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Antropología

Un nuevo estudio sugiere que los neandertales tenían menos neuronas

¿Pudo esto tener que ver con su extinción?

Neandertal. Reconstrucción de Elisabeth Daynes Museo de la Evolución HumanaBurgos

¿Qué fue de los neandertales? De todos los misterios que guarda el pasado, posiblemente este sea uno de los más inquietantes. Eran nuestros primos cercanos, sorprendentemente parecidos a nosotros, poseedores del pensamiento simbólico, de lenguaje y de ritos funerarios, tal vez incluso de una cultura religiosa. ¿Qué nos diferenciaba tanto? ¿Por qué fracasaron donde nosotros triunfamos? ¿Qué puede decirnos esto sobre nuestras propias debilidades? La respuesta todavía no está clara, pero durante la búsqueda los expertos han ido descubriendo una gran cantidad de información sobre nuestros primos extintos. Sin ir más lejos, un equipo de investigadores alemanes acaba de descubrir que una mutación propia de nuestra especie pudo haber marcado la diferencia entre nosotros y los neandertales (o, al menos, parte de ella).

Es más, el estudio sugiere que la mutación es tan sutil que solo afecta a un aminoácido. Dicho de otro modo: el ADN es una secuencia de moléculas a partir de las cuales podemos sintetizar otras moléculas llamadas aminoácidos, que se unen para formar proteínas. El cambio en el ADN es tan sutil que tan solo ha cambiado la expresión de un aminoácido, sustituyendo la lisina por la arginina. Eso es todo y, sin embargo, esa pequeña molécula puede haber sido determinante para el desarrollo de nuestros cerebros y, en cierto modo, tal vez explica nuestro éxito sobre el de los neandertales.

Cuestión de neuronas

La mutación en cuestión se encuentra dentro del gen llamado “Transketolase-like 1″ o, para resumir, TKTL1. A partir de ahora hablaremos de nuestra versión de este gen como “TKTL1 moderno” y, a la de los neandertales y otros grandes simios, TKTL1 arcaico”. Los expertos sabían de la existencia de esta diferencia y se sospechaba que el gen pudiera tener que ver con el desarrollo de las neuronas, pero hacía falta comprobarlo empíricamente, ver si efectivamente marcaba una diferencia en la formación del tejido nervioso. Para ello, los investigadores tuvieron que experimentar con ratones, concretamente con dos poblaciones, una con el gen TKTL1 moderno y el otro con el TKTL1 arcaico.

Efectivamente, el experimento reafirmó las sospechas de los investigadores. Pero, más allá de eso, permitió precisar qué alteraciones concretas ocurrían en los cerebros de ratón. Y, por supuesto, es muy aventurado asumir que el cerebro humano sufriría los mismos cambios, pero, al menos, parece probable que ocurrieran cambios similares. Los cerebros de ratones con la versión de TKTL1 moderno desarrollaron más neuronas que los de su versión arcaica, especialmente en las zonas más superficiales, lo que técnicamente conocemos como corteza cerebral. La corteza no es otra cosa que la capa externa de nuestros cerebros, donde se concentran la mayoría de las conexiones entre nuestras neuronas frente a las zonas más profundas (o materia blanca), en la que encontramos conexiones más simples y a larga distancia.

Cantidad y calidad

No obstante, la cantidad de neuronas no lo es todo y los resultados del estudio revelan otro punto clave. De toda la corteza cerebral de los ratones con la versión de TKTL1 moderna, la zona que más neuronas nuevas desarrolló fue el lóbulo frontal, la parte que se encuentra bajo nuestra frente. Sabemos que esta estructura está muy implicada en la inhibición de impulsos y el pensamiento complejo (por simplificarlo así). Es más, solemos considerar que las cualidades más humanas de nuestra cognición están especialmente relacionadas con esta parte del cerebro, por lo que un aumento en el número de neuronas podría suponer una diferencia sustancial en nuestras capacidades intelectuales.

Por desgracia y aunque el estudio resulta muy prometedor, no podemos afirmar que este cambio fuera determinante para nuestro éxito sobre el de nuestros primos. Ni siquiera podemos estar seguros de que la mutación tenga el mismo efecto en nosotros que en los ratones, sobre todo teniendo en cuenta que muchos genes interactúan entre ellos y que entre nosotros y los neandertales hay muchos más cambios genéticos que los que los investigadores podían introducir en sus muestras de ratones. Eso nos deja con una gran cantidad de incertidumbre entre manos, pero algo menos de la que teníamos antes de la investigación. Para comprender por qué desaparecieron los neandertales tendremos que seguir investigando, y no solo en esta línea, sino en varias, porque probablemente se debiera a una combinación de diferentes factores.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • No hemos evolucionado del neandertal igual que no descendemos de nuestros primos. Ambos tenemos un antepasado común, una suerte de “abuelo” evolutivo.
  • Los neandertales eran una especie culturalmente compleja, con un intelecto a priori comparable al nuestro y con total seguridad, mucho mayor al del resto de primates.

REFERENCIAS (MLA):

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