Experimentos espaciales

La NASA envía ratones al espacio: el resultado aclara por qué el ser humano no podría vivir en otro planeta

Este problema encuentra su origen en la gravedad y cómo esta afecta al organismo del animal. Estas consecuencias podrían ser trasladadas a los humanos si permanecen mucho tiempo en el espacio

Ratones en un laboratorio
La NASA envía ratones al espacio: el resultado aclara por qué el ser humano no podría vivir en otro planetaDreamstime

En una de las últimas investigaciones que la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA, ha llevado a cabo, la propia organización ha constatado unos problemas fatales para el ser humano y su capacidad de subsistencia fuera de la atmósfera de nuestro planeta. A lo largo de la historia, la ayuda de los animales nos ha proporcionado grandes cambios en materia de evolución y este nuevo caso es uno de ellos. En este caso, la Administración llevó a cabo una investigación con unos ratones enviados a la Estación Espacial Internacional que estuvieron un total de 37 días en órbita.

Tras varios estudios se comprobó que, en efecto, los ratone habían sufrido un grave asunto de salud que sorprendió a los científicos por su probable extrapolación al ser humano. Asimismo, la contracción de esta terrible cuestión de salud no debe su razón a la radiación sino precisamente a la gravedad o, más bien, al esfuerzo gravitacional en las extremidades más empleadas. A raíz de este descubrimiento, los resultados fueron expuestos con detalle. Tal y como informan, la estructura ósea de los animales había sido deteriorada afectando en mayor medida a las zonas antes mencionadas. Esto supone un precedente a considerar en las futuras expediciones espaciales.

El descubrimiento de la NASA con ratones

El problema principal del daño estructural sufrido durante su viaje al especio fue notable en las áreas con mayor influencia de peso, es decir,. las que más soportan como los fémures. Por tanto, el mayor desperfecto se produjo en las extremidades inferiores con una capacidad de movimiento notable, mientras que, por el contrario, en otros huesos situados en zonas menos ejercitadas el desgaste fue casi imperceptible, por lo que, la hipótesis de esta rotura se confirma con conocimiento de causa sobre esta parte del cuerpo. Para una mayor comprensión de lo que realmente había sucedido se llegó a una comparación animal entre un grupo de ratones que no había sido trasladado a la órbita y el conjunto e la expedición.

Una vez analizados ambos se llegaron a las conclusiones de manera clara agregando una nueva preocupación en el campo científico sobre cómo afrontar esta problemática en el futuro y, sobre todo, para que no afecte al ser humano en sus futuras travesías. Lo que más sorprendió a los investigadores fueron las zonas específicas en las que se desarrollaban estas roturas. "Si la radiación o un factor sistémico fueran responsables de la pérdida ósea, lo normal sería encontrar alteraciones generalizadas", explican. Es por tanto un hecho, la razón primera de esta causa identificada como los efectos gravitatorios dejando de lado cualquier otra fuente de deterioro posible,

Las consecuencia en el organismo son definitivas

Si bien en estudios anteriores ya se había dejado claro la posibilidad de este caso, de hecho se estima que por cada mes en el espacio, el ser humano pierde un uno por ciento de su capacidad ósea, la realidad es que todo apunta a que no hay solución científica posible para este problema. Estos efectos se asemejan en su desarrollo al funcionamiento de la osteoporosis, aunque con una velocidad mucho más avanzada. Asimismo, en los ratones que habían sido enviados al espacio se diagnosticó una osificación prematura, por la que el cartílago se convierte en hueso antes de lo habitual suponiendo un alto en el crecimiento del organismo que se desarrolla de manera anómala a la comúnmente conocida.

Finalmente se descartaron en el análisis causas propias emocionales, como el estrés de la operación, dando toda la importancia de lo sucedido a la actividad en microgravedad. Ahora la NASA trabaja en una forma de contrarrestar todo lo sucedido, con ejercicio físico, o sistemas de resistencia mecánica para tratar de reducir este deterioro óseo en cierta manera y, una vez conseguido, probar con su regeneración. Sin embargo, es toda una incógnita lo que sucederá en el porvenir de este problema que, por el momento, asegura una compleja situación venidera.