Pasado
El megalodón era más grande de lo que pensábamos
Un estudio sugiere que el mayor tiburón de la historia era incluso más grande, pero también más delgado
Un nuevo estudio sobre el famoso megalodón sugiere que el tiburón más grande de la historia podía ser todavía más grande de lo que sospechábamos. O para ser más precisos: más largo. El megalodón ha sido representado casi siempre como una versión a escala del gran tiburón blanco, una especie de formato XXL. Para que nos hagamos una idea, si un gran blanco mide, como muchísimo, 7 metros, un megalodón se estimaba en unos 20 metros. Ahora, una investigación realizada por 26 expertos y 29 instituciones sugiere que podemos haber estimado mal su tamaño y que, en realidad, era incluso más largo, pero también más delgado.
Puede que algunas personas se sientan estafadas. Porque sí, será más grande, pero también menos corpulento, y eso quiebra las fantasías hipermasculinas que se representan en películas como The Meg, donde un tiburón absolutamente colosal y violento destruye todo a su paso. Porque, al cambiar su estructura corporal, es esperable que también cambie su comportamiento, alejándose del estilo de caza de un gran blanco. En cualquier caso, para fortuna de la humanidad, los paleontólogos no le deben pleitesía al cine y, si hay disenso, la culpa no será de la academia. Así que veamos, cómo tendrían que ser las películas de tiburones testosterónicos para que cumplieran con las últimas evidencias proporcionadas por este estudio.
Un error lo tiene cualquiera
Cada vez que la paleontología afirma algo se alzan las voces más escépticas, apuntalando su desconfianza en el malicioso hecho de que, en el fondo, hay un gran componente especulativo en todo lo que esta ciencia dice. Si bien es cierto que las evidencias de la vida pretérita son parciales y que, por lo tanto, ha de completarse buena parte de la información, esto no quiere decir que se haga de cualquier modo. Eso significa que, del mismo modo que no afirman cualquier cosa a la ligera, cualquier cosa que afirmen estará sujeta a la posibilidad de cambiar en un futuro, a medida que conozcamos mejor el registro fósil. El caso del megalodón podría ser uno de estos últimos.
Las pruebas de su existencia son parciales, lo cual significa que no tenemos ningún esqueleto completo y que, mayormente, se reducen a dientes y vértebras. Sabemos, por lo tanto, a qué género de tiburones se parecen, los Lamniformes. Precisamente por eso se han comparado tanto con el gran blanco, porque pertenecen al mismo género. Sin embargo, hay muchas otras especies emparentadas con estructuras corporales diferentes. Y ahí está la clave de parte del cambio de parecer de la comunidad académica. Porque si tenemos que completar todo lo que no sabemos sobre su esqueleto comparándolo con especies vivas, nuestras estimaciones pueden cambiar mucho según qué elijamos.
Contar no es tan fácil
Las anteriores medidas se deben, en parte, a que tras analizar un conjunto de vértebras fósiles incompletas de un individuo de megalodón, los expertos hicieron una estimación de 9,2 metros. Sin embargo, en este nuevo estudio se calculó que este conjunto de vértebras alcanzaba los 11,1 metros. Si están en lo cierto los nuevos investigadores, sería de esperar que todos los cuerpos de megalodón fueran algo más largos y, debido a algunas características de sus vértebras, estiman que también más estilizados. Esto encajaría más con la morfología corporal de un tiburón mako (Isurus oxyrinchus) que de un gran blanco, por lo que, como avanzábamos antes, su conducta también sería diferente.
Los grandes blancos tienen un modo de caza muy agresivo, aprovechando su corpulencia. Suelen embestir desde las profundidades a sus víctimas, ascendiendo a toda velocidad y asestando una dentellada que las despedaza en muchos casos. Los tiburones mako aprovechan más su agilidad para perseguir a sus presas y abatirlas como si fuera perros de caza (salvando las enormes distancias) Así que, habrá que replantearse muchos detalles sobre esta especie si futuros estudios confirman su nueva apariencia.
En palabras del doctor Sternes, de la Universidad de California Riverside: “"Aunque aún no se sabe exactamente cuánto se alargaba el cuerpo de O. megalodon en comparación con el tiburón blanco moderno, este nuevo hallazgo marca un gran avance científico en la búsqueda por descifrar cómo lucía". Porque así es como funciona realmente la paleontología, especulando de forma prudente y siendo consciente del grado de certeza que tiene cada uno de sus enunciados. Por otro lado, siempre se posible que este descubrimiento no prospere y las nuevas pruebas refuercen, únicamente, las representaciones clásicas del megalodón, más parecido a un tiburón blanco. Lo único que podemos hacer es esperar a que la ciencia vaya desempolvando el pasado.
QUE NO TE LA CUELEN:
- No existe el menor indicio de que el megalodón haya sobrevivido al final del plioceno (hace 2,5 millones de años). No existen restos que podamos atribuir a épocas posteriores y jamás ha sido avistado un ejemplar. De hecho, los palentólogos plantean que el aumento del tamaño de las ballenas tuvo lugar tras la extinción del megalodón al reducir la presión que este depredador ejercía sobre ellas. El hecho de que las grandes ballenas sigan poblando los mares y que no aparezcan cadáveres con dentelladas de un tamaño atribuible al megalodón hacen extremadamente improbable que siga vivo.
REFERENCIAS (MLA):
- Sternes, et al., “White shark comparison reveals a slender body for the extinct megatooth shark, Otodus megalodon (Lamniformes: Otodontidae)” Palaeontologia Electronica 10.26879/1345
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