Espacio

El ciclo del agua en Marte fue más convulso de lo que se pensaba

Las nuevas imágenes del Perseverance indican que hubo grandes fluctuaciones en el caudal de un río en Marte. Se espera que las muestras que recoja el rover ofrezcan pistas sobre la existencia de vida en este planeta.

Vista del Perseverance del delta del cráter Jezero.
Vista del Perseverance del delta del cráter Jezero.NASA/JPL-Caltech/ASU/MSSS

No podemos viajar al pasado. Pero, si sabemos dónde buscar, el presente nos da multitud de pistas sobre lo que ocurrió hace años, siglos o incluso milenios. Excavando la superficie terrestre y analizando los materiales encontrados, hemos sabido que en nuestro planeta hubo glaciaciones y deshielos, dinosaurios y mamuts. El rover Perseverance pretende hacer algo parecido en el cráter Jezero de Marte, y lo está consiguiendo.

Sin lugar a dudas

Pero en Marte, las pistas son más difíciles de encontrar. Hasta ahora, las imágenes más detalladas que teníamos del cráter Jezero eran las que se habían obtenido desde satélites que orbitaban el planeta rojo. Gracias a ellas, teníamos sospechas muy claras de que en este cráter, hace unos 3500 millones de años, hubo un lago en el que desembocaba un río formando un delta. Las imágenes obtenidas ahora por el rover Perseverance confirman esta hipótesis sin duda alguna y dan indicaciones mucho más claras del ciclo hidrológico del delta, que es mucho más complicado de lo que se pensaba.

La investigación se ha publicado en Science y es el primer artículo que se publica con datos obtenidos después del amartizaje del Perseverance, en febrero de 2021. Los hallazgos principales son fotografías muy detalladas de la desembocadura del río que alimentaba al lago del cráter. Y su verdadero valor radica en la historia que cuentan sobre Jezero.

El Perseverance ha obtenido imágenes de los sedimentos del antiguo río, que se extienden en forma de abanico. Estos sedimentos se acumulaban hacia la desembocadura formando escarpes, o pequeños acantilados. Gracias a estas imágenes, el equipo que las ha analizado ha podido deducir que hubo varios deltas que avanzaban hacia el lago.

Capas al descubierto

Las nuevas imágenes dejan ver elementos que no se percibían desde la órbita. Solo ahora hemos podido ver los afloramientos rocosos en otra zona del cráter llamada Kodiak. Normalmente, tanto en la Tierra como en Marte, la roca madre que constituye la superficie del planeta está cubierta por un manto de suelo y (en la Tierra) de vegetación. Pero la erosión o un levantamiento tectónico pueden dejar la roca madre al descubierto, y es lo que se denomina un afloramiento rocoso. Estos afloramientos dejan ver el orden y la posición de los estratos de la roca, por eso dan información valiosísima sobre cuándo se formaron los depósitos geológicos.

Nunca antes se habían tenido imágenes tan detalladas de los estratos de las rocas de Marte. Pero lo que más sorprendió al equipo investigador fueron las imágenes de los escarpes. En la parte inferior, se ven capas similares a las de los afloramientos de Kodiak. Más arriba, el Perseverance ha fotografiado bloques de piedra de hasta un metro y medio de ancho.

Dos imágenes del escarpe del delta obtenidas por el Perseverance.
Dos imágenes del escarpe del delta obtenidas por el Perseverance.NASA/JPL-Caltech/LANL/CNES/CNRS/ASU/MSSS

Si han aparecido bloques de piedra en el delta de un río es porque el propio río los transportó hasta su desembocadura. Pero, para formar un delta como el de Jezero, el río debe bajar moderadamente despacio, desde luego sin la fuerza suficiente para mover rocas tan grandes como las que se han encontrado. Para mover estas rocas hacen falta velocidades de entre seis y 30 kilómetros por hora, comparable a la velocidad que lleva un río cuando sufre crecidas excepcionales.

Por tanto, en algún momento tuvieron que producirse grandes aumentos en el caudal de este río, que aumentaron dramáticamente su velocidad y acarrearon los grandes bloques de piedra hasta la desembocadura. Además, este hallazgo confirma la hipótesis de que también el lago sufrió grandes fluctuaciones en su tamaño. El nivel de agua habría subido y bajado decenas de metros, antes de que el lago despareciera por completo.

Buscando indicios de vida

Lo que no se sabe aún es si estos vaivenes en el nivel del agua se debieron a inundaciones fluviales o a cambios más graduales en el entorno. En cualquier caso, el equipo investigador ha determinado que se produjeron en un periodo relativamente reciente de la historia del delta de Jezero, cuando el agua del lago alcanzaba un nivel 100 metros inferior al máximo.

Claro está que estos hallazgos, por valiosos que sean, no hacen más que suscitar futuras preguntas. La segunda campaña científica, que comenzará el próximo año, tratará de responderlas, y para ello el rover Perseverance se centrará en el delta de Jezero. De hecho, uno de los objetivos principales de esta misión es recoger muestras que, más adelante, se puedan traer a la Tierra. Este es el objetivo de la misión Retorno de Muestras de Marte, que hará posible un análisis del planeta rojo mucho más pormenorizado del que se puede hacer sobre su superficie.

Y ¿por qué empezar por el delta de Jezero? El equipo investigador cree que esta es la zona que ofrece más pistas sobre la historia de Marte. Por un lado, los sedimentos finos del fondo del delta son los mejores candidatos para contener trazas de materia orgánica y biomarcadores. Y además, los bloques de roca son valiosas muestras de la corteza de este planeta.

Entender exactamente qué sucedió en el delta de Jezero es crucial para comprender los cambios en la hidrología de la zona. Además, podría esclarecer las razones por las que el planeta se acabó secando completamente. Pero sobre todo, si es que llegó a haber vida en Marte, la mezcla de sedimentos del delta de Jezero es el lugar ideal para hallar sus indicios.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Traer muestras desde Marte a la Tierra no es nada fácil. El plan de la NASA es enviar dos misiones complementarias. Una vez recogidas las muestras (algo que ya está haciendo el Perseverance), la primera misión las lanzaría al espacio, y luego la segunda las recogería en la órbita para traerlas a la Tierra después del año 2030.

REFERENCIAS (MLA):