Espacio

Europa ha simulado un eclipse solar artificial esta tarde y te lo has perdido

La misión de la ESA no ha terminado y planea crear eclipses de 1500 horas (simulados, por supuesto)

Corona solar captada por Proba-3’s ASPIICS
Corona solar captada por Proba-3’s ASPIICSESAESA

Últimamente, las misiones espaciales nos han acostumbrado a éxitos parciales. De esos que llevan la bandera del triunfo a pesar de haber volado en pedazos. Y es que los lanzamientos de prueba son siempre problemáticos de resumir. Cualquier error acaba en explosión, aunque se hayan cumplido la mayoría de las metas. En este caso, sin embargo, la Proba-3 era una misión con mayúsculas, no una prueba, todo debía salir a la perfección para que cumpliera su cometido principal y así ha sido.Sin deflagración ni fuegos artificiales, este proyecto de la ESA ha conseguido tapar hoy el Sol y simular un eclipse solar a más de miles de kilómetros sobre nosotros. Un éxito de la agencia europea y, para ser más específicos, de España.

Porque el 40% del presupuesto de Probe-3 ha sido proporcionado por España. Hablamos de unos 50 millones de dólares. De hecho, aunque está liderada por la ESA y han colaborado alrededor de 30 empresas de 14 países, la misión está coordinada por la empresa española Sener. Y ahora que conoces nuestra implicación, es posible que te interese especialmente conocer su aplicación. Porque toleramos mejor la ciencia básica cuando la paga otro, así que, aunque podríamos hablar de cómo nos ayudará a conocer la física de nuestro Sol, nos centraremos en un aspecto más funcional: comprenderemos mejor las ominosas tormentas solares y, por lo tanto, podremos protegernos del apocalipsis tecnológico con el que amenaza la prensa. Dejando a un lado los titulares sensacionalistas sobre inminentes tormentas solares que amenazan con devolvernos a la edad de piedra, es cierto que las tormentas solares suponen un peligro real para nuestra civilización y apenas sabemos cómo protegernos frente a ellas.

Un viaje de 60.000 kilómetros

La misión despegó a finales del año pasado desde el Centro Espacial Satish Dhawan, en la India y, desde entonces, ha recorrido más de 60.000 kilómetros hasta localizarse en el lugar deseado. El viaje en sí duró cinco meses, de diciembre a mayo y, desde entonces, los expertos han estado calibrando los sistemas para desplegar poco a poco los componentes que harían posible el eclipse: dos satélites que deberían bailar con la precisión de milímetros. Evidentemente, no podemos cubrir el sol en su totalidad para que veamos un eclipse desde la tierra, pero del mismo modo que podemos tapar el Sol con un dedo, estos satélites hacen las veces de un dedo y un ojo gigantes, separados por nada más y nada menos que 150 metros (una distancia dedo-ojo propia de un ser humano tan alto como la Torre Eiffel).

Claro que, para que este eclipse simulado funcione, los dos satélites deben estar perfectamente alineados, del mismo modo que necesitamos interponer perfectamente el dedo entre el ojo y el Sol para ocultarlo. Así, con un margen de error menor al grosor de una uña en 150 metros, Proba-3 ha logrado tomar estas maravillosas imágenes del disco solar. Y, aunque su belleza es indiscutible, se ha prometido la comprensión de las tormentas solares, por lo que los resultados no pueden terminar aquí.

La corona

Cuando presenciamos un eclipse solar en la Tierra, la luna tapa el corazón del Sol, su parte más brillante. Eso permite que distingamos sus contornos que, por lo general, quedan deslumbrados por el resto de la estrella. Salvando las distancias, es parecido a lo que hacemos cuando nos ponemos la mano de visera para ver el horizonte. La estructura que se revela alrededor del disco solar se conoce como “corona” y en ella podemos ver cómo el plasma de la superficie solar sale propulsado como “chorretones” y arcos. Eventos estrechamente relacionados con las tormentas solares. Cuando el campo magnético del sol estalla de este modo, parte de las partículas del plasma abandonan escapan a la gravedad solar. Y, cuando estas partículas llegan hasta nosotros, las que logran atravesar la magnetosfera y la atmósfera terrestres, pueden afectar su carga eléctrica a nuestra tecnología electrónica.

Hasta ahora, la única manera de ver la corona era esperando a que tuviera lugar un eclipse de Sol e, incluso entonces, apenas teníamos 10 minutos para tomar los datos. Ahora, con las simulaciones que proporcionará Proba-3, los científicos podrán tomar imágenes durante horas algo más de una vez al día. Esto significa que podremos recoger muchísima más información y, por ponerlo en cifras, la ESA habla de unas 1.500 horas de eclipse simulado durante los próximos 2 años. Por lo que, aparte de un éxito tecnológico, imágenes estéticas y una misión bastante nacional, Proba-3 nos proporcionará información clave para desarrollar protocolos y tecnologías que nos protejan de las tormentas solares que están por llegar.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Desconocemos lo suficiente como para no poder estimar cuántos años o cuánta información necesitamos para poder crear un plan de defensa planetario frente a tormentas solares. Sin embargo, estas misiones buscan que ese tiempo indeterminado se reduzca, aunque sea, en una cantidad indeterminada.

REFERENCIAS (MLA):