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Vida extraterrestre

Científicos creen que podría haber una antigua civilización al otro lado de la galaxia, pero eso nos hace estar increíblemente solos

La posibilidad de que no estemos solos en la Vía Láctea se enfrenta a una dura realidad científica: las condiciones para una civilización tecnológica son tan increíblemente raras que cualquier vecino estaría a miles de años luz

Las 5 formas en que podría terminar el universo (CONTIENE SPOILERS) Hubble Space TelescopeNASA

La soledad cósmica podría tener una explicación mucho más desoladora que la ausencia de vida: el tiempo. Un reciente estudio científico dibuja un panorama de aislamiento casi absoluto en la Vía Láctea, donde el principal obstáculo para encontrar a nuestros vecinos no sería el espacio, sino la abrumadora dificultad de coincidir en el tiempo y el espacio. Los cálculos son reveladores: para que tan solo diez civilizaciones avanzadas coexistieran en nuestra galaxia, cada una de ellas debería haber sobrevivido más de diez millones de años. Una cifra que se reduce a 280.000 años si aspiramos a encontrar una sola. Este silencio contrasta con la creciente diversidad de mundos que seguimos encontrando, como un planeta que está rompiendo todos los moldes y que nos recuerda lo poco que aún sabemos del universo.

De hecho, la investigación sugiere que el verdadero cuello de botella cósmico no está en el surgimiento de organismos simples, que podría ser un fenómeno relativamente frecuente, sino en el salto hacia una sociedad compleja. Convertir la vida en una civilización tecnológica es un evento de improbabilidad extraordinaria, dependiente de una concatenación de factores casi milagrosa. El universo, por tanto, podría estar lleno de planetas con vida que nunca superaron la fase microbiana o que se extinguieron antes de poder mirar a las estrellas. Incluso si una especie alcanza la inteligencia, la propia tecnología puede convertirse en su mayor filtro, donde un invierno nuclear podría ser un motivo poderoso para su propia extinción.

En este sentido, uno de los requisitos más exigentes es la estabilidad planetaria. Para que una sociedad florezca, se necesita un delicado equilibrio mantenido durante eones, sustentado por una tectónica de placas activa que regule el ciclo del carbono y, con él, la temperatura global. Es un mecanismo que, tal y como explica el estudio publicado en EuroPlanet, resulta crucial para garantizar un larguísimo periodo de estabilidad geológica, sin el cual cualquier intento de evolución compleja estaría condenado al fracaso.

Un cóctel planetario casi imposible de replicar

Asimismo, a la estabilidad geológica se suma una condición atmosférica muy concreta. El estudio recalca la necesidad de una concentración de oxígeno superior al 18 % para hacer posible la combustión. Sin la capacidad de dominar el fuego, avances tan fundamentales como la metalurgia se vuelven inalcanzables. En otras palabras, la fundición de metales habría sido imposible, lo que habría bloqueado de raíz el camino hacia cualquier tipo de desarrollo industrial y tecnológico. Esta delicada química atmosférica depende de equilibrios aún más sutiles, ya que incluso la rotación de la Tierra podría ser clave para la existencia de oxígeno tal y como la conocemos.

Por todo ello, el resultado de esta cadena de filtros cósmicos es una conclusión que enfría cualquier optimismo. Si a pesar de todo una civilización hubiera logrado superar estas barreras y existiera hoy, lo más probable es que se encuentre a una distancia inimaginable. Los científicos estiman que la sociedad tecnológica más próxima estaría, como mínimo, a unos 33.000 años luz de la Tierra, y muy probablemente sería muchísimo más antigua que la propia humanidad, complicando hasta el extremo cualquier posibilidad real de establecer contacto.