
Astronomía
Fin al misterio centenario del Sol: el descubrimiento histórico que protegerá a la Tierra de su calor
El viejo misterio sobre por qué la corona solar es millones de grados más caliente que su superficie podría tener ya respuesta gracias al hallazgo de unas ondas que transportan energía desde el interior del astro rey

Las tormentas geomagnéticas que amenazan nuestra tecnología podrían tener los días contados. Un hallazgo en el campo de la astrofísica abre una vía inesperada para anticipar con mayor precisión los fenómenos del clima espacial, un avance fundamental para proteger las redes eléctricas y de comunicaciones en la Tierra. La clave reside en la solución a uno de los enigmas más persistentes sobre nuestra estrella.
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De hecho, este descubrimiento pone fin a un debate científico histórico: por qué la corona del Sol, su atmósfera exterior, alcanza temperaturas de millones de grados mientras su superficie apenas supera los miles. La respuesta a un misterio centenario del Sol no estaba en un proceso exótico, sino en un mecanismo de transporte de energía que, hasta ahora, solo existía sobre el papel.
Ahora, un equipo de científicos ha conseguido por fin la primera observación directa de este fenómeno. Se trata de unas esquivas ondas magnéticas, conocidas como ondas de Alfvén torsionales, que se retuercen y ascienden desde las capas inferiores del Sol. Su existencia era una hipótesis teórica, pero nunca se había podido confirmar de manera empírica su presencia a pequeña escala.
En este sentido, las imágenes captadas demuestran cómo estas ondas magnéticas arrastran consigo plasma a altísima velocidad y transportan energía hacia la atmósfera solar en un flujo constante. Al liberarse en las capas más altas, este torrente energético calienta la corona hasta sus temperaturas extremas, un proceso que explica el desajuste térmico, tal y como han publicado en ScienceAlert.
Un mismo motor para dos fenómenos solares clave
Pero la repercusión no termina ahí. Los investigadores sostienen que este mecanismo no solo resuelve el problema del calentamiento coronal, sino que también parece ser la fuerza que impulsa el viento solar. Esta misma energía magnética sería la responsable de lanzar al espacio la corriente constante de partículas que baña todo el sistema solar e interactúa con los planetas, incluida la Tierra.
Asimismo, esta observación, cuyos detalles se recogen en la revista Nature Astronomy, ha sido posible gracias a la tecnología punta del Telescopio Solar Daniel K. Inouye, el más potente del mundo. Sus capacidades han permitido desentrañar la física que gobierna nuestra estrella, inaugurando una nueva era en la física solar y en nuestra capacidad para prever sus efectos directos sobre nuestro planeta.
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