
Asteroide
China tiene una misión clara: defenderse de un asteroide que podría impactar en la Tierra de forma inminente
Pekín se lanza a la conquista del espacio con un objetivo ambicioso: desviar un asteroide de su órbita este mismo año. Una misión que, de tener éxito, les pondría a la altura de Estados Unidos en la defensa planetaria

Parecía cosa de Hollywood, pero no lo era. En 2022, la NASA demostró al mundo que la humanidad podía defenderse de una amenaza cósmica al estrellar con éxito una nave contra el asteroide Dimorphos. Aquella proeza, conocida como la misión DART, consiguió alterar la órbita del cuerpo celeste y supuso un hito para la defensa planetaria. Era la primera vez que se lograba algo así, abriendo un nuevo capítulo en la protección de la Tierra.
De hecho, la gesta estadounidense no ha tardado en encontrar réplica. China ha anunciado que se prepara para lanzar este mismo año una misión de características muy similares, con el objetivo de impactar deliberadamente contra un asteroide para desviar su trayectoria. Si el gigante asiático cumple sus planes, se convertirá en la segunda potencia mundial en conseguirlo, consolidando su posición en la vanguardia de la carrera espacial.
Para ello, el plan de Pekín es de una notable complejidad técnica. La misión constará de dos naves que trabajarán en tándem: una se aproximará al asteroide para observarlo y recopilar datos, mientras que la segunda, un impactador cinético, se lanzará directamente contra él para provocar un desvío orbital medible de entre tres y cinco centímetros, según ha publicado el South China Morning Post.
Un escudo planetario con sello chino
Además, esta prueba de impacto no es una iniciativa aislada, sino el primer paso visible de un proyecto mucho más amplio. El anuncio, realizado por una figura de la talla de Wu Weiren, diseñador jefe del programa de exploración lunar chino, revela la intención de construir un completo sistema de alerta temprana. El objetivo final es crear una red capaz de detectar y rastrear objetos espaciales potencialmente peligrosos para coordinar una respuesta a tiempo. Este sistema no solo serviría como un escudo, sino que también permitiría identificar objetos de gran interés científico, como demuestra el reciente hallazgo de un sorprendente meteorito que podría explicar muchas cosas sobre la formación de nuestro sistema solar.
En este sentido, el programa de defensa planetaria se enmarca en la creciente y diversificada ambición espacial del país asiático. China avanza con paso firme en múltiples frentes, como demuestra la ambiciosa misión Tianwen-2, que no solo estudiará el asteroide cercano 2016 HO3, sino que también intentará la proeza de recoger muestras de su superficie y traerlas de vuelta a la Tierra, una operación que exige una capacidad tecnológica de primer nivel. Esta diversificación de objetivos también se extiende a la exploración de otros planetas, donde la carrera espacial se centra en desvelar secretos como los de la región de Marte que oculta miles de ríos antiguos.
A pesar de la evidente rivalidad geopolítica que subyace en esta nueva carrera espacial, China ha dejado la puerta abierta a la cooperación internacional. Al fin y al cabo, la protección frente a la amenaza de un asteroide es un desafío que concierne a la humanidad en su conjunto. Los avances de una potencia, ya sea Estados Unidos o China, sientan las bases de una tecnología que, en última instancia, podría beneficiar a todo el planeta.
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