fácil: recordaba los tiempos en que tú estabas en la TV francesa y comentabas hechos y libros (supongo) de Sudamérica y de autores sudamericanos. Escritos de crítica literaria, comentarios políticos, consideramos en general, todo un trabajo que, creo, nadie conoce. Esto es lo que se me ocurre a mí. Pero tú sabrás mejor que nadie qué te divertiría que se publicara de ti...» Vargas Llosa aceptó aquella propuesta y contestó con un texto, redactado originalmente en inglés y que vio la luz en 1971 con una imponente tirada de 20.000 ejemplares. Se titulaba «Historia secreta de una novela».

Almudena Grandes es uno de esos contados ejemplos de fidelidad de una autora a un sello. Toda su producción literaria apareció en Tusquets Editores desde que se dio a conocer con «Las edades de Lulú» en 1989, año el que ganó el Premio La Sonrisa Vertical a la mejor obra de literatura erótica y que convocaba el sello que nos ocupa. Sin embargo, no siempre las cosas fueron bien. Cuando Grandes quiso publicar su tercera novela, «Malena es un nombre de tango», el texto no fue del agrado de Beatriz de Moura, aunque sí de los editores Antonio López Lamadrid y un por entonces joven Juan Cerezo. Cuando las ventas y la crítica dieron la razón a Almudena Grandes por la que está considerada como una de sus mejores novelas. a De Moura no se le cayeron los anillos para admitir por carta su error: «118 páginas de un dosier de prensa confirman todas, una a una, que, cuando alguien –como yo en este caso– se queda solo ante la aplastante evidencia del elogio incondicional, es que simplemente la he pifiado. Y, aunque parezca mentira, me alegro. Por ti primero, y luego, naturalmente, por la editorial. Un pajarito me dijo que ya has empezado otra novel. Como puedes suponer, a partir de ahora, a partir de la decisión de “Malena”..., me tienes rendida de antemano. ¡Ojalá, por un desliz mío, por escandaloso que sea, no te desanimes a publicar la cuarta con nosotros». Almudena siguió siempre publicando con Tusquets Editores.

Es evidente que Beatriz de Moura merece todos los reconocimientos habidos y por haber por su gran papel como editora, por su olfato para descubrir nuevas voces, pero también para recuperar textos que quedaron olvidados en las estanterías o en los cajones de sus autores. Eso es lo que ocurrió con el último manuscrito, por desgracia inconcluso, de Albert Camus, un ambicioso proyecto autobiográfico que nos trasladaba hasta los años de su infancia en Argel. Aquella novela se titulaba «El primer hombre», pero un accidente de coche acabó demasiado pronto con un Camus que todavía tenía mucho que decir. En su equipaje, el Premio Nobel llevaba «El primer hombre» que sobrevivió y conservó su hija Catherine Camus. Pese a que a mediados de los años noventa la totalidad de la obra del autor de «La peste» estaba en Alianza Editorial, De Moura consiguió hacerse con los derechos del libro póstumo. En la correspondencia conservada podemos comprobar la admiración de la editora hacia la primera publicación original en francés, en Gallimard, además de comentarle a Catherine que Aurora Bernárdez, la primera esposa de Julio Cortázar, era la traductora perfecta, como así se demostró.

No es ningún secreto que Beatriz de Moura nunca ha visto con buenos ojos a los agentes literarios. Dentro de la investigación de Carlota Álvarez Maylín hay algunos ejemplos de esta afirmación que la misma protagonista de estas líneas hizo públicas en numerosas declaraciones a los medios. Precisamente uno de estos ejemplos es una carta que la editora envía a uno de sus autores a consecuencia del problema surgido con los pagos de un viaje: «Te daré un consejo para el futuro que te evite de una vez por todas este tipo de preocupación y engorros: cuando aceptes un “bolo”. dondequiera que te requieran, di inmediatamente a quien contacte contigo que, para todos los asuntos prácticos relacionados con el mismo (condiciones de tu participación, fechas, organización de desplazamientos, cobros, etc.) se remitan a Tusquets Editores (que es, además de tu editorial, tu agente, ¡no lo olvides!)». La agente literaria Carmen Balcells tuvo un papel importante en la posibilidad de que determinados autores entraran en el catálogo de Tusquets Editores, una relación de amistad y, a la par profesional, que desembocó a veces en no pocos dolores de cabeza hasta la marcha del sello en 2009 de Javier Cercas que Beatriz de Moura y Antonio López Lamadrid coincidieron como una traición. En una carta de 1997 a Jorge Edwards podemos constatar lo que pensaba De Moura de Balcells: «Naturalmente lo que te cuento por aquí es totalmente confidencial (¡no me enredes con Carmen, que ya bastantes líos hemos tenido con ella!) (...) Bien, querido Jorge, a ver si de todo esto sale algo, por lo que quizás sea ahora el momento de darle un toque a Carmen».