Ciencia

El lago Vostok: Una cápsula del tiempo en el continente helado

A 4000 metros bajo el hielo antártico hay un lago que lleva aislado unos 15 millones de años. Sus misterios podrían hablarnos de mundos remotos como Encélado y Europa.

Base Vostok (2001)
Base Vostok (2001)Todd SowersDominio Público

¿Has abierto alguna vez un libro que llevaba años cerrado? Huele a viejo, sí, pero a algo más. La humedad, la celulosa asfixiada tras varias décadas sin ver la luz del Sol. Cuando todos esos aromas llegan a nuestra nariz no lo hacen por las buenas, nos arrastran contra nuestra voluntad a un tiempo pasado, evocan en nosotros algo más que la imagen del libro viejo. Son, en cierto modo, cámaras del tiempo. Cosas de nuestro presente que se han visto aisladas durante tanto tiempo del resto del mundo, que en ellas permanece la esencia de una época anterior. Los libros son un ejemplo, pero en la naturaleza hay cientos más. La rareza de las especies animales de Australia o de Madagascar se deben precisamente a ese aislamiento, que les ha permitido mantenerse como eran hace miles de años, sin las complejas presiones evolutivas del continente.

Sin embargo, las páginas del libro se van impregnando poco a poco con el aire que le rodea y las islas reciben a pequeños colonos que, tras una tormenta, habían sido empujados mar adentro tripulando ramas y troncos. Una verdadera cápsula del tiempo debería de ser completamente hermética y al asomarnos a ella tendríamos que ser capaces de ver cómo era el mundo cuando quedó aislada. Por suerte, sabemos que estas cápsulas existen y la reina de todas ellas está en el territorio más remoto del planeta, el interior de la Antártida, a casi 4000 metros bajo el hielo.

La mayor cápsula del tiempo

A principios de los años 60 los Soviéticos se dedicaban, entre otras cosas, a dinamitar el suelo antártico. Se trataba de la Expedición Antártica Soviética y tenían un buen motivo para hacerlo. Si imaginas la Antártida como un desierto de nieve no será este artículo el que te lo discuta. Allí, las colinas no están nevadas, está hechas de nieve, tanta que cubre cualquier cosa, desde lagos hasta cordilleras enteras. Para conocer la superficie continental de la Antártida hay que ingeniárselas y ver a través de toda esa agua solidificada y la mejor solución por aquel entonces era algo así como un híbrido entre una ecografía y una mascletá.

Se trataba de sondeos sísmicos en los que, las ondas producidas por las explosiones se transmitían a través de la nieve, el hielo y la roca, rebotando de forma diferente en cada una de ellas y devolviéndolas a la superficie. Sabiendo cómo se han comportado esas ondas durante su viaje, cómo se han desviado o cuánto se han atenuado, podemos inferir qué es lo que hay bajo nuestros pies. Eso es más o menos lo que estaba haciendo el geógrafo Andréi Kapitsa cuando encontró la mayor cápsula del tiempo de la historia.

A unos 3700 metros de profundidad la estructura del suelo cambiaba súbitamente. Eran los límites de un lago subterráneo, pero no un lago cualquiera. Con el tiempo las medidas fueron mejorando y ahora sabemos que, con sus 500 metros de profundidad, 50 kilómetros de ancho y 250 de largo, el lago Vostok es uno de los lagos más grandes del mundo. Una cápsula del tiempo completamente aislada del entorno con espacio para 5400 kilómetros cúbicos de agua líquida.

Radargrama del lago Vostok. Traducción de arriba a abajo y de izquierda a derecha: capa interna de hielo, lago y fondo rocoso.
Radargrama del lago Vostok. Traducción de arriba a abajo y de izquierda a derecha: capa interna de hielo, lago y fondo rocoso.INGVDominio Público

Bajo presión

Ya se sospechaba desde hacía algunos años la posibilidad de que pudieran existir estos lagos subglaciales. Puede parecer extraño que a esas temperaturas bajo cero exista agua líquida, pero la clave está en la profundidad. Bajo tantos kilómetros hay mucha presión, tanta que la propia nieve comienza a fundirse. Esto y la alta concentración de sales obran sus maravillas y nos permiten hablar hoy del mayor lago subglacial del mundo.

A decir verdad, entre la nieve y el lago se extiende una capa de hielo formada hace, aproximadamente, unos 15 millones de años. Se especula que ese fue el momento en que el lago Vostok quedó aislado, atrapando en su interior un mundo de otra época. No obstante, no hemos de confundir esto con la antigüedad de sus aguas. Parte del lago está congelándose poco a poco, siendo suplido por agua líquida que se filtra desde otras nieves cercanas, sometidas a presiones similares. Esto hace que el agua que hay ahora en su interior tenga, como mucho, unos 13.300 años.

Así que, repasando: tenemos un lago descomunal que ha permanecido aislado como poquísimo 13.300 años, a temperaturas bajo cero y a donde no llega la luz del sol. No es el lugar ideal para vivir y, sin embargo, parece que incluso un tugurio así podría está repleto de vida.

Vida extrema

Es emocionante pensar que bajo tanto hielo pueda existir vida, aunque esta sea unicelular. No obstante, todavía lo es más si pensamos en las lunas heladas de los planetas gigantes. Encélado en Saturno y Europa en Júpiter son satélites cubiertos de hielo y que contienen mares o incluso océanos de agua líquida. Muchos astrobiólogos consideran que estas lunas son los lugares donde es más probables encontrar vida sin salir de nuestro sistema solar. Sin embargo, la distancia y el desmesurado espesor del hielo complican mucho investigar su mundo interior en busca de vida, pero el lago Vostok es un perfecto sucedáneo.

Hace mucho tiempo, los soviéticos ya intentaron abrirse camino hasta el lago, pero las técnicas eran peligrosas y la perforación podía verter sustancias anticongelantes que comprometieran las muestras. Si aquello era un santuario, cualquier contaminación podría ser nefasta. Dicho de otra forma: para asegurarnos de que hay algo ahí dentro necesitamos asegurarnos de que ese algo no lo hemos llevado nosotros en nuestro aparataje.

Imagen del lago Vostok por RADARSAT (Antártida)
Imagen del lago Vostok por RADARSAT (Antártida)Goddard Space Flight CenterDominio Público

Precisamente, este es el motivo por el que las dos mediciones hechas hasta la fecha son algo polémicas. La primera, realizada por británicos y estadounidenses afirmó haber detectado miles de secuencias genéticas distintas de todo tipo de seres unicelulares. El problema es que su primera intención no era recoger muestras, por lo que sus sistemas de perforación no estaban diseñados para ser esterilizados con radiación UV. Su finalidad era extraer cilindros de hielo y captar de ellos los gases atrapados para que pudieran hablarnos de la atmósfera y el clima de hace miles de años. Así que, la publicación de Scott O. Rogers en 2013 es, cuanto menos, controvertida.

La segunda fue realizada por los mismos descubridores del lago, los rusos, en este caso con colaboración francesa. Estos encontraron unas cuantas bacterias que bien podrían ser resultado de la contaminación, pero junto a ellas había una nunca vista. Su unicidad apoya la idea de que pudiera ser una especie exclusiva del lago.

Tal vez en el futuro podamos pilotar drones en ese santuario de hielo y comprobemos que, efectivamente, había toda una fauna de microorganismos reproduciéndose en el lago Vostok. Si lo conseguimos, no solo estaremos hablando de la rudeza de la vida, capaz de adaptarse a las condiciones más extremas imaginables, sino que estaremos infundiendo un poquito de esperanza a nuestra búsqueda de vida más allá de la Tierra, bajo la inhóspita superficie de otro mundo helado.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • El agua del lago Vostok no tiene 15 millones de años, esta se va renovando constantemente y se estima que cada 13.300 años ha cambiado por completo.
  • Las muestras de material genético obtenidas pueden ser contaminaciones, por lo que lo más prudente es esperar a pruebas más sólidas para afirmar la existencia de vida en el lago.

REFERENCIAS: