Astronomía
Ni caos ni azar: la NASA confirma una regla oculta del Universo que se nos escapaba hasta ahora gracias a unos planetas gigantes
Existen mundos lejanos con órbitas inexplicables que desafían las teorías actuales sobre la formación planetaria. El misterio de los «Júpiteres cálidos» obliga a los científicos a replantearse cómo nacen los sistemas solares más allá del nuestro
Resulta que en el universo, a veces, el mayor desorden aparente esconde una sorprendente armonía. Este es el rompecabezas al que se enfrentan los astrónomos que estudian una extraña categoría de planetas gigantes. Han observado que cuanto más alargada y excéntrica es la órbita de uno de estos mundos, más alineada parece estar con el ecuador de su estrella. Es una paradoja que desafía los modelos actuales sobre cómo se forman y evolucionan los sistemas solares, presentando una sorprendente armonía orbital donde se esperaría el caos. Este tipo de enigmas no son exclusivos de sistemas lejanos, pues nuestro propio vecindario cósmico también presenta misterios, como el reciente y enigmático impacto en Saturno que los científicos aún intentan descifrar.
Estos protagonistas del misterio son los llamados «Júpiteres cálidos excéntricos», mundos colosales que trazan elipses inverosímiles alrededor de sus soles. Su comportamiento los distingue de sus parientes más conocidos, los «Júpiteres calientes», que a menudo giran en órbitas muy inclinadas respecto a su estrella. Los excéntricos, en cambio, mantienen una compostura que no cuadra con su trayectoria, un comportamiento que convierte a estos gigantes gaseosos con órbitas inusuales en un objeto de estudio prioritario. El estudio de estos mundos es clave, ya que sus características pueden influir en las nuevas formas de encontrar vida en otros planetas que los científicos proponen.
Para desentrañar este galimatías cósmico, un equipo de científicos está peinando los datos recopilados por el satélite TESS de la agencia espacial estadounidense, la NASA. El objetivo es identificar patrones que puedan explicar por qué una órbita aparentemente anómala se corresponde con una alineación tan precisa. Según informa el medio SciTechDaily, la esperanza es que el análisis exhaustivo de la información de TESS revele la clave de este misterio y permita construir un nuevo modelo que dé sentido a estas observaciones. La labor de TESS es fundamental, al igual que otras misiones espaciales como la que ha permitido a la NASA capturar las imágenes más cercanas al Sol de la historia para entender mejor las estrellas.
Tres teorías sobre la mesa para un enigma cósmico
De hecho, los expertos barajan varias hipótesis para explicar este comportamiento. Una de las explicaciones más sólidas apunta a factores externos, como la influencia de planetas vecinos dentro del mismo sistema. La atracción gravitatoria de un compañero masivo podría haber moldeado lentamente la órbita de estos gigantes a lo largo de millones de años. Otra posibilidad es que la respuesta se encuentre en su propia cuna, durante las turbulentas interacciones con la nebulosa de gas primordial en la que se formaron.
Por otro lado, existe una tercera vía de investigación, quizás más compleja, que sugiere que la causa podría ser interna a la propia estrella. Esta teoría explora si las ondas que se propagan en el interior del astro anfitrión pueden estar afectando de algún modo a la órbita de sus planetas. Comprender cuál de estas hipótesis es la correcta no solo resolvería el enigma de los Júpiteres cálidos, sino que ayudaría a definir las reglas universales de la formación planetaria, arrojando luz sobre los procesos que pudieron dar forma a nuestro propio sistema solar.