
Enfríamiento global con IA
Elon Musk quiere controlar el clima con un "termostato" planetario: un enjambre de satélites con IA regularían la luz solar
La última propuesta de Elon Musk: una red de satélites para regular la luz solar que llega a la Tierra y así controlar el clima, una idea que la comunidad científica considera tan posible como extraordinariamente arriesgada

La ambición de Elon Musk a menudo roza la ciencia ficción, llegando a vincular sus proyectos con el potencial de una civilización de tipo II, según la escala de Kardashev. Este concepto describe una sociedad hipotética tan avanzada que sería capaz de gestionar la energía de una estrella en su totalidad, un salto evolutivo que pondría el destino del clima directamente en manos de la tecnología humana. Este tipo de control energético es precisamente lo que se persigue con proyectos que buscan, a una escala más modesta, desatar el poder del sol en la Tierra mediante la fusión nuclear.
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Precisamente en esa línea se enmarca su última y audaz propuesta para combatir el cambio climático: la creación de un escudo orbital inteligente. Se trataría de una vasta constelación de satélites gestionados por inteligencia artificial cuya misión sería regular la cantidad de luz solar que llega a la superficie terrestre, realizando lo que el propio magnate describe como "pequeños ajustes" en la energía que recibimos.
Sin embargo, esta intervención a escala planetaria pertenece al campo de la geoingeniería solar, un área que la comunidad científica observa con una mezcla de interés y profundo recelo. El principal temor, como advierten numerosos expertos, reside en las consecuencias no deseadas e irreversibles que podría desatar la manipulación de un sistema tan complejo. Tal y como ha publicado el medio Futurism, los riesgos asociados a estos proyectos son enormes. De hecho, ya existen megaproyectos de ingeniería con efectos a escala global, como la presa gigante que China construye y que podría mover el eje de la Tierra.
No es el único plan para intervenir en el clima
De hecho, la idea de intervenir en la radiación solar no es exclusiva de Musk y existen otras vías de investigación, igualmente polémicas. Entre los métodos más estudiados se encuentra el blanqueamiento de nubes marinas para aumentar su capacidad de reflejar la luz solar, así como la inyección de aerosoles en la estratosfera, una técnica que imitaría el efecto de enfriamiento que provocan las grandes erupciones volcánicas de forma natural.
En definitiva, todas estas propuestas, aunque diferentes en su ejecución, comparten un mismo objetivo de una envergadura colosal: ejercer un control directo sobre el termostato planetario. La viabilidad tecnológica podría llegar a ser una realidad en el futuro, pero el debate ético y científico sobre si la humanidad debe o no tomar las riendas del clima de una forma tan drástica está lejos de resolverse.
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