Dinosaurios

Estábamos equivocados sobre la extinción de los dinosaurios

Una nueva investigación sugiere que la supuesta disminución de dinosaurios antes del impacto del asteroide se debe a un registro fósil incompleto

Reconstrucción de un paleoambiente del Maastrichtiense tardío (~66 millones de años atrás) en Norteamérica, donde una llanura aluvial es recorrida por dinosaurios como Tyrannosaurus rex, Edmontosaurus annectens y Triceratops prorsus.
Reconstrucción de un paleoambiente del Maastrichtiense tardío (~66 millones de años atrás) en Norteamérica, donde una llanura aluvial es recorrida por dinosaurios como Tyrannosaurus rex, Edmontosaurus annectens y Triceratops prorsus.Davide Bonadonna Eurekalert

Nos separan de los dinosaurios unos 65 millones de años y, sin embargo, nos las hemos apañado bastante bien para reconstruir aquel mundo mesozoico. Durante los últimos años hemos desentrañado todo tipo de detalles ecológicos, anatómicos e incluso acerca de su comportamiento, pero, a pesar de todo, una de las principales preguntas sigue sin respuesta: ¿Cómo desaparecieron? Porque sí, la comunidad tiene muy claro que el asteroide fue el golpe de gracia, pero todo apunta a que debió de haber algo más.

Hasta ahora, son muchos los estudios que apuntan a un declive de los dinosaurios previo al asteroide y que, por muy dramática que fuera, aquella roca espacial llegó cuando estaban en un momento bastante vulnerable. Pero… ¿qué pudo ser responsable de aquella pérdida de especies previa al asteroide?Se ha teorizado mucho y, hoy, un equipo de investigación del University College London ha publicado en Current Biology una posible solución. ¿Y si estuviéramos interpretando mal los fósiles? Según ellos, es posible que llevemos años intentando resolver un misterio que, en realidad, no existe.

Lo que sí sabemos

Ahora mismo el consenso científico está claro. Los dinosaurios no avianos terminaron de extinguirse debido al coque de un objeto de, aproximadamente 11 kilómetros de diámetro. El impacto levantó una nube de polvo y cenizas que bloqueó la luz y afectó al crecimiento de las plantas, las cuales, a su vez, no pudieron alimentar a los herbívoros y estos a los carnívoros, afectando a toda la red trófica. Lo sabemos porque, por aquel entonces, también se depositó una gran cantidad de un elemento radiactivo llamado iridio que no se encuentra en nuestro planeta en tales cantidades, sino que procede de asteroides como el que chocó.

El iridio se precipitó cubriendo el globo entero y formando la famosa capa del cretácico-paleógeno (K-Pg). Sabemos incluso dónde tuvo lugar la colisión ya que dejó tras de sí el insigne cráter de Chicxulub, en la península de Yucatán, al sur de lo que actualmente es México. Así terminó todo, con un visitante inesperado y una gran colisión. Aunque, para ser justos, el asteroide no parece explicarlo todo. Si el registro fósil ha sido interpretado correctamente, parece que muchos géneros de dinosaurios ya estaban experimentando un extraño declive antes de que el meteorito pusiera punto final. De hecho, así es como lo hemos interpretado durante, al menos, 30 años, pero… ¿y si estuviéramos equivocados?

[H2:18 millones de años]]

Para abordar el problema, los investigadores de este estudio decidieron analizar los principales fósiles encontrados en Norteamérica, concretamente aquellos datados durante los 18 millones de años previos al impacto del asteroide (entre hace 66 y 84 millones de años). Unos 8.000 fósiles que, ordenando cronológicamente, muestran un descenso durante los últimos 6 millones de años. Hasta ahora, los datos encajan con lo que creíamos saber. Ahora bien… ¿Es esto el reflejo de un declive real en la biodiversidad de los dinosaurios? ¿O tal vez se debe a que simplemente hemos encontrado menos fósiles de esos periodos?

Para analizarlo, los investigadores tomaron como ejemplo los fósiles de cuatro grandes grupos (clados) de dinosaurios: Ankylosauridae (herbívoros acorazados como el Ankylosaurus), Ceratopsidae (herbívoros de tres cuernos como el Triceratops), Hadrosauridae (herbívoros de pico de pato como el Edmontosaurus) y Tyrannosauridae (carnívoros como el Tyrannosaurus Rex). A continuación, crearon cuatro simulaciones de Norteamérica (en cuatro momentos clave de esos 18 millones de años) y las dividieron en pequeños cuadrados y analizaron, en función de las condiciones ambientales de caza zona, cuántos de esos cuatro clados podrían haber sobrevivido en ellas. El resultado es que, a pesar de lo que podríamos pensar, la ocupación de la mayoría de las cuadrículas se mostró constante durante esos millones de años.

Por otro lado, analizaron la probabilidad de que se detectaran fósiles de estos cuatro clados de dinosaurios en cada cuadrado, basándose en factores como cuánta tierra está accesible para los investigadores, cuánta roca relevante está expuesta y cuántas veces se ha intentado encontrar fósiles en esa área. De todos esos criterios, el más determinante parece ser la cantidad de roca expuesta y accesible para realizar excavaciones. En palabras del autor principal, el Dr. Chris Dean: “La probabilidad de encontrar fósiles de dinosaurios disminuye, mientras que la probabilidad de que hayan vivido en esas áreas se mantiene estable. Esto demuestra que no podemos tomar el registro fósil al pie de la letra.”

Un resultado inesperado que nos hace replantear lo que creíamos saber sobre los últimos capítulos de los dinosaurios no avianos. Porque, como añadió el coautor Dr. Alessandro Chiarenza: “Probablemente, los dinosaurios no estaban inevitablemente condenados a la extinción al final del Mesozoico. Si no hubiera sido por ese asteroide, podrían seguir compartiendo este planeta con mamíferos, lagartos y sus descendientes supervivientes: las aves.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Por supuesto, puede haber muchos factores que no hayan tenido en cuenta en la simulación y que afectaran a la biodiversidad de dinosaurios, pero al menos en el estudio parecen haber probado que parece más plausible atribuir este descenso en el registro fósil a las características de los propios yacimientos en lugar de culpar de a las condiciones ambientales estudiadas en el artículo.

REFERENCIAS (MLA):

  • Dean, Chris, et al. “The Structure of the Late Cretaceous Dinosaur Fossil Record.”Current Biology, vol. 35, no. 7, 2025, doi:10.1016/j.cub.2025.03.025.