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Testimonio excepcional

Mercè Rodoreda, cartas desde la Francia ocupada

Un libro permite conocer los textos literarios y epistolares de la gran escritora entre 1941 y 1942

Una imagen de la pareja formada por Armand Obiols y Mercè Rodoreda La Razón

Hace dos años Club Editor tenía la buena idea de recuperar uno de los más interesantes, a la par que controvertidos, testimonios de Mercè Rodoreda respecto a sus años de exilio, con la edición de las cartas de la autora de «La plaça del diamant» con Anna Murià. El mismo sello acaba de lanzar un pequeño gran volumen que es indudablemente compañero de aquel epistolario. En «Ells no saben res», que en esto días llega a las librerías catalanas, nos encontramos con el testimonio de la escritora durante los años de la ocupación nazi en Francia. Todo ello se narra a través de los cuentos de la narradora y del epistolario que mantuvo con el poeta Carles Riba.

«Ells no saben res» nos traslada hasta Limoges, la ciudad a la que Mercè Rodoreda se había exiliado en el momento en el que los nazis habían ocupado Francia. Las cartas a Riba, redactadas entre 1941 y 1942, son un testimonio de primera mano para saber sobre la autora de «Mirall trencat» en ese tiempo, especialmente preocupada por el destino final de su pareja Armand Obiols.

Carles Riba, en ese momento, también se encontraba exiliado en suelo francés en calidad de vicepresidente de la Institució de les Lletres Catalanes. Con el prólogo de una postal del 22 de diciembre de 1940, en la que la escritora comunica que ya está en Limoges, la comunicación epistolar arranca definitivamente al año siguiente, concretamente el 8 de junio de 1941, poco después de que Obiols haya sido detenido y destinado a trabajos forzados en una cantera. Rodoreda hace evidente su angustia por la suerte de su compañero, pero la carta tiene una segunda parte que es la necesidad de encontrar un amigo en un territorio extraño. La escritora reconoce en esa nota que «tot això és massa amarg: i potser un dia ens quedarem asfixiats dins aquesta campana de vidre».

Además de la angustia y la incertidumbre por el destino de Armand Obiols que se palpa en estas cartas, gracias a ellas también podemos saber algo más de cómo era el día a día de la narradora. De esta manera, por ejemplo mediante la carta del 27 de noviembre de 1941, sabemos que en Limoges Rodoreda tenía un grupo de amistades que definía como «reducido y pintoresco». Son amistades que ha podido hacer en el café al que acudía con Obiols para estudiar latín. Entre ellas está una judía austriaca quela ayuda a aprender sus primeras palabras en inglés; una rusa «terriblemente inteligente»; y un matrimonio francés con un hijo de dieciocho años que quiere dedicarse a la literatura. También forma parte del grupo Aminda Valls, la que fuera secretaria de Jaume Miravitlles, comisario de propaganda de la Generalitat durante la guerra.

Las cartas también nos ayudan para saber algo más de la relación entre Mercè Rodoreda y Armand Obiols. Eso es algo que intenta de alguna manera expresar la autora de «Aloma» a Carles Riba en sus misivas. La soledad en Limoges no es fácil, sobre todo por la falta de noticias de quien es su compañero. Rodoreda le transmite a Riba que «no us podeu imaginar, amic Riba, quins dies tan amargs. Ni us podeu imaginar tot el que l’Obiols representa per a mi de profund. Ja sé que això no ho hauria de dir per bé que us conegui de temps i us tingui en estima no hi ha prou confiança per arribar a les confidències, cosa que, a més a més, detesto de fer».

Pero «Ells no saben res» no solamente contiene el epistolario a Riba. También tenemos tres cuentos interesantísimos redactados en ese periodo. Son «Cop de lluna», «Nocturn» y «Nit i boira». Todos ellos tienen como denominador común el destino de los hombres en tiempos bélicos. Son, a la vez, tres situaciones que podrían tener con lo que Rodoreda creía que podía ser el destino de Armand Obiols. A este respecto, resulta especialmente conmovedor «Nit i boira», donde la escritora se pone en la piel de un deportado desde un campo de concentración nazi.

Por cierto, «Ells no saben res» toma su título de una de las cartas de Rodoreda a Riba. Es la del 17 de junio de 1941. Todo el conjunto es un libro importante dentro de la bibliografía de Mercè Rodoreda, con una de las más amargas colecciones epistolares de una autora imprescindible.